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Los Enemigos De La Limpieza


Enviado por   •  5 de Febrero de 2014  •  2.656 Palabras (11 Páginas)  •  334 Visitas

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Los Enemigos de la limpieza

Martes 06 Enero 2009

2 Reyes 5:9-13 Así que Naamán, con sus caballos y sus carros, fue a la casa de Eliseo y se detuvo ante la puerta. Entonces Eliseo envió un mensajero a que le dijera: «Ve y zambúllete siete veces en el río Jordán; así tu piel sanará, y quedarás limpio.»Naamán se enfureció y se fue, quejándose: « ¡Yo creí que el profeta saldría a recibirme personalmente para invocar el nombre del Señor su Dios, y que con un movimiento de la mano me sanaría de la lepra!¿Acaso los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar, no son mejores que toda el agua de Israel? ¿Acaso no podría zambullirme en ellos y quedar limpio?» Furioso, dio media vuelta y se marchó. Entonces sus criados se le acercaron para aconsejarle: «Señor, si el profeta te hubiera mandado hacer algo complicado, ¿no le habrías hecho caso? ¡Con más razón si lo único que te dice es que te zambullas, y así quedarás limpio!»

En los tiempos de Eliseo, existió un hombre llamado Naamán, general del ejército de Ben-adad, rey de Damasco. Era un hombre con mucha soberbia, porque gozaba del favor del rey. Naamán era un general valiente, pero estaba enfermo de lepra. Fue la criada de su esposa, una joven que era del pueblo de Dios, la que sugiriera que su amo visitara al profeta Eliseo para que fuera sano. La joven se dio cuenta de la enfermedad del general , ya que cuando se disponía a lavar sus trajes noto que de ellos desprendían pequeñas partículas de piel ; esto motivó a que Naamán se lo contara al rey de Siria y este redactará una carta al rey de Israel, indicándole que el portador de la misma era su oficial Naamán y que se lo enviaba para que fuera sano de su lepra.- Preocupado, el rey de Israel rasgo sus vestiduras y se decía “¿ Y a caso soy yo Dios para sanar a este enfermo de lepra? Mirad como me está buscando pleito”.

Eliseo, al darse cuenta de la actitud del rey de Israel en rasgar sus vestiduras, le pregunto “¿Porque estas tan molesto? Envíalo a donde mi para que se enteren que hay profeta en Israel “. Y así fue se lo enviaron, pero Eliseo no lo atendió personalmente sino que envió a uno de sus mensajeros indicándole a Naamán lo que debía hacer para poder ser sano. El general se molesto mucho porque el profeta Eliseo no lo había atendido. Comenzó a murmurar, a enojarse, y sobre todo a cuestionar la receta para su enfermedad. Note entonces que cuando éste y su séquito llegaron, el profeta no

salió a recibirlo; sencillamente le envió el mensaje de que debía sumergirse siete veces en el río Jordán.

Eso, evidentemente, tenía el propósito de probar su fe y de humillar su orgullo.

Naamán se molestó y se propuso regresar a Damasco de inmediato, afirmando que los ríos Abana* y Farfar* eran mucho mejores que el fangoso Jordán. Pero finalmente lo persuadieron a probar la receta de Eliseo, y como resultado, sanó. Le ofreció una rica recompensa, pero el profeta rehusó aceptar algo de él. Su siervo, Giezi, por engaño obtuvo para sí mismo algunos de los regalos ofrecidos. Esto le costó un duro castigo, porque por su pecado recibió la lepra de Naamán. Como resultado de su milagrosa sanidad, Naamán llegó a ser creyente del Dios Todopoderoso, el Dios de Israel, y prometió adorarlo sólo a él de allí en adelante.

Es aquí donde podemos observar que existen ciertas cosas que detienen la limpieza del hombre, en esta oportunidad estudiaremos sietes de ellas:

1.- El enojo

2.- La murmuración

3.- Utilizar métodos humanos

4.- Las comparaciones

5.- La impaciencia

6.- Oír la palabra y no ponerla por obra

7.- Idolatría

DESARROLLO

1. El Enojo: Naamán se enfureció

2 Reyes 5:11 Pero Naamán se enojó, y se iba diciendo: He aquí, yo pensé: "Seguramente él vendrá a mí, y se detendrá e invocará el nombre del SEÑOR su Dios, moverá su mano sobre la parte enferma y curará la lepra."

El enojo de Naamán se debió a que Eliseo no lo atendió personalmente, esto lo abochorno, pues él era un hombre de mucho renombre, no entendía el desaire del profeta; mas esto nos lleva a aprender que muchas veces hay autoridad delegada; por eso recordemos lo que la palabra escrita nos declara en Mateo 10:40 »Quien os recibe a vosotros, me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me envió.

Dios opera así para que aprendamos que El envía delegaciones en su nombre para sanidad, limpieza, y también para no detenernos a analizar o juzgar el vaso que ha enviado, sino concentrarnos en la medicina a cada uno de nuestros males.

El Enojo no nos lleva a nada bueno, es una actitud que hace que continuemos con lepra; la biblia nos dice en Efesios 4:26 Estén airados, y, no obstante, no pequen; que no se ponga el sol estando ustedes en estado provocado.

Debemos desarraigar de nosotros toda raíz de enojo, porque puede ser una causa muy importante para detener nuestras bendiciones y la sanidad.

Efesios 4:26 AIRAOS, PERO NO PEQUEIS; no se ponga el sol sobre vuestro enojo.

2.- La murmuración: Naamán se enfureció y se fue, quejándose:

2 Reyes 5:11 Pero Naamán se enojó, y se iba diciendo: He aquí, yo pensé: "Seguramente él vendrá a mí, y se detendrá e invocará el nombre del SEÑOR su Dios, moverá su mano sobre la parte enferma y curará la lepra."

El general se fue “quejándose y murmurando entre si”. Naamán tenía en sus manos la prescripción médica para su cura, sin embargo se fue murmurando. Este fue uno de los graves problemas de Naamán en ese momento, la murmuración; porque notemos que la medicina para su cura era tan fácil, sin embargo cuando murmuramos esto se vuelve un enemigo más para nuestra limpieza.

Muchas veces la medicina será buena y fácil, y otras veces podrá ser amarga y difícil, pero al final ambas nos llevan al mismo fin: ser limpios y aprender a no objetar a las decisiones u órdenes de Dios.

De igual forma podemos detenernos y alargar nuestro tiempo de habitar en Canaán a raíz de la murmuración, recordemos a la luz de la palabra lo que le aconteció al pueblo de Israel en su éxodo por el desierto, Números

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