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El Escogió Los Clavos


Enviado por   •  20 de Junio de 2014  •  5.166 Palabras (21 Páginas)  •  784 Visitas

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El escogió los clavos

Max Lucado

A Cristo Jesús

Porque tú escogiste los clavos

© 2001 Editorial Caribe

una división de Thomas Nelson, Inc.

Nashville, TN—Miami, FL (EE.UU.)

E-Mail: editorial@editorialcaribe.com

www.editorialcaribe.com

Título en inglés: He Chose the Nails

© 2000 Max Lucado

Publicado por Word Publishing

una división de Thomas Nelson, Inc.

Nashville, TN—Miami, FL (EE.UU.)

Traductor: Eugenio Orellana

Diseño interior: A&W Publishing Electronic Services, Inc.

ISBN : 0-88113-609-3

Reservados todos los derechos.

Prohibida la reproducción total o parcial

de esta obra sin la debida autorización

de los editores.

Impreso en EE.UU.

Printed in U.S.A.

CONTENIDO

Reconocimientos

1. ¿Hiciste esto por mí?

2. «Yo compartiré tu lado oscuro»

La promesa de Dios en el escupo del soldado

3. «Yo los amé tanto que me hice como uno de ustedes»

La promesa de Dios en la corona de espinas

4. «Yo te perdoné»

La promesa de Dios en los clavos

5. «Te hablaré en tu propio idioma»

La promesa de Dios a través del letrero

6. «Te dejaré que escojas»

La promesa de Dios a través de las dos cruces

7. «No te abandonaré»

La promesa de Dios en el camino

8. «Te daré mi túnica»

La promesa de Dios

9. «Te invito a entrar a mi presencia»

La promesa de Dios a través de la carne lacerada

10. «Yo entiendo tu dolor»

La promesa de Dios en la esponja empapada en vinagre

11. «Yo te he redimido y te guardaré»

La promesa de Dios en la sangre y el agua

12. «Te amaré para siempre»

La promesa de Dios en la cruz

13. «Yo puedo transformar tu tragedia en victoria»

La promesa de Dios en el sudario

14. «Yo he alcanzado la victoria»

La promesa de Dios en la tumba vacía

15. ¿Qué dejarás tú en la cruz?

Palabras finales

Guía de estudio

RECONOCIMIENTOS

Estoy aplaudiendo. Ya que los libros no tienen altavoces, tú no me puedes oír. Pero créeme. Estoy ofreciendo un estruendoso aplauso y una ovación de pie a:

Liz Heney y Karen Hill, mis editoras. Ustedes son siempre tan buenas al darme un empujón, pero esta vez una se puso detrás para empujarme y la otra se puso delante para halarme. Este viejo burro suele ser muy terco. Gracias por llevar este proyecto hasta el final.

Dr. Roy B. Zuch del Seminario Teológico de Dallas. Sus sugerencias fueron de gran valor.

Steve Halliday. Otro libro, otra gran guía de estudio.

Carol Bartley y Laura Kendall. Les estoy muy agradecido por su precisión con el manuscrito.

La familia de Word. Me siento honrado de ser parte de ustedes.

La Iglesia de Cristo de Oak Hills y su personal. No hay lugar donde más desee estar el domingo que con ustedes.

Gratitud especial a Buddy Cook, al Club de Golf de Texas y a la Academia de Golf La Cantera. Steve y Cheryl Green. El diccionario define la palabra amigo, pero ustedes le dan vida. Gracias por todo lo que hacen.

Al creyente ruso que un domingo, hace de esto algunos años, dejó sobre mi escritorio una cruz. En una nota me decía cómo había hallado una nueva fe en Jesús, la que lo había llevado a recuperar los clavos de una vieja iglesia rusa abandonada. Puso los clavos en la cruz y tejió alrededor de ella una corona de alambre de púas. Esta impresionante obra de arte cuelga en la pared de mi oficina y aparece en la cubierta de este libro. Mi gratitud a esa persona cuyo nombre desconozco pero cuyo corazón conozco muy bien.

Mis hijas Jenna, Andrea y Sara. Sin duda, ustedes han sido muy pacientes mientras se escribía este libro. ¡Gracias! Esta noche llegaré temprano a casa.

Mi esposa Denalyn. Mi amor por ti cesará el mismo día que cese el amor de Dios.

Tú, lector. Si estas divagaciones te revelan alguna verdad acerca del verdadero Autor, todos nuestros esfuerzos habrán valido la pena.

Y tú, Jesús, ante quien todos nos ponemos de pie para ofrecerte un estruendoso aplauso. Una cosa es escribir y leer esta historia. Otra muy diferente es vivirla. Y tú la viviste.

Hace mucho tiempo, aun antes que se hiciera el mundo, Dios nos amó y nos escogió en Cristo

para que fuéramos santos y sin falta ante sus ojos.

Su plan inalterable ha sido siempre adoptarnos en su propia familia al atraernos a sí mediante Cristo Jesús.

Y esto le dio una gran satisfacción.

Por eso alabamos a Dios. Por la bondad maravillosa que ha derramado sobre nosotros porque pertenecemos

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