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Religion Judaísmo

ellopez6 de Noviembre de 2012

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Qué es el Judaísmo?

Tomado de la Enciclopedia Hispánica

Pregunta:

¿Qué es el Judaísmo?

Respuesta:

De las grandes religiones monoteístas existentes en la actualidad, el judaísmo es la que posee más antiguas raíces. De su seno brotó el cristianismo, en tanto que el Islam adoptó diversos elementos judaicos y reconoció como profetas a Abraham y Moisés.

El judaísmo es la religión de los judíos, israelitas o hebreos, y abarca tanto las creencias como las costumbres y el estilo de vida propios de esta comunidad étnica, mantenidos con constancia y flexibilidad a través de las vicisitudes de cuarenta siglos de existencia.

El judaísmo en la historia

Para el pueblo judío la historia no se limita a una sucesión de acontecimientos; es una historia sagrada, que comienza con la elección del pueblo por parte de Dios -Yahvé- y se orienta hacia el cumplimiento final de su promesa de que por mediación de este pueblo Dios bendecirá a todas las naciones. En el curso de esa historia, los sabios judíos incorporaron a los libros sagrados un amplio corpus de textos que constituyen hoy el fundamento de su religión.

Período bíblico. La Biblia hebrea -que a excepción de algunos libros coincide esencialmente con el Antiguo Testamento cristiano- narra los hechos fundamentales de la historia del pueblo judío, desde el momento trascendental de la elección y la alianza con Dios. Los judíos dividen su Biblia en tres partes: la Ley (Torá), los Profetas (Nebiim) y los Hagiógrafos (Ketubim).

Alianza y elección. El padre de los hebreos, Abraham, habitaba en la ciudad de Ur, junto a la desembocadura del Éufrates, en el siglo XX antes de la era cristiana. De allí partió con su padre hacia el norte y recibió la orden de Dios: 'Deja tu tierra, y tu parentela, y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré. Y yo haré de ti una nación grande... y serán benditas en ti todas las naciones de la tierra' (Génesis 12:1-3).

Tras llegar a la tierra de Canaán, la actual Palestina, Yahvé estableció alianza con Abraham: 'A tu posteridad daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran Éufrates' (Génesis 15:18), y como señal de esta alianza le ordenó: 'Todo varón entre vosotros será circuncidado' (Génesis 16:10).

Abraham, su hijo Isaac y su nieto Jacob forman la línea de referencia del pueblo hebreo fiel a la alianza divina.

Jacob recibió del Señor un nuevo nombre, Israel, y de sus doce hijos surgieron las doce tribus del pueblo judío, los 'descendientes de Israel'.

Éxodo y asentamiento en Canaán. La segunda etapa decisiva de la historia del pueblo hebreo comenzó con la liberación de la esclavitud de Egipto (siglo XIII a.C.), donde se había establecido a causa de la sequía.

Moisés fue el caudillo que dirigió por orden de Yahvé esta marcha durante cuarenta años a través del desierto hasta volver a conquistar la tierra de Canaán.

Durante la travesía del desierto acuñó Moisés la ley judía, cuyo núcleo fueron las tablas recibidas de Dios en el monte Sinaí, y que abarcaban las creencias, la moral, los ritos y el ordenamiento civil del pueblo. Esta ley, Torá -llamada también ley mosaica o de Moisés-, recogida en el Pentateuco (los cinco primeros libros de la Biblia), prestaría coherencia y unidad al pueblo judío a través del tiempo y de la geografía. También en tiempos de Moisés, según la tradición, surgió la ley oral, que se transmitió a lo largo de generaciones y fue puesta por escrito muchos siglos después. Una vez establecidos en Canaán, la tierra prometida, los hebreos experimentaron la influencia del paganismo sensual y los ataques de filisteos y moabitas. Surgieron entonces los jueces, caudillos como Sansón, pero se hizo necesaria la reunificación de las doce tribus y se proclamó rey a Saúl (siglo XI a.C.). David, su sucesor, conquistó Jerusalén; la estableció como capital y llevó a ella el Arca, símbolo de la alianza con Dios. Salomón, hijo de David, construyó el primer templo. A su muerte se dividió nuevamente el reino: Israel, al norte, con diez tribus, admitió elementos heréticos en el culto y pronto sucumbió; Judá, centrado en torno a Jerusalén, se mantuvo fiel a las tradiciones.

