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Fe Y Conversion


Enviado por   •  14 de Octubre de 2012  •  1.374 Palabras (6 Páginas)  •  318 Visitas

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“fe y conversión”

Cátedra: Cristología Bíblica

¿Cómo recibir el reino de Dios?

Seguir a Jesús desde la fe y conversión

Preguntarse acerca del Reino de Dios hoy, es en extremo difícil. Por un lado, el cristianismo comunica su mensaje de salvación al mundo porque sabe que su contenido es universal y atañe a la naturaleza humana. Y por otro, observamos al mundo que vive fuera de este mensaje, con otros criterios y valores, donde no tiene cabida el cristianismo. Además, pensar hoy en reinos es hablar de entes, instituciones y países que someten y ejercen poder frente a otros para lograr objetivos, generalmente de índole económico. Es por ello que adentrarse en el reinado de Dios, observar cómo podría reinar Dios en la vida del mundo y en la propia, resulta ser una realidad nueva, que sale de los esquemas y a la que debemos acercarnos de a poco y acompañados preferentemente de la Palabra misma de las SSEE y bajo la interpretación dada por la Madre Iglesia para que este conocimiento sea fiel al mensaje originario.

La persona de Jesús, mostrada en la SSEE y proclamada como Mesías, salvador y rey de los judíos, según lo muestran los libros del NT, predicó la Buena Noticia y fue signo central de la llegada del Reino de Dios a los hombres, llegando a identificarse completamente con Él. Eso es lo que descubrimos observando su vida, sus palabras y gestos reunidos en el Evangelio. Que él mismo es EL REINIO DE DIOS, es por medio de Jesús que somos salvados, redimidos del pecado, llamados hijos de Dios, hermanos y vueltos a la verdadera vida, donde unidos a nuestro Padre Dios, movidos por el Espíritu Santo y según su testimonio, en plenitud desplegamos nuestras habilidades y potencias y nos desarrollamos con individuos y personas .

Así podemos verlo en Lucas 17, 20-25, Los fariseos le preguntaron a Jesús cuándo llegará el Reino de Dios. Él les respondió: "El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: "Está aquí" o "Está allí". Porque el Reino de Dios está entre ustedes". Jesús dijo después a sus discípulos: "Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán. Les dirán: "Está aquí" o "Está allí", pero no corran a buscarlo. Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día. Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación". Vemos claramente en esta cita que Jesús se identifica con el Reino de Dios y afirma que el Reino ha llegado, su presencia está entre nosotros, Dios ha hecho morada en su pueblo y más aún en el Hombre.

La pregunta es entonces ¿Cómo reaccionar frente a esta nueva noticia de Jesús? Una forma de intentar responderla es acudir al Evangelio y ver cómo mostró Jesús la llegada del Reino de Dios, cómo reaccionaron las personas que le escucharon, cuáles fueron las principales dificultades, y buscar en ello similitudes que puedan esclarecer las propias inquietudes.

Al leer el Nuevo testamento, nos encontramos con el evangelista Mateo quien escribe que en el comienzo de su misión, Jesús, luego de ser arrestado Juan se retiró al desierto y desde entonces comenzó a proclamar: ¡arrepiéntanse que está cerca del reino de los cielos! Y consecutivamente llamó a sus primeros discípulos , “ellos inmediatamente, dejando a la barca y a su padre, le siguieron” . Como vemos, el primer anuncio que Jesús hace en el comienzo de su vida pública se refiere al contenido central de su mensaje: la llegada del Reino de Dios y al que añade, ¡arrepiéntanse!, o sea el arrepentimiento de quien espere recibir este mensaje es un paso fundamental.

Por otro lado, Marcos, en su Evangelio nos muestra que Jesús iniciando su proclamación también después del arresto de Juan Bautista y dirigiéndose a Galilea, decía: “Se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de Dios. Arrepiéntanse y crean en la Buena Nueva” . Y caminando junto al Lago de Galilea, llamó a sus primeros discípulos: “Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres, Inmediatamente, dejando las redes, le siguieron” . Marcos nos aporta aquí la información de que dejándolo todo, los discípulos siguieron a Jesús con tono de absoluto, lo que puede reflejar que hubo un cambio radical de vida en este seguimiento.

