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Generalidades de los ejercicios Ignacianos

adafar3192Tutorial11 de Febrero de 2014

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CAPITULO I.

GENERALIDADES DE LOS EJERCICIOS IGNACIANOS

¿Que es hacer Ejercicios?

El Padre Tirso Arellano, S.J., en su valioso Manual, presenta los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de manera precisa, De ahí que transcribamos ahora esa Presentación (3).

"El silencio te habla.

Encuéntrate a ti mismo en el silencio.

Ponte en marcha, al encuentro del silencio.

Quien dice silencio, dice Ejercicios en retiro: oasis de paz, remanso de calma, alto en el camino.

El silencio pacifica el alma, tonifica los nervios, sosiega el espíritu.

Y hace hallar a Dios.

El altavoz de Dios es el silencio.

A eso vienes: a pasar unos días a solas contigo mismo y con Dios.

A hacer Ejercicios.

Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.

No te imagines que los días que vas a pasar aquí van a ser días tristes y aburridos: tendrás ocupación abundante e interesante.

No creas que vas a tener muchos rezos y a oír largos sermones.

Los días de Ejercicios son días alegres y tranquilos. Lo que tendrás que hacer en ellos será pensar mucho.

Hacer Ejercicios no es solo oír conferencias sobre timas de espiritualidad.

Hacer Ejercicios es trabajar intensamente durante varios días en vencerse a si mismo, en dar orientación definitiva a su vida y poner orden perfecto en ella y en todos los afectos del corazón.

No es lo mismo jugar un partido que asistir a el como mero espectador.

El protagonista en Ejercicios eres tu. Tu, y no el Director, desempeñas el papel principal. Todo gira alrededor de ti. Todo depende. después de la gracia de Dios, de tu trabajo personal. Los Ejercicios requieren activismo vital.

• Cuanto mas pienses tu, y medites y reflexiones, tanto mejor harás Ejercicios.

• Cuanto mas te apropies lo que oyes y mejor te lo asimiles, tanto mayor fruto sacaras de los Ejercicios.

• Cuanto mas te dejes empapar de los sentimientos de cada meditación y mejor te pongas a tono con las materias que vayas meditando, tanto mayor efecto producirán en ti.

• Cuanto mas pidas a Dios y mas íntimamente comuniques con El, tanto mayores serán las maravillas que se obraran en tu alma.

Los Ejercicios son fragua de grandes caracteres y de grandes santos, Los Ejercicios irradian luz que disipa las mas densas tinieblas de la mente, Sosiegan toda inquietud interna.

Hacen brotar en el alma un surtidor perenne de alegría.

La robustecen para recorrer sin cansancio el camino del deber.

Los Ejercicios arreglan el pasado y disponen para el futuro.

Para el alma atormentada, son un sedante. Para el alma extraviada, orientación.

Luz y paz, Alegría y fortaleza.

No temas esperar demasiado de los Ejercicios.

No temas una decepción.

Trabaja animosamente por tu parte, Y, sobre todo, pide insultantemente a Dios que te ilumine y te ayude.

Emprende con valentía la solución del problema de tu vida. Tienes que salir de Ejercicios orientado, decidido, transformado.

Vienes quizás como llego San Ignacio a su casa después de la derrota de Pamplona: herido y enfermo. Tienes que salir como salió el algún tiempo después: resuelto a ser un verdadero cristiano y, si Dios te lo pide, un apóstol y un santo.

Hacer Ejercicios: es emprender una aventure espiritual de trascendencia para toda la vida.

Hacer Ejercicios: es una de las cosas mas serias y mas importantes que se pueden hacer. Vale la pena de que lo tomes en serio y que lo pruebes muy a fondo

Procura darte cuenta ahora, al principio: ¿ como vengo yo a los Ejercicios?, ¿ que problema traigo?”

NORMAS PRÁCTICAS PARA HACER BIEN LOS EJERCICIOS (4)

Seriedad. Entra de lleno en los Ejercicios. Entra en ellos bien desde el principio. Empiézalos con grande animo y generosidad, dispuesto a no negar a Dios nada de lo que te pida. Son pocos días: siquiera durante ellos dedícate seriamente a pensar en las cosas de tu alma.

De eso depende quizá tu salvación eterna y la de otras muchas almas.

Actividad. Procura vencer la pereza y la desgana. No te contentes con oír: trabaja tu personalmente en hacer los Ejercicios, bien persuadido de que si no meditas tu, se no piensas seriamente en lo que oyes, si no reflexionas sobre ti mismo, será todo inútil para ti.

Silencio. De el depende en gran parte el fruto de los Ejercicios. Entra en un profundo silencio. No hables nunca sin necesidad.

Para oír la voz de Dios. Para escuchar la voz de tu conciencia.

Para no estorbar a tus compañeros. Para crear un ambiente de recogimiento y oración. Dios y tu; nadie mas en el mundo. Ni una sola palabra inútil; aunque no te vea nadie.

