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LA JUVENTUD Y SUS PROBLEMAS


Enviado por   •  17 de Febrero de 2014  •  12.858 Palabras (52 Páginas)  •  313 Visitas

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LA JUVENTUD Y SUS PROBLEMAS

¡Qué hermosa es esa primavera de la vida! Los días de la juventud. Un tiempo de aprendizaje acelerado, de ilusiones y desilusiones, de éxitos y fracasos. Es la etapa de las mayores decisiones de su existencia.

Pero el joven de nuestros días, más que nunca, se enfrenta a duros problemas que llegan a sacudir los fundamentos éticos, morales, sociales y religiosos heredados y hasta su propia personalidad.

Querido joven: Quizás encuentres en este tema la orientación que anhelas. Hay cosas que te preocupan y... ¡tú mereces una respuesta!

PERSONALIDAD Y CARÁCTER

¿Cómo vencer nuestros complejos?

¿Te molesta demasiado lo que otros piensan de ti? ¿Criticas a menudo tus características personales o las de los demás? ¿Sufres, también, falta de confianza personal, de debida concentración, retraimiento, o timidez?

¿Tienes conflictos con los que te rodean?

Seguramente también tú deseas triunfar en la vida, desarrollando una personalidad sólida y enriquecida. Sería bueno que forjes tu propia escala de valores. Tal vez tengas problemas para hacerte de amigos, problemas con tus padres o con el ambiente en que te mueves. ¿Quién es el culpable?

La causa no está en ellos, sino probablemente en "ti mismo".

Lo que piensas de ti mismo, y la actitud que asumes, es la imagen que reflejas frente a los demás. Esto tiene que ver directamente con la capacidad de hacerte de amigos, con tus problemas o el ambiente en que te mueves. Incluso tiene que ver con tu vida espiritual, tu actitud frente a Dios y tu tranquilidad y paz interior.

Cada persona debe decidir si va a llevarse de las actitudes, formas de vestir y proceder de los padrones sociales y culturales que otros tienen, de la forma de pensar de sus amistades, de sus metas y objetivos, o si se llevará de lo que Dios piensa y desea.

"Amarás a tu prójimo como a ti mismo", dijo Jesucristo (Mateo 22:39). ¿Te amas a ti mismo? La visión negativa que tengas de ti puede repercutir en la relación con tus amistades y dificultarte en descubrir el verdadero propósito de tu vida. Pueden derivar en rechazo, derrota, inseguridad y diversos complejos.

El complejo de superioridad es uno de ellos. La persona posee una tentativa exagerada de aceptación o bien puede llegar a la sofisticación en la forma de escoger sus amistades. Mayormente no somos conscientes de nuestros complejos. Buscamos razones, nos preguntamos por qué otros no nos aceptan como sinceramente lo deseamos. Los culpamos de diversas cosas y nos tornamos críticos y cínicos. En cierto grado, el complejo de superioridad es el tener una opinión demasiado elevada de uno mismo. La persona desprecia la actitud de los demás para con él, escogiendo aquellas amistades sobre las cuales el puede sobresalir. Las Sagradas Escrituras nos dicen: "...que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura..." Romanos 12:3.

El complejo de inferioridad es otro problema. Cuando hay timidez excesiva, falta de autoconfianza o retraimiento, cuando alguien nos rechaza por nuestra timidez, se confirma en la mente la idea que somos inferiores. Cuando nos comparamos siempre con los demás y damos más valor a lo que otros opinan de nosotros, vamos desarrollando un sentimiento de inferioridad. Con el tiempo puede llegar a dañar nuestra personalidad, sintiéndonos inferiores y a preocuparnos demasiado en nuestras deficiencias. Como resultado evitamos el roce con otras personas a fin de no atraer la atención hacia nuestros defectos.

Sí, querido joven, Dios quiere que irradiemos su carácter, porque la verdadera belleza no se encuentra en la apariencia física sino en el cultivo de las cualidades espirituales.

Si comprendes que has estado alejado de una personalidad ideal y te sientes perturbado en tus relaciones, con complejos, pídele perdón a Dios por no haber estado conforme como Él te hizo. Agradécele sinceramente por haberte hecho como eres y deja que Él interceda en tu vida. ¡Una nueva esperanza inundará tu corazón y obtendrás grandes victorias! Los resultados serán brillantes. Encontrarás nuevas amistades, se solucionarán todos tus problemas y sabrás desenvolverte en cualquier ambiente en el cual vivas. Millones de jóvenes, han encontrado en las Sagradas Escrituras una valiosa ayuda, la brújula que necesitaban para hallar el rumbo certero de su existencia.

DROGAS: ¿PARAÍSO O INFIERNO?

Millones de personas usan drogas en nuestros días. ¿Se hallan satisfechos? Buscan un paraíso, pero se encuentran con un infierno.

Al principio, la persona es asaltada por una oleada de colores y sonidos, en eso que llaman "viaje", pero pasado ese efecto suele entrar en una profunda depresión con sensación de debilidad.

La alucinación puede llegar a ser tal, que una mancha en la pared puede verse como si fuese un monstruo. Cuentan que una muchacha que había masticado un chicle con LSD, quedó poseída de tales ataques de furia, que lanzaba los objetos de un lado a otro con ímpetu salvaje. Al fin, tomó la jaula del loro, la estrelló contra la pared, sacó el animal de la jaula y lo comenzó a comer. Murió ahogada por las plumas. Otro, salió desnudo a dirigir el tránsito. Muchos inclusive matan, porque ven en sus amigos, sus peores enemigos.

¿Por qué se han difundido tanto las drogas? ¿Cuál es la razón? ¿Qué es lo que lleva a la juventud a buscar un camino tan tortuoso que tanto daña la personalidad, la salud, y felicidad? Hay muchos que piensan que para erradicar las drogas, basta combatir los narcotraficantes. Proponen toda clase de medidas, haciendo gran despliegue de fuerzas militares, y estrictos controles, sin embargo no se atacan las causas. Si no hubiese consumidores, no habría traficantes y el negocio se derrumbaría fácilmente.

La causa real está en la desintegración de la familia, el deterioro de los valores morales y religiosos, y en el vacío que siente nuestra juventud. Aturdidos por la música ensordecedora, arrastrados por el frenesí del placer, absortos en los afanes de la supervivencia diaria, no se le da lugar a las cosas espirituales. No hay tiempo para Dios, y el alma queda desprovista del rocío necesario que ayuda a germinar la fe y desarrollar las fuerzas morales necesarias para sobreponernos a los embates y las presiones de la vida diaria.

El toxicómano puede llegar a tal esclavitud, que en el momento que le falta la droga, sufre una

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