El Peligro De Juzgar A Los Demas
MinisterioRhema13 de Mayo de 2014
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“Romanos, una carta que provoca un avivamiento”
“El peligro de juzgar a los demas”
Texto: Romanos 2
Entonces vemos en Romanos 2:1 que este grupo de gente no es la que resiste la verdad, no es la injusta o inmoral sino que le habla a gente que trata de hacer el bien. Aun ellos necesitan el perdón de Dios y la salvación.
Puntualmente, de lo que habla el apóstol es que la debilidad de este segundo grupo tiene que ver con verse más espiritual y con derecho a juzgar a otros. Lo cual es tan pero tan común hoy en día que cada uno de nosotros debería analizar sinceramente si no es nuestro caso también.
El pecado de juzgar es uno de los peores errores. Tiene que ver con el pobre que critica al rico y el rico que juzga al pobre. Con la queja a los gobernantes o familiares, jefes o pastores. Es más, algunos se intentan excusar diciendo: “Yo no critico, solo digo la verdad, la pura realidad”.
Sin embargo, la única diferencia con lo que está enseñando el apóstol, es la semántica. Este es un problema tremendo en la humanidad.
El juzgar a otros no es discriminación u opinión sino que es condenación
El juzgar no significa simplemente discriminar o señalar sino más bien condenar o sentenciar. Cuando juzgas la conducta de otro, lo que haces es condenarlo a la opinión de los demás. Es sacar una conclusión evaluando solamente el accionar, creyendo entender las motivaciones y las intenciones de otro y provocando que los que te oyen ya no miren a esa persona como antes. Y aunque uno crea que está en lo correcto, el único que conoce los corazones es Dios.
Uno juzga según la apariencia, y siempre se equivoca, puesto que solo Dios juzga la verdad.
Todos necesitamos el toque del Señor. Si sientes que no eres tan mala persona, que no le haces mal a nadie… entonces este sermón es para ti.
¿Te excusas a ti mismo?
Una de las características de quien juzga a otros es que se excusa a sí mismo. Esto es típico de la naturaleza humana pensar que todo el mundo hace mal, menos uno mismo. La peor clase de orgullo es el espiritual, y se refleja en aquél que dice “Gracias Señor porque no soy como esa persona”. Todos mientras juzgamos a otros tratamos de minimizar nuestros errores. Es cuando decimos: “Yo no murmuro, sino que comparto una preocupación” o “No soy crítico… soy observador” o “No soy perezoso, soy tranquilo” o “Yo nunca llego tarde… sino que otros me demoran” o “No soy negativo, soy realista”. Y siempre terminamos excusándonos por nuestras debilidades, tratando que nos vean menos culpables.
Pero cuando nos sinceramos delante de Dios es cuando podemos reconocer su obra maravillosa en nuestra vida y podemos valorar y adorar con pasión y agradecimiento a Señor por su misericordia.
Todo aquél que juzga a otros, se está equivocando porque solo el juicio de Dios es justo. Y la medida que usa es su percepción de sí mismo, lo cual es sumamente subjetivo, por supuesto. Dios juzga según la verdad. Inclusive a veces juzgamos en otros lo que nosotros mismos no tenemos resuelto; como por ejemplo el orgullo o la violencia de otro, cuando nosotros mismos tenemos problemas con nuestro carácter.
Todos somos deudores de Dios y necesitamos de su gracia para ser salvos. Los que lo saben y los que creen que no lo necesitan: todos.
El que juzga, malinterpreta la bendición de Dios
Si eres una persona respetable no es para sentirte mejor que los demás sino que es para que ayudes con amor a los que necesiten de tu apoyo. Es como dice el versículo 4 de este mismo capítulo. La paciencia que ha tenido Dios para ti, es lo que debes darle a los demás. Hemos gozado de la máxima expresión de amor de Dios, ¿Cómo ser crueles e impacientes con otros?
Y si vemos en el versículo 5, el que juzga sin piedad, lo que recogerá en el futuro
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