JOVENES GUARDANDO SU IDENTIDAD COMO HIJOS DE DIOS

Más a todos los que le recibieron, los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Que el Señor les bendiga honorable jurado, compañeros expositores y todos los que me restan jóvenes congresistas, para mí es un placer estar exponiendo esta oratoria; inspiración divina.

JOVENES GUARDANDO SU IDENTIDAD COMO HIJOS DE DIOS

En el mundo hay aproximadamente 7’000 millones de personas, tan solo en nuestro país la suma supera los 100 millones, lo grandioso de esto es que todos poseemos una identidad distinta, características individuales que nos hacen únicos. Dios se tomó el tiempo para crearnos a su imagen y semejanza, para dotarnos de cualidades y de virtudes, para darnos un lugar donde vivir y una familia con la cual estar, sin embargo hay personas que desconocen su identidad, su propósito en la tierra y hasta su creador, a menudo es frecuente que se realicen preguntas como: ¿Quién soy?; ¿Adónde voy? ¿Para qué fui creado?; ¿Cuál es mi propósito en la tierra?

Dios nos hizo con sus propias manos, nos dio características únicas y especiales, nos dio un nombre y una razón de ser. Desde el momento que aceptamos a Cristo en nuestro corazón comprendimos que fuimos llamados y escogidos para un propósito especial, denotamos que todas las cualidades y virtudes que poseemos nos servirán para ponerlos por obra en los trabajos de Dios.

No obstante que además se nos regaló dones y ministerios para estar más completos y por supuesto más especiales, pero todo esto implica responsabilidad, puesto que algún día se nos será demandado lo que hicimos con lo que se nos otorgó. Si bien se nos da el privilegio de ser llamados hijos de Dios pero al mismo tiempo estando consientes que debemos reflejar su majestuosidad y su gloria, de qué manera lo reflejaremos haciendo uso de los frutos del Espíritu, los cuales son: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza; evitando asimismo caer en pecado, pues, todo nos es licito pero no todo nos conviene.

Dios nos exige sed santos porque Yo Soy Santo, ya que sin santidad no podremos ver a nuestro creador, el apóstol Pablo expresa en una de sus epístolas, sed pues imitadores de Dios como hijos amados.

Que mejor manera de reflejar lo que Dios es, tratando de imitarlo, ¿Qué es un proceso complicado? Si lo es; pero Dios no nos da cargas que no podamos llevar. Él nos ha llamado a ser luz en medio de las tinieblas y nunca podremos llegar a ser luz si tenemos una actitud conforme al mundo. Es necesario tomar la iniciativa y comenzar a guardarnos como hijos de Dios, pero claro debemos ser advertidos, pues el enemigo buscara insaciablemente robar nuestra identidad tratando de evitar que cumplas tu propósito en la tierra presentándonos

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