Los testigos de Jehová y el consentimiento informado escrito por el médico pediatra Alejandro G. Pimentel Pérez, el cual labora en el Hospital General, Instituto Mexicano del Seguro Social ubicado en Uruapan Michoacán
Carolina195Ensayo11 de Septiembre de 2017
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El texto argumentativo a analizar en el siguiente trabajo se titula: Los testigos de Jehová y el consentimiento informado escrito por el médico pediatra Alejandro G. Pimentel Pérez, el cual labora en el Hospital General, Instituto Mexicano del Seguro Social ubicado en Uruapan Michoacán. El artículo fue publicado en la revista médica del Instituto Mexicano del seguro Social.
El escrito fue publicado, según el autor, con el propósito de hacer reflexionar a sus colegas e informar las disyuntivas que se les presentan a los profesionales de la salud al momento de atender a los pacientes que pertenecen a la religión Los testigos de Jehová. La complicación que señala el escritor reside en que las personas pertenecientes a esta denominación colocan sus vidas y las de sus hijos en riesgo al no dejarse practicar la transfusión sanguínea.
El presente texto será analizado bajo el enfoque de la pragmadialéctica la cual concibe la argumentación como un acto de habla complejo cuyo principal objetivo es contribuir a la resolución de una diferencia de opinión o una disputa.
Van Eemeren (2006) expresa: “Una diferencia de opinión se manifiesta cuando el punto de vista de una parte se encuentra con la duda de otra. Si la otra parte no sólo duda sino que adopta un punto de vista opuesto, entonces la diferencia de opinión es mixta”. Este mismo autor señala que una complicación práctica para el análisis del discurso se presenta cuando la argumentación toma forma de monólogo, es allí cuando es difícil reconocer algunos elementos de una discusión. Aun en ese caso, un monólogo defiende un punto de vista que en un sentido debe ser visto como un dialogo. La argumentación siempre tendrá el objetivo de convencer a los críticos potenciales, sean que estén presentes o no en la realidad. En este sentido, el texto a analizar es de carácter monologado que efectivamente posee un destinatario directo pero a su vez también posee un destinatario indirecto. El escritor deja claro que el discurso va dirigido a los médicos. Se evidencia una posición de igualdad, es un doctor hablándoles a sus colegas. Les presenta un análisis detallado de las creencias de Los testigos de Jehová partiendo desde sus motivaciones religiosas hasta las científicas. En todo momento se presentan las inconsistencias y contradicciones que, según él, este grupo presenta. Todo esto lo realiza con el propósito de que sus pares estén al tanto de lo que sucede con este grupo religioso. De esta manera queda claro que el interlocutor directo son los médicos, pero también existe la figura de un interlocutor indirecto en este caso, los Testigos de Jehová, esta afirmación es demostrada al final del texto cuando el autor señala lo siguiente: “El objetivo de exponer las motivaciones de este grupo religioso es para comprenderlo, objetar sus inconsistencias, con argumentos útiles para preservar la vida de sus integrantes, pero respetando en todo momento su credo y sus decisiones”.
En el artículo estudiado abundan los enunciados despersonificados. Frases como “se procura” y “se piensa” deja en evidencia la intención que posee el autor para distanciarse de lo que dice, esto con el propósito de evadir la responsabilidad. En uno de los párrafos del escrito el médico señala que “alguien afirma que Rusell interpretó la Biblia con ayuda de la numerología, la astrología y la gnosis”. “Alguien afirma” pero en ningún momento menciona el nombre de la persona que según él es el responsable de esa afirmación, una vez más queda en evidencia la preocupación que posee el escritor por no comprometerse ni comprometer a otros con lo que dice. Son pocos los enunciados donde se demuestra la intención del autor para incluirse en el discurso, un ejemplo de ello se presenta en el siguiente fragmento: “Los médicos sabemos que no son una alternativa de igual utilidad terapéutica que la sangre”. El escritor únicamente se incluye así mismo para referirse como médico y profesional de la salud. Esto con el fin de dejarle claro a los destinatarios su profesión y darle autoridad a su discurso.
