El Matrimonio Y La Sociedad Actual.

El matrimonio católico: un bien de la sociedad actual.

Por Simón Villegas Restrepo

Nadie duda que la familia sea la base de la sociedad. Es, en primer lugar, el primero de los medios de socialización y la más básica forma de sociedad. Es, pues, que cuidar la familia es cuidar la sociedad misma, porque si nuestros cimientos fallan, el edificio llamado sociedad se derrumbará sin remedio, por lo que debemos preguntarnos: ¿cómo se puede proteger a la familia y de este modo cuidarnos a todos como humanidad? Y ¿cuáles son esas amenazas del mundo actual a la vida familiar?

Para empezar, será necesario definir a la familia. Ésta es, según la RAE, un “Grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas.” Sin embargo, esta definición se queda corta a la hora de hablar de la familia, pues ésta, es mucho más que el simple parentesco y convivencia común, la familia es un lugar de comunión, para encontrarse con el otro, para vivir una experiencia de amor de plenitud y de trascendencia hacia los demás; ya lo decía Juan Pablo II: "La familia es para los creyentes una experiencia de camino, una aventura rica en sorpresas, pero abierta sobre todo a la gran sorpresa de Dios, que viene siempre de modo nuevo a nuestra vida". Sin embargo, para hablar el lenguaje actual del mundo, puede omitir el lector, si le incomoda o si lo considera inapropiado para los seres racionales, lo relativo a Dios y lo puede llevar a un ámbito de la persona misma, de sí mismo. Porque en el catolicismo, hablar de Dios, es hablar de sí mismo. Así, la familia es un lugar para salir al encuentro con los otros y con nosotros mismos. Salir de sí mismo es, claro, vencer el egoísmo y si miramos la vida actual del mundo: ¿no es acaso el egoísmo el causante de las grandes penurias de la humanidad? Es, pues, que la familia que sea de la que estemos hablando, incluso la familia humana, debe estar cargada de un enorme sentido de trascendencia para que ésta, pueda edificar una sociedad de amor que respete la dignidad humana.

Ya habiendo hecho una aproximación a lo que es una familia y a lo trascendente que puede ser para el ser humano su vivencia plena, hablaré ahora de cómo se conforma una familia, pues si mi propósito en este texto es proponer una familia que pueda ayudar a que nuestra sociedad sea más unida y en paz (porque lastimosamente, hay núcleos familiares destruidos que no ayudan a cultivar este reconocimiento por las demás personas), es necesario entonces hablar de cómo conformar esta familia, de modo que se pueda lograr nuestro objetivo. La cualidad básica por la que surge una familia es por el vínculo de los seres humanos. Para hablar de la típica familia occidental, diremos que este vínculo se da por el matrimonio. En resumen: la unión de un hombre y una mujer va a ser la semilla de y la familia misma. Sin embargo, este vínculo se puede dar por muchos motivos (dinero, presión social…), por lo que una simple unión, el sólo matrimonio, no será sinónimo de una familia que salga a un encuentro llenador con el otro. No, el matrimonio, la unión, debe ser también una unión que vaya al verdadero encuentro con el otro y que permita vivir el amor. Miles de ejemplos vemos en la postmodernidad: cada día más divorcios, infelicidad en el matrimonio… ¿Qué nos quiere decir esto?: que no basta con la simple unión matrimonial, que este matrimonio, base de bases, debe ser fuerte y debe permitir que cada uno de los que conforman esta unión, salgan de sí mismos; que el matrimonio debe tener unas características especiales para lograr la comunión de los esposos. Es, pues,

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