Sacrificio. Merece con el las gracias que tanto necesitas.

Conseguirías mas gracia si te sacrificaras mas. Se generoso con Dios en sacrificarte. Ofrécele el sacrificio que supone la sujeción de estos días: retiro, silencio, reglamento.

Sigue exactamente la distribución: en el levantarte, acostarte, tiempo de lectura, meditación en privado...

Cuando mas te sacrifiques, mayor fruto sacaras de los Ejercicios.

Meditación. Procura, sobre todo, aprovechar bien todo el tiempo que la distribución señala para meditar. Es el acto mas importante de los Ejercicios, el del trabajo personal, el de la asimilación de las verdades, mediante la reflexión profunda.

No te contentes con oír: piensa, reflexiona, medita.

Junta la meditación con la oración: pide a Dios con insistencia las gracias que necesites. Te podrías dar por satisfecho si salieras de los Ejercicios habiendo aprendido a hacer oración.

Apuntes. Después de cada meditación, toma nota de lo que te haya impresionado. Notas personales, impresiones intimas, sentimientos piadosos, propósitos que vayas haciendo para adelante...

Conviene que escribas, es una manera sencilla de meditar: ir escribiendo lo que mas te interesa recordar y lo que mas te puede servir el día de mañana.

Confesión. No te preocupes de ella con exceso, ni tengas afán de confesarte demasiado pronto, sino cuando el Padre Director indique que es el momento oportuno.

Si dudas si te conviene hacer confesión general, consulta con el Padre Director.

Procura prepararte con tiempo sin dejarlo para ultima hora.

Tiempos libres. Cada cual los dedica a lo que le convenga para sacar el mayor fruto posible de los Ejercicios:

• cumplir la tarea que cada día te marca este Manual

• preparar la confesión o el plan de vida

• tomar apuntes de lo que tienes mas interés en que no se te olvide

• contestar por escrito a los cuestionarios

• hacer una visita al Santísimo en la capilla

Pero sobre todo, estos días dedícate mucho a orar. La oración es un elemento esencial en los Ejercicios. Cuanto mas oración hagas, mayor fruto sacaras. Ora instantemente con fervor.

Tu consigna durante los Ejercicios:

SILENCIO... como ambientación necesaria.

REFLEXIÓN... como elemento principal.

ORACIÓN... como condición esencial.

EL SILENCIO (5)

1. Coloquio con Jesucristo (6)

JESUCRISTO: Hijo mío, te espero en el silencio. Ahí es donde te doy audiencia; en el silencio hablare a tu alma y en el oirás mi voz.

EL ALMA: Lo estoy deseando, Señor. Pero no se por que, consigo con dificultad hacer silencio dentro de mi. Llego a Ti, y a veces vengo de muy lejos, con el espíritu atestado de deseos y de penas, y así no consigo hallar tranquilidad.

JESUCRISTO: Es que, efectivamente, hijo mío, el silencio es una conquista. Hay que merecerlo. El recogimiento exige un esfuerzo: hay que quererlo. Es mucho mas fácil dejarse llevar, exteriorizarse, vivir en la superficie del alma. Pero eso es construir sobre arena. El que no recoge conmigo, desparrama. El que no se recoge en Mi, se disipa. Haz con valor este esfuerzo. Pídeme humildemente la gracia del silencio interior y, dentro de algún tiempo, hallaras la paz.

EL ALMA: A decir verdad, Señor hay momentos en que tengo casi miedo del silencio, algo así como se tiene miedo del vacío.

JESUCRISTO: Ese vacío, hijo mío, yo lo llenare, échate valientemente en el silencio, abraza de corazón esa ley esencial de los Ejercicios, acepta lo que puede tener de amargo la corteza de la soledad. Si eres valiente y fiel, te darás cuenta al cabo de cierto tiempo de que allí estoy yo, en esa soledad, para reconfortar y para enriquecer tu alma.

EL ALMA: Señor, si estuviera cierto de hallarte, no me importaría. Pero lo que temo mas que nada es el silencio tuyo.

JESUCRISTO: Tranquilízate, hijo mío: quien me busca fiel y ardientemente, acaba siempre por hallarme. Solo que tengo diversas maneras de manifestarme. A las muchedumbres de Galilea les daba el encanto de mis divinas palabras, para atraer sus almas débiles. Pero durante la Pasión me calle. Y me callo mas aun en la Eucaristía. ¿Es menos expresivo este silencio?

EL ALMA: El mundo de hoy, tan bullicioso, reconozco que me ha hecho perder el gusto del silencio y necesito aprender de Ti una lección que me es tan difícil.

JESUCRISTO: Escucha atentamente mis palabras: el que gusta de la soledad sabe a que sabe Dios. El alma tiene necesidad de silencio para adorar. Tienes, hijo mío, que afinar tu

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