En esta época de decadencia religiosa, política y económica surgieron los grandes profetas de Israel -Elías, Amós, Isaías- que exhortaron al pueblo a regresar a la fe tradicional. La visión de la historia como instrumento de Dios, que hace caer la desgracia sobre el pueblo judío por incumplir la alianza, fue en parte obra de los profetas.

Exilio y restauración. A comienzos del siglo VI, el rey babilonio Nabucodonosor saqueó Jerusalén y deportó su población a Babilonia. Este nuevo destierro espiritual unió al 'resto de Israel' bajo la predicación del profeta Ezequiel y forjó una restauración religiosa que preparó la próxima, ésta de índole política.

La conquista de Babilonia por Ciro, rey de los medos y los persas, permitió a los hebreos la vuelta a la tierra prometida (538 a.C.) y la reconstrucción del templo de Jerusalén (515 a.C.). Gran parte del pueblo, sin embargo, quedó repartido desde Egipto hasta la India, como una prefiguración de la posterior diáspora (dispersión).

Esta restauración religiosa y política es considerada por algunos autores como el verdadero origen de la unidad espiritual del pueblo judío. Su gran artífice fue Esdras, sacerdote de los judíos de Babilonia, que fue enviado por el rey persa Artajerjes II a Jerusalén para controlar la observancia de la ley mosaica, reconocida con carácter civil para los judíos. Esdras hizo renovar la alianza con Yahvé tras una lectura de la ley ante el pueblo durante siete días. Renovó igualmente el culto en el nuevo templo, aunque se continuó la enseñanza en las sinagogas locales, y alentó la esperanza, predicada por los profetas, en un mesías que instauraría el reino de Dios.

Períodos helenístico y romano. La influencia griega se inició con la conquista de Palestina por Alejandro Magno. Posteriormente, el pueblo judío alternó largas fases de dominación extranjera con breves períodos de independencia, hasta que en el año 63 a.C. el romano Pompeyo conquistó Jerusalén. Como grandes enclaves judíos de esta época destacan los de Siria, Babilonia y Alejandría, de Egipto. En esta última ciudad se realizó la traducción al griego del Pentateuco denominada de los setenta o septuaginta por el número de autores que la realizaron.

Durante la dominación romana, Jesús de Nazaret reunió un grupo de discípulos que se desgajaron del judaísmo y constituyeron la iglesia cristiana. Roma sofocó diversas revueltas judías, y en el año 70 de la era cristiana el templo de Jerusalén fue arrasado. Se inició así la diáspora, la dispersión del pueblo judío, que encontró en la religión su único factor de unificación.

Período rabínico. El Talmud. El largo período rabínico, que los historiadores delimitan entre el siglo II y el siglo XVIII, se caracterizó por la elaboración por parte de los rabinos -maestros del judaísmo- del Talmud. La primera época, denominada de los maestros, presentó figuras como la de Yehudá ha-Nasí, de Palestina, que a principios del siglo III fijó por escrito la ley oral en la Mishná, que constituía fundamentalmente su comentario de la Torá. La época siguiente, la de los intérpretes, añadió nuevos comentarios o Guemará, que junto con la Mishná constituyen el Talmud. Hubo, sin embargo, dos versiones del Talmud, según la procedencia de las Guemará: la palestina y la babilónica. Esta última, culminada en el siglo V, logró gran influencia durante la edad media y fue adoptada por el judaísmo actual.

El Talmud constituye fundamentalmente un singular esfuerzo de los rabinos por adaptar los preceptos de la ley a la existencia cotidiana de comunidades enormemente dispersas. Sus enseñanzas y contenido se dividen en la Halaká, esencialmente normativa, y la Haggadá, que incluye narraciones, parábolas, etc., destinadas a iluminar y fortalecer al pueblo.

Sefarditas y ashkenazis. Sobre una común base religiosa, la cultura judía vio durante la edad media el desarrollo de dos grandes ramas en Europa. Los sefarditas (o sefardíes) siguieron la tendencia babilónica y recibieron la influencia de los musulmanes con los que convivieron en España. Los ashkenazis, asentados en Francia y Alemania, adoptaron la línea palestina y mantuvieron estrecho contacto con la cultura cristiana. De los ashkenazis surgieron dos corrientes místicas: la cábala (probablemente de origen hispano), desarrollada en los siglos XII y XIII y relacionada con el esoterismo occidental; y el hasidismo, que se prolongó hasta la época contemporánea y preconizaba la fe piadosa y la inmediatez de la experiencia religiosa.

Período moderno. Las ideas de la Ilustración en el siglo

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