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La alegria de ser Misionero


Enviado por   •  19 de Septiembre de 2015  •  Ensayos  •  695 Palabras (3 Páginas)  •  153 Visitas

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` !LA ALEGRIA DE SER MISIONERO!

• Ser Misionero es estar “IN”.

• El papa Francisco se ha caracterizado por proclamar en sus discursos la importancia de la misión.

• Hay un grupo de “misioneros” que no estan haciendo bien su trabajo ya que ven la misión como tiempo para viajar y turistiar sin gastar.

• Un verdadero misionero además de ayudar anuncia la Buena Noticia de Cristo resucitado.

• Ser misionero no es solamente una persona que toma un avión para encontrarse con el necesitado sino que todos los bautisados tienen la responsabilidad de dar a coconer la Buena Noticia.

• Se nos llama a ser misoneros ya que hay lugares que no conocen de Dios.

• Tienes que vivir genuinamente en Cristo ya que solo así lo puedes dar a conocer.

• Si has tenido un encuentro con Cristo dilo a todos, ya que eso es lo mejor que te pudo haber pasado en tu vida.

• A la misión tu vas a donar de tu tiempo y a decir cuanto amas a Cristo.

• Dar a conocer a Cristo con nuestras palabras y obras es el mejor regalo que le puedes ofrecer a los demás.

MI TRABAJO COMO MISIONERA

Hola, me llamo Alexandra y les vengo a contar mi historia de cuando yo era misionera. Ser misionera fue una experiencia muy maravillosa. Se siente muy bien ayudar a los más necesitados y visitar otras partes del mundo para llevar el mensaje de Dios. Una vez fui a Filipinas de misionera a ayudar. Todo allí era un desastre, eran gente bien pobre; pero eso no me importó ya que a eso mismo yo fui, a ayudar. El día que llegamos nos llevaron directamente a donde las familias más necesitadas. Ahí nos encontramos con otros grupos de misioneros de otros paises. Fui a donde estaba una hermosa familia. Era una madre con sus dos hijos: Valeria y Javier. Me enseñaron en donde estaban viviendo y todas las necesidades que estaban pasando. Despues de orar, les di ropa, zapatos y comida. Tenían que ver la cara de los niños cuando les di barras de chocolate. Después de pasar un agradable tiempo con ellos, de repente llegó un misionero alto, rubio de ojos marrones, pensé que era perfecto. Comenzamos a dialogar y me dijo que se llamaba Víctor. El también le dio regalitos a la familia que tanto lo necesitaba. Fue muy duro despedirme de esa linda familia, pero gracias a Dios hoy no se quedarían sin comida. Víctor me acompañó al campamento donde nos estabamos quedando, durante el camino hablamos mucho

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