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Manual para Maestras


Enviado por   •  5 de Agosto de 2018  •  Apuntes  •  1.033 Palabras (5 Páginas)  •  204 Visitas

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Durante varias décadas, la iglesia ha estado sufriendo pérdidas significativas de jóvenes que han crecido en el cristianismo.   Muchos maestros y padres de familia están preocupados y no entienden por qué está pasado esto;   piensan que los hijos que crecen en el cristianismo tienen más posibilidades de permanecer en la iglesia. En cierta manera  tienen razón pero no siempre es el caso, pues hay otros factores dentro de la iglesia que afectan gravemente y lo siguen haciendo.

Uno de los factores más grandes que está afectando a la iglesia es la idea errónea acerca de la enseñanza de los niños. Hay maestras que piensan que la enseñanza en la clase dominical no es tan importante como la clase de los adultos. Con esta idea en mente la gran mayoría de éstas se preparan (si es que lo hacen)  ¡para entretener a los niños!  A lo largo de los años que he servido en la Iglesia, me he percatado de la poca importancia que se le da a la clase de niños;  algunas ocasiones se limita a tener una maestra que se haya puesto en el rol y un paquete de hojas de máquina,  aunque desde luego el material debería ser suficiente cuando no hay recursos. Algunos creerán que es un trabajo fácil enseñar historias bíblicas, pero esto va más allá; es lograr con nuestro testimonio y con nuestra integridad que los niños vean en nuestros rostros a Dios (Mateo 18: 6), que perciban su amor y se apasionen por conocer cada día más de Jesús y por alcanzar una relación íntima con Él.  Es necesario invertir en las clases de niños ya que es la base para tener futuros buenos cristianos. Tristemente en algunos casos  lo único que llegará a su personita es lo que la maestra le enseñe el domingo por la mañana, ya que contados son los hogares  que se dedican a estudiar permanentemente la biblia con los niños en casa.  

En este pequeño manual, pretendemos poner nuestro granito de arena para que tengan herramientas  a la mano y además de instruir a los pequeños,  podamos echar a andar nuestro ingenio e imaginación, ya que una clase bien preparada y estudiada, se refuerza con una actividad manual para que ellos recuerden con gusto y deseen volver a la siguiente clase con entusiasmo y percibiendo que la maestra de su clase ha puesto un genuino empeño para que ellos puedan aprender del amor de Dios.

 

[pic 1]

 

La preparación de la clase es de suma importancia ya que de esto depende el éxito de ella. Una maestra bien preparada tanto física como anímica y  mentalmente es un tesoro.  

   Lo que puedes hacer:

  1. Siempre que pienses iniciar con los preparativos, ponte en oración y pide a Dios sabiduría (Santiago 1:5) para que tu clase cumpla su objetivo.  

  1. Al prepararte, pregúntate: ¿Qué ocurrirá en la vida de los alumnos como resultado de ésta clase? ¿Qué principios deben enseñarse y cómo debo enseñarlos?

  1. En general, enseña sólo uno o dos principios esenciales en cada lección.
  1. Durante la semana, piensa en los pequeños a los que vas a enseñar y en el modo en que la lección podría aplicarse a sus vidas.
  1. Selecciona cuidadosamente los materiales con los que reforzarás la clase, piensa en las edades de los niños y la cantidad que necesitas, pregunta al encargado de la congregación si puedes disponer de algún recurso ya sea económico o en especie para facilitar tu labor.
  1. Lleva siempre material extra, podría ser que llegue algún visitante.
  1. Planea juegos que ayuden al reforzamiento.

[pic 2]

Procura llegar con anticipación, mucho antes que los niños; es importante que cuando lleguen al salón esté todo listo para que ellos busquen el lugar de su preferencia o  que ya se les haya asignado, pues esto los hace sentir seguros y comenzará desde ahí el orden.

  1. Empieza conociendo a los niños.   Toma unos minutos para conocer a los niños en tu clase; no hay nada que a los niños les encante más que tener un distintivo o gafete con su nombre. Pregúntales cómo les fue

en la semana y si tienen algo  que quieran que pidan en oración; si en la clase pasada algún niño externó una petición,  pregúntale si ya todo ha mejorado,   hazle saber que has orado por él  y por lo que ha pedido (asegúrate de haberlo hecho).[pic 3]

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