LA IGLESIA
RAMONURREOLA6 de Octubre de 2013
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EL PODERÍO ECONÓMICO DE LA IGLESIA
MauroOlmeda
Capital del claustro del Monasterio de Santa María La Real de Nieva (Segovia). Representa parte de un calendario agrícola en el ala este. Gótico siglo XV,es un raro ejemplo de decoración románica tardia. (Monumento Nacional el Claustro y la Portada Norte el 19 de junio de 1920)
I. Tradición secular del poderío económico de la Iglesia en las sociedades preclasistas
Como las demás instituciones feudales, la posición prominente que ocupa la Iglesia en el cuadro político y económico de la Edad Media tiene una tradición secular que se remonta a las primeras etapas del nacimiento y desarrollo del poder político en las sociedades preclasistas. Aunque no es de este lugar el estudio del nacimiento y desarrollo de las instituciones políticas de las sociedades prehistóricas, tema al que nos hemos referido en el Libro II de esta obra, podemos establecer desde ahora que los sacerdotes han sido los titulares del poder político de la tribu antes de que el mismo se desplazase a los jefes civiles o militares de ella, y que cuando aquéllos fueron desplazados por éstos del ejercicio de las funciones gubernamentales de la tribu retuvieron una influencia pro. minente en la decisión de los asuntos tribales y continuaron siendo centros de concentración de riqueza y de rango apenas inferiores a las supremas autoridades de la tribu con las cuales no pocas veces rivalizaron en el orden político y económico. Los testimonios que agregamos a continuación, referentes a diversos pueblos prominentes en el curso de la prehistoria, confirman plenamente este aserto:
Los templos caldeos, unos quince o veinte siglos antes de nuestra era, desempeñaban las siguientes funciones: Eran centros de explotaciones agrícolas importantes, establecimientos de crédito barato y de asistencia social, detentaban una parte de las funciones judiciales y formaban a los escribas. En la época de los lagidas los sacerdotes egipcios gozaban de la renta de las tierras sagradas, del producto del trabajo de esclavos de ambos sexos, de la explotación de algunas industrias, del monopolio de la prostitución y de las operaciones de crédito que hacían los templos. En Egipto, por obra de los Tolomeos, dice Rostovtzeff, terminó el monopolio industrial que ejercfan los sacerdotes. y un rasgo interesante de la vida econÓmica del Imperio es la supervivencia de la actividad bancaria en algunos grandes templos de poderosa influencia.
En Grecia, entre los modos de apropiación que contribuían a formar la propiedad de los templos, encontramos también la función correspondiente al crédito. Las rentas de los templos de Delos consagrados a Apolo tenian entre sus fuentes de ingresos los procedentes de préstamos hechos al Estado y a particulares, además del producto del arriendo de las tierras de las casas sagradas. Los sacerdotes de los Estados helenisticos, dice Rostovtzeff, gozaban de un cierto grado de autonomia y como muchos funcionarios reales menores eran una clase privilegiada de los nativos. Eran propietarios dentro de los limites de la tierra sagrada.
El relato de la recaudación de impuestos en Judea representa al reysacerdote en el papel de un recaudador general responsable ante los Tolomeos por las rentas de aquella región.
Bajo el torbellino de las guerras dinásticas en tiempos de Seleuco II determinados Estados-templos declararon su independencia.
Estrabón hace descripciones excelentes de las funciones sociales y políticas de los templos del Ponto, Capadocia y Armenia, donde los altos sacerdotes y sus colegas eran dueños y señores de todos los habitantes del templo mismo, de la ciudad del templo y de las aldeas de la región. Todos éstos eran esclavos del dios y de la diosa. En el Ponto el alto sacerdote de cada templo era el representante del dios o de la diosa y el gobernante del territorio. Grandes extensiones de tierra eran cultivadas por campesinos que se consideraban a sí mismos como esclavos del dios. En el mismo templo había también esclavos similares que prestaban servicios bajo la dirección de varios sacerdotes. Una parte importante de la vida del templo la representaban las muchachas esclavas o prostitutas del templo.
En el reino atalida de Pérgamo, los templos seguían en importancia a las ciudades y a las colonias militares y civiles. Los templos eran grandes y ricos, algunos de ellos adheridos a la ciudad, en tanto que otros eran centros de distritos rurales. Los primeros eran administrados por sus respectivas ciudades como en Éfeso, Clarus y Sardis. y como algunos de ellos eran muy ricos y jugaban un papel muy importante en la vida del país como centros de banca e industria, los atalidas se vieron tentados a controlar sus finanzas y el derecho a disponer de sus ingresos y de sus tierras. Este derecho lo ejercieron designando administradores a funcionarios de sus templos, tal como sucedió por ejemplo en Sardis. y probablemente fueron similares las relaciones con los templos que no estaban adheridos a una ciudad, los cuales pagaban impuestos sobre sus propiedades.
