Los primeros monjes cristianos

OSA. HIA.I. JAIMES GUERRERO, Carlos Saúl. 08.03.2017. 4

La fuga mundi como entrega radical a Cristo: Como bien se sabe, la Iglesia después de haber sido perseguida en sus primeros siglos, pasó a tener gran privilegio en el Estado, especialmente en el periodo de Constantino el grande; y no fue sólo una religión tolerada y lícita dentro del Imperio, sino que llegó a ser nombrada posteriormente -por el emperador Teodosio- como religión oficial de todo el Imperio, y así se mantuvo por muchos siglos.

Ante esta nueva posición de la Iglesia, se fue viendo la necesidad de volver, por decirlo de alguna manera, a la fuente primaria del cristianismo, es decir, a la vivencia del mensaje Evangélico de Cristo, transmitido por medio de sus apóstoles. La Iglesia, al cesar las persecuciones creció en riqueza y poder, pero se empobreció en virtudes como lo afirma san Jerónimo, poco a poco fue ganando adeptos que se iban uniendo a la comunidad creyente pero que, muchas veces éstos lo hacían por intereses políticos o de exigencia del mismo Imperio para ejercer cargos públicos, etc. Es así que muchos cristianos deciden optar por una vida retirada del mundo “fuga mundi” y buscar con esta acción de contemplación de trabajo y de estudio de las Escrituras, una entrega más radical a Cristo, viviendo en castidad, en pobreza y más adelante en obediencia; en otras palabras, como dice el texto, buscaban la perfección fuera de los medios ordinarios que servían a los demás cristianos y procuraban una vida apartada del mundo para dedicarse mejor a la penitencia y a la oración.

Dentro de estos cristianos que se retiraban de las ciudades, encontramos en primer lugar a los anacoretas, quienes viviendo en completa soledad, renunciaban a cualquier vínculo familiar, material y “espiritual” para desposarse con Cristo… cuando se habla aquí de espiritual, se hace alusión a aquello -que en palabras de Evagrio Póntico- se llaman enfermedades espirituales: por un lado, apartándose de la urbe, no sólo buscaban dejar atrás las cosas exteriores, sino también las interiores, para cultivar así las virtudes espirituales que la Iglesia con la paz constantiniana se había visto empobrecida.

En segundo momento y, similar a la vida de los anacoretas encontramos a los eremitas, quienes retirándose al desierto vivían en cuevas dedicados -al igual que los primeros- a la contemplación, a la penitencia y al trabajo. En tercer lugar y, como primer intento de vida común surgen los cenobios; y, por último, muchos cenobios pasaron a conformar monasterios.

Pero hay que tener en cuenta que la idea de vivir en comunidad no es de origen cristiano, pues ya antes del cristianismo como tal, existían escuelas que se dedicaban al estudio y al conocimiento de un saber específico, etc., lo original del cristianismo fue el enfoque que se le dio a este modo de vivir, a saber, la fuga mundi como entrega radical a Cristo en la vivencia del Evangelio; el monacato cristianismo trae sus raíces del mismo cristianismo y de sus propios ideales ascéticos.

...