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La Sagrada Familia de Jesús, María y José


Enviado por   •  29 de Junio de 2012  •  Tesis  •  1.320 Palabras (6 Páginas)  •  585 Visitas

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La Sagrada Familia de Jesús, María y José

El camino de Israel a Egipto ‑unos doscientos, trescientos kilómetros, según la ruta‑ era pues frecuentemente transitado por idas y vueltas de comerciantes, emigrados, exiliados y parientes de hebreos que allí vivían. No es pues extraño que, ante la amenaza de una acción preventiva como las que acostumbraba Herodes ‑tanto más con la fortaleza llamada el Herodium, llena de esbirros de Herodes, a la vista de Belén‑ José haya decidido desplazarse hacia allá. Habrá sentido el corazón dividido entre abandonar a sus parientes de Belén, pocos y mal armados, la mayoría ancianos, cuidando las ancestrales tierras de los descendientes de David, y la urgencia de salvar a ese niño y esa mujer que Dios había puesto bajo su cuidado.

Pero lo más razonable en esas circunstancias era dejar el país y emigrar al primer mundo. Probablemente la sagrada familia no habrá encontrado problemas de visado en la frontera. La magra colecta de sus parientes y la inesperada donación de los extraños personajes de oriente que se habían acercado a ellos, les habrá servido para pagar las tasas de ingreso y aún, quizá, la instalación cerca de Alejandría, la tercera parte de cuya población era judía.Las tradiciones al respecto no son demasiado fiables: el lugar más reivindicado por los coptos como residencia de José y los suyos en Egipto es Matarieh, cerca de Heliópolis, en las proximidades de la ubicación actual de El Cairo. Allí, solemnemente, los coptos festejan el 1 de Junio como la fiesta de la llegada de la sagrada Familia a sus tierras. Según esta antiquísima iglesia habrían permanecido allí tres años y once meses.

Otros prolongan esta estadía a siete años. Según la edad que haya tenido Jesús al llegar allí –dos años quizá‑ y el sitio de residencia que haya elegido su padre es probable que el chico haya aprendido el griego, la lengua de las ciudades o el copto, la antigua lengua de los faraones, que todavía hablaban los campesinos y se leía en los textos sagrados jeroglíficos. Por su parte, en el Talmud, se transmite la acusación judía de que Jesús había ido a Egipto a aprender magia.

Pero dejemos las leyendas y las calumnias. Muerto Herodes, la fibra nacionalista de José no podía soportar más estar en tierra extranjera, por mejor que allá le fuera. Su sangre davídica le reclamaba volver a sus lares. El que estaba destinado a regir a su pueblo Israel ‑su hijo‑, debía ser educado entre los suyos, los de su idioma, su religión y sus tradiciones; con los de su clase y también con los pobres y desamparados a los cuales debería gobernar. De allí que José se llena de esperanza cuando arriban las noticias de la muerte de Herodes y José pensaba en su regreso.

Tranquilizada la situación, José, que desconfiaba de Arquelao, debió renunciar a regresar a Belén y prefirió las tierras de Antipas ‑Herodes Antipas‑ Galilea. No solo razones de seguridad lo llevaban a ello. A pesar de que Galilea era una provincia casi gentil, sin auténtica tradición judía, su mujer, María, era de Nazareth. Allí ya había estado trabajando José escapando a la pobreza de sus tierras de origen y aprovechando la prosperidad de esas tierras. Es probable que las cosas para ellos fueran ahora mucho más convenientes todavía, puesto que Antipas se había propuesto reconstruir a Séforis, destruida por Varo, que estaba a solo cuatro kilómetros de distancia de Nazareth. Ofrecía pues abundantes puestos a albañiles, arquitectos, carpinteros, constructores. Y eso era justamente lo que había aprendido a hacer José, descendiente de David, prohibido como estaba a los dávidas el ejercicio de la espada.

Con lo cual la imagen idílica de la sagrada Familia y José trabajando pacíficamente entre virutas de madera, serrucho y escoplo, y los rayos de sol filtrándose por la ventana e iluminando el aserrín flotando en el ambiente, con el niño Jesús jugando en el patio con carritos labrados para él por el padre y escuchando cantar a la madre y todas esas cosas que

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