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Misioneras De La Pasión De Jesús


Enviado por   •  8 de Mayo de 2014  •  2.622 Palabras (11 Páginas)  •  287 Visitas

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MADRE CARLA DE NONI - MISIONERA DE LA PASIÓN DE JESÚS

Nació en Revine Lago (Treviso) el 18 de junio de 1910. Era la 12 º hija de Pedro y de Rodda María, personas distinguidas, trabajadoras, honestas y religiosas. El papá fue por muchos años Alcalde de su ciudad natal. Cuando ella estuvo en grado de ser útil, y por muchos años, siguió a su hermano Giacomo que era Sacerdote en las diversas parroquias de la Diócesis de Vittorino-Véneto y con él colaboró activamente al bien material y espiritual de aquellas poblaciones. En aquel tiempo estudio, obteniendo el título de Profesora y también de Enfermera.

En el año 1939 conoció a la Sierva de Dios Madre María Margherita Lazzari, en ocasión de un viaje a Trieste que ella hizo en busca vocaciones para incrementar el nuevo Instituto de las Misioneras de la Pasión de N.S.J.C. Madre Carla cuenta:

“Tuve la oportunidad de encontrarme con Madre M. Margarita Lazzari el 16 de agosto de 1939, en Trieste, donde por su invitación me quedé con ella 6 días. Fui acogida con gran afabilidad: su figura

Madre Margarita Lazzari

en busca de vocaciones

para el nuevo Instituto

distinguida, su sonrisa, sus palabras savias y dulces me edificaron. En aquellos días me habló de la Obra y del espíritu de las Misioneras de la Pasión d Nuestro Señor Jesucristo, que ella deseaba fueran almas generosas, que en la inmolación de sí mismas supieran donarse totalmente a Jesús. En este periodo Dios me iluminó con su luz y me concedió la gracia de saber que éste era el espíritu que buscaba y, recibidos los inspirados consejos de la Madre, decidí formar parte del naciente Instituto en la siguiente primavera.

Madre Margarita me dijo que debo tener confianza y estar tranquila, porque ésta es la voluntad de Dios. El día de su partida hacia Turín se despidió de mí maternalmente, prometiéndome que me acompañaría siempre con la oración, aunque para que pudiera superar las dificultades de mis familiares, pues deseaban que permaneciera con ellos y así ayudar a mi hermano Párroco.

En la primavera, de acuerdo con la Madre en el día y la hora establecida, me encontré en la estación de Mestre. Fue un encuentro verdaderamente materno que me trajo gran conforto después de haber dejado a mi familia y mi tierra. Junto a otra hermana salimos hacia Turín. De Turín fuimos a Chiusa Pesio (Cuneo) y llegamos a la casa del Sagrado Corazón, hace poco abierta, donde se encontraban otras hermanas.

La primera

casa

en

Villanova-

Mondovì

El 24 de Abril de 1941 la Madre nos acompañó a Villanova – Santa Caterina donde, después de haber obtenido la autorización y la bendición del Obispo de Mondovì, Mons. Sebastiano Briaca, con nuestra llegada abría la Casa de Postulantado.

Apenas llegué se presentó a mis ojos un espectáculo desolante: la casa estaba cerrada y abandonada de años, en pésimas condiciones. Llovía y había goteras en todas las habitaciones, no había luz, ni agua potable. Se cocinaba con una pequeña hornilla afuera a los cuatro vientos. La Madre, con un amor ardiente nos animaba, diciendo: “Hijitas, pensemos en la pobreza de Belén, Nuestro Señor, el Omnipotente, el dueño del mundo, ha querido nacer y vivir en la más grande pobreza”.

En los primeros tiempos los alimentos eran preparados con hierbas del campo, algunas papas y solamente se tenía un poco de leche para todas. Para poder obtener el agua se tenía que caminar mucho y en descendencia, y después subir muy cargadas con los recipientes llenos de agua y con mucha fatiga. No obstante a todo se vivía en

Madre Carla con las primeras Novicias en el patio

santa alegría, no le faltaba a la Madre momentos humorísticos, contando alguna broma.

Hasta aquí Madre Carla.

Era necesario escuchar personalmente a Madre Carla para conocer que pruebas y privaciones forjaron su carácter fuerte y generoso, amante de la pobreza para sí misma, pero vigilante y afanosa para terminar con la pobreza de los demás; y para entender la celestial serenidad con la cual siempre ha afrontado los casos difíciles y dolorosos de su larga y preciosa vida.

Fue enseguida destinada a prodigarse por las necesidades de la Parroquia, para el cuidado de los enfermos, los niños y con otras Hermanas tenían a su cargo el cuidado de los Santuarios: Monte Calvario y “Santa Lucía”.

Santuario de Sta. Lucía El invierno de 1944 – 45 estuvo

particularmente duro para Italia y sobretodo para el valle de Cuneo. Muchos jóvenes se refugiaban en las montañas y combatían por la Patria contra las tropas alemanas que ocupaban Italia.

Las Misioneras de la Pasión de Jesús por disposición del Obispo Mons. Sebastiano Briacca trataban de llevar la mayor ayuda a estos jóvenes que muchas veces iban al

Santuario de Santa Lucía para buscar alimentación, medicinas y también noticias.

Madre Carla y Sor Ignacia Berto en constante comunicación con el padre Giuseppe Bruno, Capellán Militar de los “Partigiani” (Jóvenes que luchaban por la liberación de Italia), ayudaban a estos jóvenes que se encontraban en las montañas en la lucha por la libertad. Las Hermanas debían aunque llevar las noticias, a menudo muy reservadas y algunas veces peligrosas, para la supervivencia de nuestros jóvenes y de las mismas hermanas que, animadas por su gran fe y sostenidas por la oración de la Madre Fundadora, se habían votado a la lucha.

Frecuentemente venían al Convento de Villavecchia (Casa Madre de las Misioneras de la Pasión de N.S.J.C.) después de los combates, ametrallamientos o incursiones aéreas, las mamás desesperadas a llamar a la puerta para pedir noticias de sus hijos.

Con inmensa tristeza e infinita piedad, Sor Carla en

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