La Respuesta De Dios Nunca Llega Tarde

TEMA: LA RESPUESTA DE DIOS NUNCA LLEGA TARDE

Hay cosas que parecen definitivas: una enfermedad terminal, una adicción, un divorcio, una muerte.

Los humanos nos concentramos en el hoy y el ahora, vivimos obsesionados con el tiempo. Nuestra noción de la eternidad es vaga e incomprensible.

Pero qué bueno saber que desde la perspectiva de Dios no existe tiempo, sólo existe un eterno presente, y que esa situación aparentemente definitiva o imposible para nosotros puede dar un giro de 180 grados cuando Dios interviene.

Hoy quiero preguntarle:

¿Se siente frustrado porque NO está recibiendo una respuesta de Dios?

¿Siente que Dios no se interesa por sus necesidades?

¿O tal vez se siente sólo y parece que nadie entiende por lo que le está pasando?

¿Por qué es que Dios parece estar tan lejos en los tiempos cuando más lo necesitamos?

Pues es cierto cuando tengo problemas es cuando oro y clamo a Dios para recibir alivio, pero la respuesta que recibo es silencio y por eso pienso que Dios no escucha mis oraciones.

¿Es ése su testimonio? Si es así, déjeme decirle que su experiencia es muy común, pues otros creyentes se han sentido igual de abandonados que usted, de hecho si leemos la Biblia, notaremos que muchos personajes bíblicos también conocieron la angustia que usted experimenta.

De hecho No necesitamos una gran biblioteca para saber que su experiencia es frecuente. Sólo con leer los salmos, vemos varios gritos de angustia para que Dios actúe:

Por ejemplo en el Salmo 6:2-3 dice: Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen. Mi alma también está muy turbada; y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?

En el Salmo 77:7-9 dice: ¿Desechará el Señor para siempre, y no volverá más a sernos propicio? ¿Ha cesado para siempre su misericordia? ¿Se ha acabado perpetuamente su promesa? ¿Ha olvidado Dios el tener misericordia? ¿Ha encerrado con ira sus piedades

El Salmo 83:1. Oh Dios, no guardes silencio; no calles, oh Dios, ni te estés quieto.

El Salmo 22:1 contiene tal vez el ejemplo más conocido, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?”.

Hermano ¿Se identifica con estos textos? ¿Tal vez su matrimonio se está desplomando, sus hijos se han vuelto rebeldes, el dinero escasea en su hogar, perdió su trabajo y no entiende porque Dios permitió todo eso? Y más aún ¿por qué es que nos sentimos abandonados por Dios en nuestra prueba?

No sé cual sea su situación pero quiero que preste atención a la lectura donde se basará nuestro tema el día de hoy: San Juan 11:1-45.

Este es en realidad el último gran milagro registrado en el Ministerio de Jesucristo antes de su muerte en la Cruz.

Para empezar hermanos quiero decirle que Los “MILAGROS” tienen que ver con maravillas, prodigios, señales, sucesos extraordinarios, sobre naturales y fuera de lo común que alteran el curso normal de la naturaleza, algo más allá de la capacidad o la comprensión humana.

Pero sabe para que existan milagros debe haber una necesidad, una situación o circunstancia imposible de resolver por nuestras propias fuerzas.

En esta lectura de Juan capitulo 11 habla de una familia hermosa que Jesús había visitado varias veces, la cual se había convertido en su amiga. En esta familia, había un hombre que se llamaba Lázaro el cual enfermó de gravedad, motivo por el que sus hermanas mandaron a llamar a Jesús diciendo “aquel que tú amas está enfermo”. En otras palabras, María y Marta le dijeron, “Señor, tu amigo está enfermo”, pero la actitud de Jesús fue prácticamente decir, “a pues mándenmelo a saludar”. Jesús, no fue a orar por su amigo de inmediato sino que esperó dos días más. Sus discípulos, extrañados, pudieron haber pensado, “¿por qué no vamos inmediatamente?” pero Jesús respondió, “esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”. En otras palabras, el Señor estaba diciendo “Dios tiene sus propósitos”.

Esto es difícil de comprender, El versículo 6 dice que "cuando recibió la noticia de que Lázaro estaba enfermo, decidió quedarse dos días más en donde estaba" Como si fuera a propósito Jesús decidió no ir. Saben, si yo fuera Lázaro hubiese dicho: "¿Con estos amigos quien necesita enemigos?"

Cuando Jesús y sus discípulos llegaron a donde estaba Lázaro, ya habían hecho funeral, ya lo habían enterrado y hasta habían puesto la piedra para tapar su tumba.

Por eso cuando Jesús llegó, Marta fue a su encuentro, estaba muy triste, estaba hasta cierto punto molesta porque Jesús no había llegado más rápido, en otras palabras lo afrentó diciendo, "Si tu hubieses venido cuando te llamamos Lázaro no habría muerto."

Con estas palabras Marta le daba a entender que no había tenido la delicadeza de contestarle o al menos mandarle a decir: "Marta vendré más tarde pero no te preocupes todo saldrá bien" NO, era un silencio como que Jesús totalmente había ignorado y despreciado a uno de sus amigos que estaba enfermo, tal vez así lo vio Marta.

O hasta nosotros, el hecho de que Jesús a propósito no fue para sanar a su amigo Lázaro, diríamos pero que malo es Jesús que pudiendo inclusive haber dicho “Lázaro se sano” estando a miles de Kilómetros de distancia como lo hizo con el siervo del centurión romano, y se hubiese cumplido, pero ¿por qué no lo hizo?

Sabe hermano para Jesús era una cuestión de prioridades y propósitos, y NO la falta de amor o dedicación a sus amigos.

Nosotros no podemos entender, por qué algunas veces cuando oramos, Dios no nos responde inmediatamente o tal vez tampoco nos da la respuesta que esperamos.

Sabe hermano, Dios a menudo tiene que demorar su trabajo en nosotros para llegar a un propósito, Jesús tuvo que permitir que Lázaro muriera para que el milagro pudiese tener su efecto completo. Si Jesús hubiese curado simplemente a un hombre enfermo, el impacto del milagro no hubiese sido de tanto interés periodístico como resucitar a un hombre que había estado muerto por cuatro días.

La resurrección de Lázaro representa para Jesús el más grande "de todos los actos públicos" de su ministerio entero.

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