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“Ensayo sobre el ágape”


Enviado por   •  29 de Agosto de 2012  •  7.320 Palabras (30 Páginas)  •  415 Visitas

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“Ensayo sobre el ágape” Mtro. Guillermo Jorge Silva Martínez. Enseguida ofrezco algunas conclusiones provisionales referidas en exclusivo a la teoría del ágape investigada como antecedente a la teoría de la caridad, que es nuestro tema doctoral. La investigación crítica de una teoría de la caridad tiene sin duda muchas formas de poder abordarse y una primera que hemos elegido es la de desarrollar de manera general una teoría del ágape, en razón de que este concepto griego, cuyo significado es el de amor, ha sido visto tradicionalmente como el antecedente del que deriva la caritas cristiana. La revisión de una teoría del ágape nos ha ofrecido sin duda algunos datos reveladores que seguramente nos servirán de apoyo en nuestro empeño de construir una teoría de la caridad cristiana. Un primer dato es el que se refiere a la ubicación del término ágape en los escritos bíblicos. Para empezar, veamos cuáles fueron los términos griegos usados para hablar del amor y cómo sucedió que finalmente ágape fue elegido por los escritores cristianos para hacer girar en él las relaciones entre Dios y la comunidad de creyentes en una nueva fe. Pues bien, fueron varios los términos del griego clásico que pueden traducirse como amor, ellos fueron (storge), (philía), (eros) y (ágape). Storge se vinculaba más al afecto familiar; philía era un concepto que se refería a una relación de mayor calidez, intimidad y afecto, pero limitado a los seres queridos más cercanos como los amigos, en tanto que eros se asociaba más al amor sexual o la pasión erótica. En cuanto a su frecuencia, el término de ágape fue muy poco usado en el periodo de la Grecia clásica, se le entendió como un saludo afectuoso o una forma de preferir algún objeto, animal o situación; en estos casos se hablaba por ejemplo del amor al dinero o a las piedras preciosas. El significado central de ágape dentro del cristianismo (aunque no el único, como veremos) fue el de amor divino, en oposición a términos como los de eros, que tenía una fuerte carga sexual o de philía, que se refería más al amor fraterno entre personas cercanas. Ágape resultó ser el concepto más adecuado, que siendo poco usado, serviría para expresar las múltiples variantes del amor entre Dios y los hombres. El término de ágape no fue muy usado en los escritos griegos profanos; sin embargo, fue de uso frecuente por parte de los escritores cristianos helenizados, al grado de llegar a pertenecer en exclusiva a la literatura cristiana.

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Trataremos de determinar ahora la recurrencia del término ágape en los escritos bíblicos, que como sabemos, se dividen básicamente en Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. El texto del Antiguo Testamento fue escrito originalmente en hebreo. Los términos hebreos de amor son ahabah, hesed, hen y riham; de ellos el término de hesed expresa sobre todo el amor divino. De manera que el término de ágape no aparece originalmente en el Antiguo Testamento, por la sencilla razón de que estos libros fueron escritos en hebreo. Los judíos helenizados fueron los que comenzaron a traducir la Biblia judía, del hebreo al griego. La versión griega completa se conoció como Septuaginta o de los setentas, misma que fue hecha en Alejandría entre 285 a.C. y los comienzos de la era cristiana. Sin embargo, en la Septuaginta, es muy escaso el uso del término ágape: se utilizó, por ejemplo como opuesto a misos (odio); en el Cantar de los Cantares y en Jeremías (2:1-2) aparece para referirse refiere al amor entre los desposados y en el libro de Sabiduría tiene dos usos, uno como amor de Dios y otro como amor a la sabiduría.

Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento hablan del amor, pero si nos atenemos a los escritos originales, ágape se restringe al Nuevo Testamento, que fue redactado originalmente en griego.1 El concepto de amor en el Nuevo Testamento muestra una cierta influencia respecto de la noción hebraica de amor (hesed) y de los diversos términos griegos de amor, sobre todo el de ágape. En relación a los escritores del Nuevo Testamento, dice J. Bruce Long: “ellos pueden haber sentido que ágape estaba más cercano al significado de hesed, amor convenido, en la Torah”2. A diferencia de su escaso uso en el Antiguo Testamento de la Septuaginta, el uso de ágape es central en el Nuevo Testamento. Esto es, es el término más comúnmente usado y el más importante para referirse a amor. No es sino con la aparición del Nuevo Testamento, dentro del cristianismo, que el término de ágape adquiere mayor relevancia.

Sin embargo, en lo que se refiere al uso de ágape en el Nuevo Testamento, nuestro estudio nos ofreció un dato más revelador. El término de ágape dentro del Nuevo Testamento es muy escaso en los Evangelios llamados sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas, así como en los Hechos de los apóstoles).3 El término de ágape, en toda su extensión y profundidad se encuentra en las cartas de Pablo y de Juan. Esto nos hace suponer que ágape no es un término comúnmente usado por Jesús (cuya existencia histórica es apenas sostenible) o por los primeros

1 Por cierto que el Nuevo Testamento fue escrito en un mal griego, de acuerdo a la opinión de diversos intérpretes como Federico Engels y Fernando Vallejo, entre otros. Trataremos de contribuir a confirmar esta idea con nuestros análisis lingüísticos. 2 J. Bruce Long, “Love”, en Mircea Eliade, The Encyclopedia of Religión, vol. IX, p. 37. 3 Véase, Mateo 24:12 y Lucas 11:42. Así lo comentan Cross, The Oxford Univeresity of the Christian Church, p. 23 y el propio Nygren en Eros y ágape, p. 108.

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cristianos, sino más bien un término de autoría específica, esto es, atribuible a Pablo y a Juan. Y si de acuerdo al canon bíblico –que por cierto abunda en imprecisiones- los escritos de Pablo son previos a los de Juan, tenemos que suponer que la teoría del ágape es de cuño eminentemente paulino. Se le debe a Pablo la utilización del término ágape para referirse al amor divino. Esto es que Pablo no sólo es el creador del mito de Jesús, el difusor del cristianismo como pretendida religión universal y el constructor de las bases de la Iglesia cristiana, sino que fue también Pablo el creador de la teoría del ágape como base ética de las relaciones entre los cristianos. Por su parte, Juan le dio solidez argumentativa a la teoría del ágape, ofreciendo aspectos que amplían y completan la visión paulina. De manera que la propuesta del amor de Dios, tan característica del cristianismo, tiene nombres y apellidos, se llaman Pablo y Juan. No fue la palabra de Dios, sino la palabra de Pablo y Juan quienes le dieron al ágape la dimensión que actualmente tiene, al grado que al cristianismo se le considera como la Religión del amor. Todo esto nos sugiere una idea clara,

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