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El Ejercicio Del Perdon En El Matrimonio


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2013  •  966 Palabras (4 Páginas)  •  293 Visitas

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El ejercicio del perdón en el matrimonio

Karla Espinal

En el matrimonio, donde la convivencia de la vida diaria produce roces, malentendidos, desacuerdos, frustraciones y enojos, es necesario ejercitarse en conceder y pedir perdón.

¿Por qué perdonar?

El perdón es una orden de Dios. Así como fuimos perdonados por El, a través del sacrificio de Su Hijo Jesucristo, también debemos hacerlo nosotros. Perdonar no es una debilidad, no es falta de dignidad; es un acto de misericordia, donde los mayores beneficiados somos nosotros, porque al perdonar evitamos que crezca en nuestro corazón amargura, ira, rencor, resentimiento y venganza, sentimientos que traen sufrimiento, dolor y quitan el gozo de vivir.

"Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. Efesios 4:31-32

¿Por qué tengo que dar el primer paso si soy el ofendido? No hay que esperar a que el ofensor se acerque a pedirnos perdón, porque mientras más tiempo pase, más meditaremos en la ofensa, mas crecerá, más dolor causará. Más bien, lo más pronto posible y aunque no tengamos el deseo de hacerlo, tomemos la decisión de perdonar, no porque el otro lo merezca, sino porque queremos sanar el corazón, sacar el dolor y vivir en libertad.

Es posible que el dolor no desaparezca inmediatamente, pero si cada vez que el suceso viene a nuestra mente recordamos que ya perdonamos, con el tiempo la herida sanará y dejará de afectar nuestra relación.

Las ofensas provenientes de nuestros seres queridos suelen doler más porque, al daño recibido se le suma el sentimiento de haber sido de alguna manera traicionados en nuestra confianza, nuestros afectos o nuestras expectativas.

Por eso los errores entre esposos tienden a convertirse no sólo en “problemas por resolver” sino en “dolores del corazón” que amenazan la relación misma y que hacen hasta dudar del amor. Muchas parejas empiezan así por preguntarse: ¿pero cómo pudo hacerme esto? ¿Cómo a mí que tanto lo quiero, o que tanto he hecho o dado por él o por ella?

“Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: -Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces? -No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces le contestó Jesús” Mateo18:21-22

Es muy fácil herir a las personas que más amamos. Ofendemos cuando nuestras palabras o acciones van en contra del bienestar del otro. Aunque hay ofensas evidentes, existen otras que pueden pasar desapercibidas, como cuando dejamos de cumplir una promesa, cuando llevados por el enojo decimos cosas que no sentimos, o simplementecuando ignoramos las necesidades del cónyuge.

Es por eso que si nos damos cuenta que hemos lastimado, intencionalmente o no, los sentimientos

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