En el imperio seléucida los reyes, como representantes del dios en la tierra, como "ungidos del señor" exigían fuertes contribuciones de los templos ricos de su reino y no vacilaban en acudir a la fuerza si los sacerdotes no cumplían con sus exigencias. Los textos históricos hostiles a Antíoco III y IV representan estos actos como el saqueo ilegal y sacrílego de los templos. Así aparecía a los ojos de los nativos. Tal fue el saqueo de un templo de Bel en Etam por Antíoco III el año 187 a. C., cuándó el rey perdió su vida. Tal fue también el tratamiento que dio Seleuco IV y Antíoco IV al templo-estado de Judea y el famoso saqueo del templo en el año 169 a. C.
En las ciudades griegas había bancos de los templos de la ciudad misma y bancos privados, y en la época helenística se desarrollaron los bancos de los templos y de los particulares.
Testimonios análogos revelan que los templos aztecas disponían en la era precortesiana de importantes extensiones de tierra que los hombres de la tribu tenían la obligación de cultivar colectivamente en condiciones similares a como la hacían para los jefes civiles y militares de la tribu. y la mismo parece probado respecto a los pueblos europeos que invadieron el Imperio Romano. El reverendo E. W. Watson describe de este modo la proyección de las instituciones paganas de los bárbaros europeos en la modelación de las primitivas instituciones eclesiásticas del cristianismo: El sacerdote cristiano es el heredero de su sucesor pagano. Se disponen de muchas pruebas según las cuales el jefe de una comunidad de aldea era originalmente el sacerdote, que el templo era virtualmente suyo, que en el curso del tiempo delegó el ejercicio de la función sacerdotal en un delegado suyo, reteniendo la propiedad, y más que en ninguna otra parte en Escandinavia, donde tomaron una participación considerable en los beneficios del culto. La comunidad resultaba incompleta sin sacerdote y sin templo y sus miembros estaban obligados a asistir a los servicios como la estaban a atender a otros deberes tribales. Así, cuando la comunidad, siguiendo el ejemplo de su señor, se hizo cristiana, había ya una fuente obvia de sostenimiento del sacerdote del nuevo culto. Los hombres no podían ser menos generosos con él que con su predecesor pagano. Lo sostendrían del mismo modo y la elegirían de la misma manera. Así, la Iglesia heredó del paganismo el patronato eclesiástico y la tierra de la gleba, así como una pesada carga que gradualmente disminuyó y desapareció sobre el edificio y servicio de la Iglesia.
Si en muchos aspectos el sacerdote tenía una situación de dependencia, en todo caso tenía un status bien definido dentro de la comunidad. Tenía una porción fijada por la costumbre dentro de la tierra cultivada. Con la tierra del señor no tenía nada que ver, pero así como cada miembro de la comunidad tenía derecho a una porción igual a la de los demás, el sacerdote tenía derecho a una porción doble. Así, cuando Carlos el Grande conquistó y pobló Sajonia ordenó en su Capitularia que el sacerdote cristiano tuviese dos hufen o parcelas, porque sin duda el sacerdote pagano había ocupado la misma extensión. La continuidad entre el sistema cristiano y el pagano se pone de manifiesto en una costumbre general y extraña que no tiene nada de específicamente cristiana. La posesión eclesiástica estaba gravada con una servidumbre que era universal desde Escandinavia al Tirol y que ciertamente es más antigua que la conversión de las tribus teutónicas: el sacerdote estaba obligado a proporcionar animales masculinos para el servicio de los rebaños y manadas de sus feligreses, pero no para los de su señor. En Inglaterra la regla era que debía proporcionar toro y puerco y en otros lugares tenía la obligación de prestar carnero y potro. Pero el sacerdote estaba libre de todo trabajo servil. Estaba seguro en su posesión, era jefe de su congregación, solamente inferior a su señor que podía tomar la participación que quisiese en las ofrendas del templo, aunque no podía despojar al sacerdote de sus derechos comunales o de campo.
Entre los teutones el rey pagano parece haber sido el principal sacerdote que representaba el aspecto sagrado de la realeza y que en cierto modo fue el precursor del obispo cristiano que le sucedió. En la tradición anglosajona del tiempo del rey Alfredo él es conocido con el nombre de obispo mayor o principal, hasta tal punto es estrecha la analogía entre su oficio y el oficio cristiano. Como representante religioso del rey debía ser nombrado por éste como el sacerdote local era nombrado por el señor
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