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PARÁBOLA: LO QUE CUESTA SEGUIR A CRISTO


Enviado por   •  28 de Abril de 2014  •  2.529 Palabras (11 Páginas)  •  336 Visitas

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Lucas 14:25-33

“… Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz. Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo….”

Introducción:

¿Cuál es el público o el auditorio que tiene Jesús cuando pone en claro el costo de seguirle?: MULTITUDES que le seguían.

¿Porqué le seguían?: Sencillamente había hecho muchos milagros, había concedido muchos beneficios; muchos habían sido beneficiados con sanidades y con comida para su vientre. Eran seguidores del interés y de los beneficios que pensaban que podían seguir sacando de ese Hombre bondadoso, misericordioso que estaba sanando y alimentando sin tener que pagar por la consulta o por la obra sanadora, ni tenían que trabajar para pagar el precio por el almuerzo.

A sus seguidores o más bien a los seguidores de los beneficios los reta con una exigencia para el discipulado con Él: Renuncia y Rendición; renuncia a todo y rendición a Él.

Acá vemos como El Señor Jesucristo no está interesado en “multitudes”, sino en “discípulos”.

LA PARÁBOLA:

1. DECLARACIONES ESCANDALIZANTES DEL SEÑOR:

A. Una familia superior a la doméstica:

La esencia en la cultura hebrea y en la colombiana, más aún en la antioqueña es la familia, es impenetrable. Puede haber muchos disgustos al interior de una familia, pero al final, a quienes acudimos por ayuda es a nuestra familia, y en tiempos de necesidades deponemos el orgullo; ante una necesidad apremiante e insalvable por medio de nuestros propios recursos, ahí está nuestra familia. Igualmente cuando uno de los nuestros: padre, madre o hermanos, se encuentra en dificultades, hacemos a un lado, así sea temporalmente, nuestros rencores y enemistades para tenderle la mano en tiempo de angustia insuperable por sus propios medios. Por supuesto que hay muchos tan inmensamente revestidos de resentimiento, odio y rencor que no dan el brazo a torcer para pedir ayuda o para brindarla a aquellos que son nuestra familia doméstica.

Es maravillosa la familia, pero el Señor realza la importancia de la familia celestial; El Señor demanda ponerlo a Él por encima de todo, aún por encima de la familia doméstica: “… Amarás al Señor Tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas….” (Marcos 12:30).

Una familia Celestial, superior y eterna: Jesús, reconociendo la temporalidad de la familia doméstica y la eternidad de la familia celestial, hace notable este concepto, también ante una multitud. Dice la Escritura que “… se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni aún podían comer pan …” (Marcos 3:20); y “… vinieron después sus hermanos y su madre …” y dieron aviso al Señor, que ellos le buscaban, “… y Él les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados alrededor de Él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre…” (Marcos 4:31-35).

B. Una vida superior a la propia vida: La nueva vida en Cristo:

El ideal en el corazón del ser humano es ser notable o famoso, reconocido virtuoso y rico respetado.

Lamentablemente el fundamento de la vida de los seres humanos es un fundamento líquido. ¿Qué edificación puede hacerse sobre el agua?. Aún el Titanic fue partido en dos por el mismo Dios cuando le retaron declarando que “Ni Dios puede hundirlo”. Todo el mundo sabe qué pasó, solo pudo zarpar y no hubo camino de regreso.

Las celebridades son los ejemplos de vida y todos quieren imitarlos. Un joven ignorado y totalmente desconocido se gana un Reálity, y de la noche a la mañana es una persona importantísima, con seguidores, fans y con incontables imitadores, que empezarán a vestirse como ellos, a hablar como ellos, a actuar como ellos, echando por el piso la moral, porque si el famoso lo hace, es aprobado y hay que estar a la moda con las celebridades. ¡¡¡ oh terrible pérdida de valores, decadencia moral, deterioro social y pobreza espiritual !!!

El camino de la gloria y el poder terrenal es contrario a la Gloria Eterna de Nuestro Señor Jesucristo. Jesús sabía que Su Camino era el de la Cruz y no el camino de un reino temporal; no rehusó la Cruz y siempre se negó al reino de este mundo.

C. Una lucha personal por el Reino de DIOS:

Tomar la propia cruz: El precio del discipulado es seguir las pisadas de Jesús, y para eso nos dejó ejemplo para que no quedara ninguna duda (1ª Pedro 2:21). El Señor no nos pide nada que Él mismo no hubiera hecho.

Cuando habla de perdón y nos pide que perdonemos, Él lo hizo: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”; cuando nos anunció aflicciones y sufrimiento, Él sufrió: “Varón de dolores, experimentado en quebranto”. Cuando nos pide que seamos generosos, Él fue generoso, alimentó a multitudes. Cuando nos pide que no seamos altivos ni orgullosos, Él lo hizo, él fue humilde y se sentó con pecadores, ladrones y rameras, los llevó al arrepentimiento, y sus vidas cambiaron y encontraron salvación eterna.

La propia cruz ahora que hemos aceptado de seguir a Jesús, nuestra vida es la Cruz de Cristo. Es la lucha por la derrota del pecado en nuestras vidas, como en las vidas de aquellos que el Señor pone en nuestro camino para ganarlos y edificarlos para Él. En su invitación a venir a Él, añade: “… Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas…” (Mateo 11:29).

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