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Reflexiones Biblicas


Enviado por   •  8 de Agosto de 2013  •  1.258 Palabras (6 Páginas)  •  298 Visitas

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Domingo 11 de agosto

19º domingo del Tiempo Ordinario

Sab 18,6-9: Castigabas a los enemigos y nos honrabas llamándonos a ti

Salmo Responsorial 32: ¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor!

Heb 11,1-2.8-19: La fe, seguridad de lo que se espera

Lc 12,32-48: Dichoso el sirviente que se encuentre preparado

Primera Lectura

Los israelitas, oprimidos en Egipto, experimentaron que el Señor era su salvador la noche en que murieron los primogénitos de los egipcios. Por eso aquella noche tuvo una significación tras-cendental para la historia de los hebreos. Les recordaba las promesas que Dios había hecho a sus padres; que desde enton-ces Israel fue un pueblo libre y consagrado al Señor. La primera cena del cordero pascual sirve de modelo a lo que había de ser centro de la vida religiosa y cultural.

La participación en un mismo sacrificio simbolizaba la unión so-lidaria de un pueblo en un destino común. La celebración pas-cual recuerda que Dios no cesa de elegir a su pueblo entre los justos y de castigar a los impíos.

Hoy, toda esta imagen de Dios, por más que la hayamos estado escuchando y venerando durante milenios, desde siempre, apa-rece como profundamente inadecuada, inaceptable. ¿Qué clase de Dios es ése que opta por un pueblo, lo elige, le regala una tierra que está ya ocupada por otros pueblos da poder a su pueblo elegido para que los expulse y los destruya? ¿Es verosí-mil esta imagen de Dios? ¿No es propia de los tiempos «triba-les», donde cada tribu se imagina que tiene su Dios protector que la defenderá contra las demás?

Segunda Lectura

La fe de Abraham y de los patriarcas sirve de ejemplo. Para es-timular la perseverancia en la fe que lleva a la salvación, la carta a los Hebreos aduce una serie de testigos. Abraham, lo mismo que los hebreos del siglo I, conoció la emigración, la ruptura respecto al medio familiar y nacional y la inseguridad de las per-sonas desplazadas. Pero en esas pruebas encontró Abraham motivo para ejercer un acto de fe en la promesa de Dios.

La fe enseña a no darnos por satisfechos con los bienes tangi-bles ni con esperanzas inmediatas. Abraham creyó por encima de la amenaza de la muerte. Sufrió los efectos de esterilidad de Sara y la falta de descendencia. Esta prueba fue para él la más angustiosa porque el patriarca se acercaba a la muerte sin haber recibido la prenda de la promesa. Aquí se hace realidad la última calidad de la fe: aceptar la muerte sabiendo que no podrá hacer fracasar el designio de Dios.

Más que el sufrimiento, es la muerte el signo por excelencia de la fe y de la entrega de uno mismo a Dios. Abraham creyó en un “más allá de la muerte”, creyó le sería concedida una posteridad incluso en un cuerpo ya apagado, porque le había sido prometi-da. Esta fe constituye lo esencial de la actitud de Cristo ante la cruz. También se entregó a su Padre y a la realización del desig-nio divino, pero tuvo que medir el fracaso total de su empresa: para congregar a toda la humanidad, se encuentra aislado pero confiado en un por encima de la muerte que su resurrección iba a poner de manifiesto.

Evangelio

El evangelio de hoy nos presenta unas recomendaciones que tienen relación con la parábola del domingo anterior del rico necio. Los exegetas se diversifican en cuanto a la estructura que presente el texto y no determinan las unidades de las que se compone. La actitud de confianza con el que inicia el texto no debería de omitirse “no temas, rebañito mío, porque su Padre ha tenido a bien darles el reino”. Esta exhortación a la confian-za, al estilo veterotestamentario y que gusta a Lucas, expresa la ternura y protección que Dios ofrece a su pueblo, pero expresa también la auto comprensión

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