El escrito se enriquece con la utilización de citas. Es interesante notar que el médico no cita a otros colegas ni especialistas en la labor de la medicina para desarrollar sus argumentos sino que se vale del discurso de Los testigos de Jehová para desacreditarlos y evidenciar las contradicciones que, según él, este grupo religioso presenta. Uno de los ejemplos más destacados es el uso de las citas bíblicas que usan los miembros de esta denominación para señalar que Dios prohibió comer sangre. El doctor la presenta en su texto pero demuestra una interpretación distinta abalándolos por otros textos bíblicos presentes en el Nuevo Testamento. De igual forma, son muchas las citas que utiliza de la revista de este grupo religioso que lleva por nombre La Atalaya para mostrar las manipulaciones que, según él, los dirigentes de la organización usan para convencer a sus seguidores, un ejemplo de ello se encuentra a continuación: “Si hemos de caminar en la luz de la verdad debemos reconocer no sólo a Jehová Dios como nuestro padre, sino también a su organización como nuestra madre”. Este fragmento es presentada con la intención de afrentar a este grupo religioso, mostrándolos como manipuladores y mentirosos. De igual manera el autor hace uso de un informe presentado por un doctor llamado Carlson que señala la cantidad de personas que han muerto por no haber aceptado donaciones de sangre, esta es la única referencia que utiliza de alguno de sus colegas, el resto de su discurso se sustenta con el uso de la disertación del contrario. Predominan la selección de enunciados negativos para crear una imagen negativa del grupo religioso, “Es una situación tan dramática que puede orillar al suicidio”. De esta manera, el escritor recurre a una lexicalización negativa con la intención de describir las acciones de los “otros.” De igual manera hace uso del recurso de la hiperbolización, describiendo así un acontecimiento en términos muy exagerados, en este caso indicando que el terror psicológico que manejan los dirigentes de esta denominación puede llevar a muchas personas al suicidio.
Como bien se señaló al comienzo de este escrito, el autor del discurso es un médico pediatra llamado Alejandro, G. Pimentel Pérez quien labora en el Instituto mexicano del Seguro Social. Antes de comenzar a hablar un poco sobre el autor, es importante dejar de manifiesto lo que expresa Van Dijk (1995) referente a las ideologías de los hablantes “Los usuarios del lenguaje como miembros de las comunidades, grupos u organizaciones y se supone que hablan, escriben o comprenden desde su posición social específica. Las ideologías se encuentran particularmente asociadas a esta posición”. El autor en el presente discurso manifiesta una ideología de tipo “profesional. Los médicos son presentados por el autor con características positivas quienes sólo trabajan por el bienestar de sus pacientes “Los médicos sólo pretenden preservar la vida de sus integrantes”, mientras que los religiosos son mostrados como seres perversos y manipuladores que sólo saben atacar a los profesionales de la salud, esto queda de manifiesto cuando el autor utiliza una cita emitida por los Testigos de Jehová “Si cualquier médico demasiado celoso condena sus amígdalas, vaya y suicídese con un cuchillo, es más barato y menos doloroso”.
La formación que posee el autor, como bien se ha dejado claro, es la especialización en el área de la pediatría, lo que le da cierta ventaja de hablar con propiedad a sus pares. El medio de difusión que se utilizó para presentar su discurso fue el de la revista médica del Instituto mexicano del Seguro Social, una fuente bastante reconocida por los médicos mexicanos.
México es el país con el segundo mayor número de católicos del mundo, para muchos, presenta una serie de ambigüedades en sus leyes y en las relaciones entre la Iglesia y el Estado. La separación entre las instituciones religiosas y la administración política de la nación quedó consagrada en la Constitución de 1857, y fue ratificada en la constitución vigente. La constitución de 1824 declaraba que la religión oficial de la República sería la católica, y Morelos señalaba que no debería haber tolerancia para ninguna otra. A partir de la segunda mitad del siglo XX, inició un proceso de introducción de credos diferentes al católico. La década de 1920 fue marcada por un conflicto religioso conocido como la Guerra Cristera, en la cual muchos campesinos alentados por el clero se enfrentaron al gobierno revolucionario que había decidido poner en vigencia las leyes constitucionales de 1917. Entre las medidas contempladas por la Carta Magna estaban la supresión de las órdenes monásticas y la cancelación de todo culto religioso. La guerra concluyó con un acuerdo entre las partes en conflicto (Iglesia Católica y Estado), por medio del cual se definieron los respectivos campos de acción. Hasta la mitad de la década de 1990, la constitución mexicana no reconocía la existencia de ninguna agrupación religiosa. En 1993 fue promulgada una ley mediante la cual, el estado les concedía personalidad jurídica como Asociaciones religiosas. Este hecho permitió el restablecimiento de relaciones diplomáticas con el Vaticano, al cual, el Estado mexicano no reconocía como entidad política. Según las cifras del INEGI, la mayor parte de los mexicanos se declara católica (aproximadamente un 96%). La segunda agrupación religiosa son los Testigos de Jehová, que suman más de 1 millón de adeptos, que convierten a la congregación mexicana de esa religión en la segunda a nivel mundial. En tercer lugar se encuentra la Iglesia de la Luz del Mundo, que tiene su centro en La Hermosa Provincia, una colonia de Guadalajara. Las denominaciones pentecostales tienen también una presencia importante, sobre todo en las ciudades de la frontera y las comunidades indígenas. De hecho, las iglesias pentecostales juntas suman más de 1.300.000 adeptos, que en números netos las colocan como el segundo credo religioso en México. Cambia la situación cuando se consideran las diferentes denominaciones pentecostales como entidades separadas.
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