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Reflexion Santuario


Enviado por   •  29 de Octubre de 2013  •  2.372 Palabras (10 Páginas)  •  286 Visitas

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Sábado 28 de septiembre

Lee Para el Estudio de esta Semana: Jeremías 23:23, 24; Salmo 89:14; Apocalipsis 4; 5; Salmo 11:4-7; Deuteronomio 25:1; Hebreos 8:1, 2.

Para Memorizar: “Tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les harás justicia” (1 Rey. 8:49).

“¿DÓNDE VIVE DIOS?”

La pregunta inocente de un niño de seis años puede dejarnos perplejos. Esta pregunta fácilmente puede conducirnos a otras más difíciles, tales como: “Si Dios vive en un lugar, ¿cómo es posible que esté en todas partes?” O, “¿Necesita Dios un lugar donde vivir?” O, “Si él no lo necesita, ¿por qué lo tiene?” O, “Si necesita uno, ¿por qué lo tiene?”

Buenas preguntas y, dado lo poco que sabemos (y lo mucho que no sabemos), no son fáciles de responder.

No obstante, podemos contestarlas con lo que sabemos. Como adventistas del séptimo día, sabemos por la Biblia que Dios mora en el cielo, que está obrando activamente en nuestro favor “allá arriba” y que el centro de su acción está en el Santuario celestial.

La Escritura es clara: el Santuario celestial es un lugar real, y por ello podemos conocer verdades acerca del carácter y la obra de nuestro Dios. De este modo, el centro de la lección de esta semana es el Santuario celestial y lo que Dios está haciendo allí por nosotros, porque lo que hace en el Santuario, en realidad, es para nosotros.

Domingo 29 de septiembre: La residencia de Dios

A menudo decimos que “Dios está en todas partes”; o que es “omnipresente”, lo que significa que está presente en todo el universo. “¿Soy yo Dios de cerca solamente, dice Jehová, y no Dios desde muy lejos? [...] ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?” (Jer. 23:23, 24). David entendía también que nadie puede huir de Dios (Sal. 139). De hecho, Pablo alega que Dios está cerca de cada uno, por lo menos en un sentido espiritual (Hech. 17:27, 28).

Complementando el atributo de omnipresencia de Dios está su existencia eterna. Dios no tiene principio ni fin (Sal. 90:2). Él siempre ha sido y siempre será (Jud. 25).

Lee 1 Reyes 8:49 y Salmo 102:19. ¿Qué nos enseñan acerca del lugar donde Dios mora? ¿Cómo hemos de entender lo que esto significa? ¿Podemos entenderlo?

Las Escrituras están llenas de declaraciones alusivas a que Dios reside en el cielo (1 Rey. 8:30, 43, 49). ¿Significa esto que Dios está más presente en el cielo que en cualquier otra parte? Obviamente, Dios mora en el cielo de una manera especial, su presencia es gloriosa; y su santidad, pura. La mayor manifestación de la presencia de Dios existe en el cielo.

Hay una diferencia, sin embargo, entre la “presencia general” de Dios y su “presencia especial”. Dios está presente en forma general en todas partes; no obstante, él elige revelarse en forma especial en el cielo y, como veremos, en el Santuario celestial.

Por supuesto, tenemos que admitir que estamos limitados en nuestra comprensión de su naturaleza física. Él es espíritu (Juan 4:24) y, como tal, no puede ser contenido en ninguna estructura o dimensión (1 Rey. 8:27). Aun así, la Biblia presenta el cielo (Juan 14:1-3) y el Santuario celestial como lugares reales (Heb. 8:2) donde está Dios (Hech. 7:55, 56; Apoc. 4:2, 3). Tenemos que llegar a la conclusión de que el cielo y el Santuario celestial son lugares donde Dios condesciende a encontrarse con su creación.

Hay muchas cosas que son difíciles de comprender para nosotros, tales como la morada de Dios, aunque la Biblia dice que esa morada es real. ¿Cómo podemos aprender a confiar en todo lo que la Biblia nos enseña, no importa cuán difícil sea de comprender a veces? ¿Por qué es importante para nosotros aprender a confiar aun cuando no entendamos todo?

Lunes 30 de septiembre: La sala del trono

Lee Salmo 47:6 al 9; 93:1 y 2; y 103:19. ¿Qué nos enseñan estos textos acerca de Dios y su trono?

En la Biblia aparecen varias visiones del Trono celestial. La mayoría describe una especie de asamblea celestial, y Dios como Rey. Es interesante que la mayoría de ellas se ocupe de asuntos humanos, y generalmente presentan a Dios actuando en favor de los justos o hablando a su favor.

La Biblia también revela a Dios como soberano. Por ejemplo, el reinado del Señor es un tema recurrente en los Salmos. Dios no es solo Rey en el cielo, sino también “Rey de toda la tierra” (Sal. 47:7), y no solo en el futuro sino ya, en el aquí y ahora (Sal. 93:2).

Que el Trono de Dios está establecido en el cielo tiene varias ramificaciones. Una de ellas es que Dios es independiente y superior al resto del universo.

Lee Salmo 89:14 y 97:2. ¿Qué nos enseñan estos textos acerca del carácter de Dios y de cómo gobierna?

El gobierno de Dios abarca la rectitud y la justicia, como también el amor y la verdad. Estas cualidades morales describen cómo actúa en el mundo humano y subraya su posición en todo el universo. Estas cualidades, que constituyen su gobierno, son las mismas que él quiere que su pueblo manifieste en su vida (Miq. 6:8; comparar con Isa. 59:14), y es nuestro sagrado privilegio hacerlo.

“Así como, en obediencia a las leyes naturales de Dios, la tierra había de producir sus tesoros, así, en obediencia a sus leyes morales, el corazón de la gente había de reflejar los atributos del carácter de Dios” (HAd 127).

¿Cómo podemos manifestar mejor la bondad, la justicia y la rectitud, en un mundo lleno de maldad, injusticia y perversidad? ¿Por qué debemos tener esas virtudes?

Martes 1 de octubre: La adoración en el cielo

Lee Apocalipsis 4 y 5. ¿Qué nos enseñan estos dos capítulos acerca de la morada celestial de Dios? ¿De qué manera se revela también el plan de salvación en estos textos?

La visión de la sala celestial del Trono es una visión del Santuario celestial. Esto se hace evidente por el lenguaje que se refiere al sistema religioso hebreo. Por ejemplo, las palabras para puerta y trompeta, en Apocalipsis 4:1, aparecen a menudo en la Septuaginta (una antigua versión griega del Antiguo Testamento) con referencia al Santuario. Las tres piedras en Apocalipsis 4:3 son parte del pectoral del sumo sacerdote. Los siete candeleros nos recuerdan el candelabro del Templo de Salomón. Los 24 ancianos nos recuerdan las 24 divisiones de los sacerdotes para el servicio del Santuario

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