Si buscamos signos comunes, podemos ver en ambos relatos que los discípulos al oír la voz de Jesús no quedaron indiferentes, quizás podríamos pensar que algo conocían de él, tal vez habían escuchado comentarios o sintieron curiosidad por esta voz que se mostraba tan segura, tan fuerte, tan radical. No sabemos qué los motivó en una primera instancia a escuchar esta llamada personal, pero lo que sí podemos verificar es que ellos creyeron, quizás por intuición, o lo más probable que movidos por el Espíritu Santo. Sin saber con anterioridad todo lo que significaba y todo lo que vendría tras su decisión de confiar, ellos creyeron en Jesús y dieron un salto de fe, dejándolo todo, le siguieron.

Tener fe en general es confiar en algo o alguien, como lo vemos en la decisión de los discípulos frente a Jesús, pero además en la religión católica, la fe posee un significado más amplio, puesto que también es una de las virtudes teologales o sea la fe es un asentimiento a la revelación de Dios, como vemos en Jesús es el mismo Dios que se revela. Otro punto es, además, que al creer, los discípulos dan autoridad a aquello que están aseverando, creen en Jesús, en lo que él es y por tanto en lo que predica, es el enviado de Dios.

Luego de creer, según el evangelista Marcos, ellos dejando las redes, le siguieron. O sea inmediatamente como efecto y acción, los discípulos dejaron de hacer y creer lo conocido y rutinario hasta ese momento y adhirieron al mensaje de Cristo sumándose a su misión, con el desafío de convertirse en pescadores de hombres. Aquí comprobamos que un segundo paso fundamental que la persona debe tomar frente al llamado de Cristo para acoger la Buena Noticia de que Dios se ha revelado a su pueblo es la conversión.

Una vez que se ha visto a Jesús, no se puede quedar indiferente, lo comprobamos en el evangelio en innumerables ocasiones, muchos al escucharlo lo seguían; unos de cerca, otros sólo escuchaban y luego se retiraban a sus casas, otros como los escribas y fariseos murmuraban y criticaban sus acciones y que llamara a Dios, Padre. Algunos creían firmemente en él y otros lo pensaban como charlatán y pecador, pero nadie, ante el mensaje que vivía y predicaba, quedaba y pensaba del mismo modo cuando le conocía.

Pero ¿Por qué se debe dar una cambio de vida al acoger a Jesús como enviado de Dios? Si vamos al evangelio, sus pasajes y citas nos muestran varios de sus dichos, sin embargo nos podemos dar cuenta que lo que hace mayormente es mostrar la vida de Cristo, puesto que hacía lo que predicaba y vivía en coherencia integra, la mejor forma de dar testimonio de la verdad de Él y su mensaje es mostrar sencillamente cómo vivió ese mensaje. Sus discípulos, aquellos que le creen, entonces deben vivir íntegramente ésto, hacer y vivir según su fe en Jesucristo y así dar fe de la verdad: que Jesús es el Hijo de Dios vivo, como lo confesó Pedro en Cesarea y que para esto hemos venido al mundo, para dar testimonio de la verdad de Cristo.

Nos damos cuenta entonces, que al enfrentarnos a esta nueva verdad, Jesús transforma nuestras vidas, pero antes nosotros debemos dar una respuesta al primer llamado, y que sólo con una actitud constante de fe y conversión podemos hacernos parte cada vez más profundamente, del reinado de Dios en el mundo y en la propia vida.

El principal desafío como cristianos es que nuestras acciones hablen por sí solas y que sólo viéndonos puedan saber que confesamos una sola fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y que Jesucristo es hoy, ayer y siempre, el Señor de la vida y de la historia.

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