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Predica


Enviado por   •  9 de Abril de 2013  •  Trabajos  •  903 Palabras (4 Páginas)  •  471 Visitas

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“.YA SE OYE EL RUIDO DE LA LLUVIA” (1 Reyes 18:41)

El Profeta Elías – Parte 1

¿Estás pasando un periodo de sequía espiritual? ¿Estás muy ocupado animando a otros mientras que tu propia vida parece venirse abajo?

No eres el único. Lo mismo le sucedió a Elías, un profeta que había hecho descender fuego del cielo en el Monte Carmelo y que había derrotado a 850 falsos profetas de manera espectacular. Pero de repente se encontró en medio de una hambruna terrible, donde todo recurso humano se había agotado, y sin saber qué hacer. ¿Cómo reaccionó? “.Postrándose en tierra, puso el rostro entre las rodillas” (1 Reyes 18:42). ¡Bien hecho! Elías decidió silenciar lo que estaba a su alrededor, buscar la ayuda de Dios y seguir orando hasta obtener la respuesta. Y ésta llegó con el sonido de lluvia abundante.

Destaquemos que lo que Elías oyó en su espíritu contradecía por completo a lo que percibían sus ojos y sus oídos. Su espíritu pudo sentir la lluvia antes de que cayera la primera gota en el suelo.

De esto se desprende una enseñanza: Cuando Dios te habla, lo hará a tu espíritu, no a tu carne; sin embargo, lo que te dice te será más real que cualquier otra cosa que ocurra a tu alrededor. Pero está alerta, porque es probable que lo que oigas en el espíritu contradiga lo que oigas en el intelecto, o lo que tengas en el banco, o la situación del hogar, o tu estado de salud. Elías tuvo que descartar todos los indicios que apuntaban a la “sequía”. Y tú tendrás que hacer lo mismo. Cuando estés seguro de que Dios te ha prometido algo, haz caso omiso del negativismo de tu entorno, aférrate a Su Palabra y mantente firme en lo que crees.

“SUBE AHORA Y MIRA HACIA EL MAR.”(1 Reyes 18:43)

El Profeta Elías – Parte 2

Elías dijo a su criado: “Sube ahora y mira hacia el mar. Él subió, miró y dijo: No hay nada. Pero Elías le ordenó de nuevo: Vuelve siete veces. A la séptima vez el criado dijo: Veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Elías dijo: Ve y dile a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te lo impida” (1 Reyes 18:43-44). En este relato se destacan cuatro cosas:

Primero, debes esperar una respuesta de Dios, no de la gente. “¡Bendito el hombre que confía en el Señor. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas. No temerá cuando llegue el calor. En el año de sequía no se inquietará ni dejará de dar fruto” (Jeremías 17:7-8).

Segundo, debes seguir creyéndole a Dios. Elías recibió una y otra vez el mismo informe negativo: “No hay nada”; a pesar de ello, siguió creyendo, hasta que la séptima vez dijo su criado: “.Veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del

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