Biblia De Jesus

A lo largo de las clases hemos visto tres principios que se pueden relacionar unos con otros. Estos principios son tres y corresponden a: la imagen mágica de Dios, imagen del Dios que dialoga y el principio de hermenéutica. Primero tenemos que la imagen mágica es “incompatible” con la imagen del Dios hablador, y la otra relación tiene relación con el segundo principio y la hermenéutica. Para dar a conocer con más profundidad lo dicho anteriormente, primero definiremos cada principio y luego procederemos a relacionar los conceptos bajo la afirmación propuesta que dice “Dios no compite con el hombre”.

El pensamiento mágico se rige por medio de dos justificaciones hacia los hechos que ocurren o han ocurridos. Estas justificaciones son las “naturales” y las “sobrenaturales”. Las naturales tienen una explicación lógica y racional, en cambio la sobrenaturales tienen una explicación mágica atribuible a Dios o a lo “numinoso”, desde este principio es que se habla del dios mágico que se le atribuye todo hecho que, debido a la ignorancia, no se sabe la razón de su proceder, en otras palabras si sucede algo que no sé cómo explicarlo, es obra divina de Dios. Según el texto Superación del “pensamiento mágico”, este pensamiento mágico proviene de lo cuan insignificante se puede sentir el hombre ante las amenazas o situaciones en la vida en que se ve imposibilitado de controlar, esto se explica con ejemplos como “el volcán o la tormenta, el poderío de la nación vecina, los espíritus de los ancestros, la incertidumbre del futuro, el paso del tiempo, la enfermedad y la muerte inexorable" (5:17). El mismo texto citado anteriormente dice que el hecho de que el hombre crea que Dios interviene en la realidad o en la naturaleza en forma directa no es correcto, debido a que se llega a separar “la vida de la fe y la fe de la vida”, y uno termina conviviendo con dos paradigmas (científico y religioso) distintos que acaban por separar la realidad en dos, lo que hace que uno termine viviendo en dos mundos distintos dentro de uno mismo. Esto lleva a confusión y a una pérdida del sentido de la vida, lo que no es sano para la persona.

La imagen del Dios que dialoga, se basa en tres pasos de interacción que existen entre el hombre y Dios, primero hay una iniciativa divina por parte de Dios, luego una respuesta humana a aquella iniciativa y, por último, hay una respuesta divina a la respuesta divina.

Dios

ID RH RD

Hombre

Todo parte con la creación, ya que Dios que es el creador de todo, le da a cada hombre todo lo necesario para subsistir y desarrollarse en todo sentido, y a partir de esa creación, nos acompaña a cada uno en nuestro camino dándonos herramientas para vivir de acuerdo a su voluntad y así alcanzar nuestra felicidad. Dios quiere que lleguemos al pleno conocimiento de la verdad y es por esto que nos da este don de la vida. Este plan de Dios, llamado el “proyecto divino”, es lo que Él quiere de cada uno de nosotros, o sea, es cierto que “Dios no es envidioso de la felicidad humana, sino que la promueve, la defiende, hasta dar su vida porque se vuelva posible alcanzarla” (9:5) y esto se evidencia por medio de la Biblia que relata como Dios sacrifica a su propio hijo para poder salvarnos de un pecado que cometimos nosotros mismos. Por otro lado es cierto que Dios tampoco tiene algo predeterminado para cada persona, sino que cada uno va construyendo su propia historia y es aquí donde entra a actuar la respuesta humana a la iniciativa Divina. “Dios se compromete con la libertad humana, al punto de respetarla de manera incondicional” (9:11), y es por medio de esta libertad que Dios nos hace responsables del moldeamiento de la creación. En nuestra plena libertad de acción, nosotros podemos dar dos respuestas, una positiva que va de la mano con la gracia y nos llena hacia una vida digna, y por otro lado hay una respuesta negativa que tiene relación con el pecado y corresponde a toda acción que va en contra de la obra de Dios y de la propia libertad. Sin importar la respuesta dada por la persona, Dios da otra oferta divina que va de la mano con su intensión de que lleguemos a la verdad plena. Esta es un nuevo llamado a la vida, una vida aún más feliz y divina, pero siempre bajo el respeto incondicional de la libertad de cada hombre.

Es así como se desarrolla el diálogo entre el hombre y Dios de una forma más racional y no absolutamente mágica, además que se basa en un acompañamiento completo en todo momento de Dios con cada persona humana y no va en contra de su felicidad. En este sentido, la imagen mágica de Dios se contrapone a la imagen del Dios que dialoga, debido a que la primera propone un Dios que actúa en ciertas ocasiones a modo de castigo o premio, en cambio el Dios hablador es un dios que constantemente acompaña y no interviene por cada acción que realicemos por tan mala o buena que sea. Con respecto a la afirmación de que Dios no compite con el hombre, se puede deducir

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