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LIBRO DE ROMANOS


Enviado por   •  7 de Agosto de 2013  •  456 Palabras (2 Páginas)  •  343 Visitas

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Romanos 2:5-

Romanos 2:5 “Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios”

Un corazón endurecido lo veo como un corazón encallecido que ya no es sensible, un corazón insensible no puede oír la voz de Dios, y no tiene amor para nadie. Un corazón duro es un corazón egoísta que solo busca lo suyo, que no se arrepiente y se justifica, un corazón duro está lleno de dolor y de justicia propia; un corazón endurecido no puede cambiar. Muchas veces y con el paso del tiempo nuestro corazón se va endureciendo porque vamos perdiendo el primer amor, nos vamos secando y llegamos a ser solo un eco de lo que un día fuimos en Dios, solo nos queda el nombre de “cristianos” pues nuestro corazón se va llenando de argumentos que lo endurecen, hasta que nos convertimos en religiosos, que nada más observan las fallas de los demás, los defectos de la iglesia, de nuestra pareja y familia. Nos cerramos a nuestras propias conjeturas y juicios, no hay quien pueda aconsejarnos o decirnos algo. Por eso nuestra familia no se quiere convertir pues para ellos hasta teníamos mejor carácter cuando no estábamos en Cristo o éramos más alegres y amables. El menospreciar la corrección de Dios nos lleva a endurecer nuestro corazón hacia El y hacia los que están a nuestro alrededor. De nada sirve tener el ministerio mas grande o los dones mas tremendos, haber alcanzado al mundo y logrado muchas cosas para Dios si somos címbalos que retiñen, vacíos por dentro, fríos, duros e insensibles, si no hay amor en nuestra vida, no es está Dios. Si no hay amor en nuestro matrimonio es porque no está Dios. Todos seremos juzgados delante del trono blanco y daremos cuenta a Dios de nuestra vida; hay un destino para nosotros en la eternidad. Dios anhela que estemos en su presencia para siempre pero nuestra vida nos va llevando al destino eterno. El arrepentirse es reconocer que estamos mal y cambiar nuestra actitud. “El que se arrepiente y se aparta, alcanzará misericordia”. El que endurece su corazón atesora juicio.

Romanos 2:6 “el cual pagará a cada uno según sus obras:”

2 Corintios 5:10 dice: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno, sea malo”.

Aún aquí en la tierra estamos sujetos a la ley de la siembra y la cosecha. Lo que siembras es lo que segaras. Si vivimos en pecado cosecharemos muerte y si vivimos en continuo arrepentimiento y santidad, cosecharemos vida eterna.

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