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Enciclica Del Papa


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2013  •  1.183 Palabras (5 Páginas)  •  398 Visitas

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CAPÍTULO PRIMERO

HEMOS CREÍDO EN EL AMOR

(cf. 1 Jn 4,16)

Abrahán, nuestro padre en la fe

La fe nos abre el camino y acompaña nuestros pasos a lo largo de la historia. Por eso si queremos entender que es la fe tenemos que entender su recorrido, el de los hombres, creyentes. Uno de ellos es Abrahán: Dios le dirige la Palabra, se revela como un Dios que habla y lo llama por su nombre. Abrahán no ve a dios pero oye su voz.

La fe es la respuesta a una Palabra que interpela personalmente, a un Tú que nos llama por nuestro nombre.

Esta palabra cumple con una promesa y una llamada. La llamada es lo que se le pide a Abrahán en esta palabra es que abandone su tierra y comience una nueva vida y una promesa la cual es: tu descendencia será numerosa, serás padre de un gran pueblo (cf. Gn 13,16; 15,5; 22,17).

La fe acoge esta Palabra como roca firme, para construir sobre ella con sólido fundamento. Por eso, la Biblia, para hablar de la fe, usa la palabra hebrea’emûnah, derivada del verbo ’amán, cuya raíz significa « sostener ». El término ’emûnah puede significar tanto la fidelidad de Dios como la fe del hombre.

Un último aspecto de la historia de Abrahán es importante para comprender su fe. La Palabra de Dios, aunque lleva consigo novedad y sorpresa, no es en absoluto ajena a la propia experiencia del patriarca. Abrahán reconoce en esa voz que se le dirige una llamada profunda, inscrita desde siempre en su corazón. Dios asocia su promesa a aquel « lugar » en el que la existencia del hombre se manifiesta desde siempre prometedora: la paternidad, la generación de una nueva vida: « Sara te va a dar un hijo; lo llamarás Isaac » (Gn 17,19)

Para Abrahán, la fe en Dios ilumina las raíces más profundas de su ser, le permite reconocer la fuente de bondad que hay en el origen de todas las cosas, y confirmar que su vida no procede de la nada o la casualidad, sino de una llamada y un amor personal. El Dios misterioso que lo ha llamado no es un Dios extraño, sino aquel que es origen de todo y que todo lo sostiene. La gran prueba de la fe de Abrahán, el sacrificio de su hijo Isaac, nos permite ver hasta qué punto este amor originario es capaz de garantizar la vida incluso después de la muerte.

La salvación mediante la fe

A partir de esta participación en el modo de ver de Jesús, el apóstol Pablo nos ha dejado en sus escritos una descripción de la existencia creyente. El que cree, aceptando el don de la fe, es transformado en una creatura nueva, recibe un nuevo ser, un ser filial que se hace hijo en el Hijo. « Abbá, Padre », es la palabra más característica de la experiencia de Jesús, que se convierte en el núcleo de la experiencia cristiana (cf. Rm 8,15)

Se dice que la fe es la nueva lógica centrada en cristo.

Aquel que tiene fe en cristo tendrá salvación porque el amor a cristo y creer en el nos salva desde adentro ya que en él la vida se abre radicalmente a un Amor que nos precede y nos transforma desde dentro, que obra en nosotros y con nosotros.

Se dice que no hay que preguntarse quien subirá al cielo o quien no lo hara, ya que Dios baja hacia nosotros por medio de que creemos

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