Predica

¡LEVANTANTE, TOMA TU LECHO Y ANDA!

Juan 5: 1-8          

Betesda: Casa de Misericordia

Estanque: Si no hay un mantenimiento, se contamina y produce muerte.

Pórtico: Paseo cubierto por un techo sostenido por columnas.

Vamos a iniciar este mensaje colocando en contexto este versículo. Antes en el capítulo 4, Jesús se encontraba con una samaritana, que estaba sacando agua de un pozo de Jacob y entablaron una conversación no bien visto, puesto que los judíos y samaritanos no se trataban bien. En la conversación Jesús le pide agua, pero a la vez el mismo Señor le decía que le daría agua viva, y la mujer samaritana más adelante le dice dame de esa agua para que no tenga sed jamás, ansiaba, anhelaba recibir esa agua, luego vemos que el Señor Jesús sana a un hijo de un oficial en Caná de Galilea, donde anteriormente había convertido el agua en vino, nuestro Maestro le dio una palabra: Ve, tu hijo vive. El oficial creyó en esa palabra y fue a mirar a su hijo. Al llegar a casa les pregunto a sus siervos a que comenzó a estar mejor. Y creyó él con toda su casa.

El Señor Jesús siendo judío y obediente a la Ley, subió a Jerusalén y allí en Jerusalén cerca de la puerta de las Ovejas (Jesucristo) había un estanque llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos.

En ese lugar había toda clase de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos que esperaban el movimiento del agua. Hoy día muchos de nosotros esperamos que va a pasar con nuestras vidas, con nuestras deudas, con nuestras familias, estamos esperando que agiten el agua de nuestras vidas, creyendo lo que dicen las noticias, lo que digan los médicos.

Miremos que había un hombre que hacía 38 años estaba enfermo, y lo miro el Señor Jesús (Aunque no veas a Jesús, Él si te ve a ti) al paralitico que estaba acostado y supo que llevaba mucho tiempo así (porque Jesús sabia y conoce a todos los hombres y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre) y le pregunto al enfermo ¿Quieres ser sano? El Señor Jesús esta noche te dice la misma pregunta directa y sin vacilar. ¿Quieres ser sano?, ¿Quieres ser salvo?, pero este hombre en vez de decirle ¡Claro mi Señor!, se puso a explicarle el motivo porque no está sano. El Señor nos dice ¿Quieres ese empleo? Y nos ponemos a dar vueltas y decirle Señor he metido tantas hojas de vida que creo que ya todas las empresas de la ciudad me conocen, ya me especialice hasta en eso, es que el médico me dijo que tengo estos males y me ha hecho una cantidad de examen. Nos ponemos a dar tantas vueltas que nos mareamos a una simple pregunta. Sabes hermanos, hermanas, amigos que nos visitan por primera vez. Jesucristo conoce por donde estás pasando, conoce tus necesidades, solo exprésale, confía y espera en Él. El maestro no se sentó al lado del enfermo y siguió conversando, a ver cómo es que no te ayudan tus amigos, tus familias dónde están?

Muchas veces estamos tocando la misma puerta y Dios nos tiene abiertas otras. Mis hermanos debemos primero pedirle al Padre que seamos guiado por el Espíritu Santo y segundo vivir por fe, no por vista como dice en 2 Corintios 4:18: “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”.

(Reflexión de Florence Chadwick)

El 4 de Julio de 1952, Florence Chadwick de 34 años entró al Océano Pacífico en la costa de la Isla Catalina, California, con la determinación en ser la primera mujer en nadar hasta llegar a la costa del continente. Siendo una experimentada nadadora, ella ya había sido la primera mujer que cruzó nadando el Canal de la Mancha en ambos sentidos.

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