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La Vida Laica


Enviado por   •  9 de Agosto de 2013  •  460 Palabras (2 Páginas)  •  421 Visitas

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El Bautismo es un primer llamado de Dios, pero no es el único, pues nuestro Señor va dejando sus señales e invitando a su llamado.

Estos llamados de Nuestro Señor es para todas las personas, pero para cosas diferentes, por ejemplo: llama a personas al sacerdocio, al noviciado, al matrimonio, a la santidad, etc. pero, hay un llamado especial para todos que es “el llamado a la vida cristiana”.

Sin embargo vivimos tiempos diferentes, tiempos de acción en los que el compromiso efectivo no se puede hacer esperar. La misión que anuncia el Evangelio del Señor es una tarea que debe asumir su rol prioritario en la vida de cada cual; tiempos de vida acelerada, apurada, pero es hora de despertar, de compartir sin miedos, de creer en el don del Señor, escuchemos su voz y seamos misioneros al servicio de la vida en Cristo, desde nuestras propia realidad, desde nuestro día a día, en los distintos ambientes, retomemos cosas simples pero importantes para Dios como persignarnos y así estaremos empezando proceso misional.

Todo bautizado recibe de Cristo, como los Apóstoles, el mandato de la misión: “Vayan por todo el mundo y proclamen la buena nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará” (Mc 16, 15). Pues bien, ser discípulos y misioneros de nuestro Señor y buscar la vida en Dios, supone estar profundamente enraizados en Cristo.

Creer en Jesús es seguirlo, y esto es realmente la vida cristiana, escuchar y seguir a nuestro Señor.

Desde la lectura del Catecismo que aprendimos desde niños se nos preguntaba: ¿Eres cristiano? - y respondíamos: Si, por la Gracia de Dios.- y ¿Qué quiere decir cristiano? Entonces contestábamos: “Ser discípulo de Cristo”, y un discípulo es el comparte, asumiendo el destino nuestro Señor, no sólo su doctrina, sino también su vida, de compartir con Él su destino, siguiéndole por el camino de la vida, participando de su misma misión, y Dios, lo mismo que un día llamó a sus primeros discípulos, sigue llamando a su seguimiento.

Y este llamado a la vida cristiana se nos hace a cada uno de nosotros personalmente y el llamado viene del mismo Jesús por lo tanto la respuesta la hemos de dar cada uno de nosotros de forma individual, sin que nadie pueda hacerlo por cada cual, pues es a un seguimiento, que significa una entrega a Cristo incondicional, se trata de decirle a nuestro Señor que sí y a lo que sea, como dijera Dios: “Si alguno quiere ser mi discípulo tome su cruz y sígame“ .Es dejar nuestra vida en sus manos, sin restricciones, a asumir su propio camino, su propio destino, un destino que es el de la solidaridad con todos los pecadores hasta sufrir y morir con ellos y por ellos.

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