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EL LLAMADO DE SER DISCÍPULO Y MISIONERO DE JESÚS HOY


Enviado por   •  8 de Julio de 2013  •  1.602 Palabras (7 Páginas)  •  777 Visitas

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En la actualidad, observamos que todo el mundo se encuentra en una crisis, en los noticieros vemos, informes de violencias, catástrofes naturales, terremotos, tsunamis, y otros desastres, aparte de las enfermedades o pestes que aparecen, Surgimiento de bandas, prostitución, embarazos prematuros y no deseados, robos ,abortos en jóvenes a temprana edad, relaciones sexuales promiscuas esto es debido a que algunos hombres de hoy viven sumergido en un ambiente de una soledad espiritual un tipo de soledad, que se caracteriza por la falta de sentir el amor de Dios, es decir esa falta de dejarnos amar por él. Es por ello que el trabajo del misionero es importante y necesario en nuestros días. Ya que todavía hay muchos lugares que viven apartados de Dios.

Por tal motivo dios hace un llamado de ser discípulo y misionero de Jesús, el discípulo es la persona que ha sido llamada a seguir a su maestro, Jesús. Es la persona que viene detrás del maestro para aprender. Por tanto, es la persona que escucha, que observa los gestos y las acciones de su maestro para encarnarlas y manifestarlas en su propia vida. Es en consecuencia, una persona humilde que reconoce que no lo tiene todo, que no lo sabe todo y que no lo puede todo. Es la persona sencilla que va en busca de la verdad, de algo distinto que le dé sentido y plenitud a su propia vida. Es la persona dispuesta a aprender y a “dejarse hacer”. El discípulo, como María, escucha la Palabra y la guarda en el corazón, la medita, la hace parte de sí misma. El discípulo conoce y vive la Palabra, preguntándose continuamente ¿qué haría Jesús en mí lugar? No se limita solo a conocer sobre Dios, la vida, los demás, etc.; sino que encarna y vive los auténticos valores del evangelio. María es modelo de nuestro ser de discípulos de su Hijo.

Frente a la crisis generalizada de identidad, convendría lograr una íntima unión entre discipulado y misión. Habría que recoger aquella teología de la misión para la cual la misión no es algo sobreañadido a la identidad personal, sino que cada persona es una misión. Su ser más íntimo está marcado y configurado en orden a una misión en el mundo.

Habría que evitar la impresión de que hay tres llamados: a la vida, al discipulado y luego a la misión. Para estimular identidades firmes y fervor misionero conviene destacar que hay un ÚNICO LLAMADO DEL DIOS amante que al mismo tiempo que me constituye en esta persona singular, en ese mismo acto me otorga una misión singular. Como consecuencia, "cuanto mayor sea la identificación de cada uno con la misión encomendada por Dios, más rica será su identidad y más definida y plena aparecerá su personalidad".

Como decíamos en el primer punto el discípulo misionero tiene como referencia y modelo a Jesús, está llamado a colaborar con el proyecto de Dios para que “todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”.

2.- JUSTIFICACIÓN DE LA ACTIVIDAD:

El análisis de mi actividad se justifica por la importancia en el Cambio o transformación que se realiza en el interior del ser humano.

Cambio radical que el Espíritu Santo realiza en el hombre cuando este, habiendo oído y creído la palabra de Dios, recibe a Jesucristo como Salvador.

La persona pasa del dominio del pecado al dominio del Espíritu, e inicia el crecimiento y el progreso espirituales cuya meta es la perfección, el llegar a ser semejante a Cristo.

Los miembros de la Juventud Misionera en cumplimiento del mandato misionero de Jesucristo, que los envía a evangelizar, asumen gustosos su formación que los lleva a crecer en la fe.

La formación doctrinal y la profundidad de la fe son indispensables para que los cristianos puedan asumir los desafíos de la sociedad moderna. Con mayor razón los jóvenes que quieren ser misioneros no sólo en sus ambientes sino más allá de las fronteras. Empezando por la familia comunidad escuela etc.

Las realidades concretas del mundo y de la misma Iglesia, replantean la necesidad de un nuevo ardor misionero en el que se nos exige a todos "saber dar razón de nuestra fe".

La Iglesia es el espacio en donde Cristo se acerca a los jóvenes, se da a conocer, camina con ellos y como hizo con sus apóstoles, los instruye con su palabra y les hace madurar la Fé hasta que puedan asumir su misión. A este proceso se le llama: Escuela con Jesús.

Ante el llamado que Jesús nos hace, a través de la Iglesia, y la necesidad pastoral y humana de formar a los jóvenes misioneramente, debemos sensibilizarlos, capacitarlos, acompañarlos, porque gracias a esta preparación integral los jóvenes son capaces de asumir su labor misionero.

CONCLUSIÓN:

La

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