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Reseña Del Libro En Busca De La Eficacia


Enviado por   •  29 de Agosto de 2013  •  2.106 Palabras (9 Páginas)  •  1.129 Visitas

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Título: la fe en busca de eficacia.

Autor: José Míguez Bonino.

Ediciones: sígueme- salamanca 1977.

Lugar de edición: Buenos Aires Argentina -1976.

Año de edición: julio de 1976

Numero de pág.: 203, pdf 102

Resumen del libro:

La sola idea de presentar esta obra es para el autor, motivo de vacilación por verla teología de la liberación como un producto de buena salida.

Se puede ver dentro de este libro, lo difícil y maravillosa que puede ser la Teología de la Liberación. De la cual se pueden realizar juicios, por como incluye diferentes posturas primordiales y símbolos del pueblo y la filosofía; como el marxismo y al mismo che Guevara, como siendo como el mismo autor lo reconoce un guerrillero, para mostrarlo como una figura de Cristo. Para algunos, así como las que se centran en lo referente a la iglesia, buscando tener cada cristiano en el sitio que se debe, siendo el compromiso con los más necesitados una realidad que sirve como reflexión teología y que tiene un valor generado desde el conocimiento, que se adquiere desde el mismo momento que se inicia una visión integral del evangelio.

La historia no deja como herederos de un compromiso, con Latinoamérica, donde se nos tilda de no haber realizado ninguna clase de idea que permita iniciar, la realización de los que tenemos como filosofía de vida la gran comisión, y que olvidamos la realidad de nuestro pueblo para emprender una obra que sea integral, y noe lleve a mostrar mas Lo que DIOS desea. Al parecer ha sido mas importante la humanidad para los que no conocen, “o no profesan conocer a DIOS” que para los que encargados de que la humanidad tenga una mejor vida. Es como si el mundo religioso, se hubiese alejado de la verdad de nuestro pueblo.

Hoy día esta forma hacer teología ha sido bastante conocida, no solo entre nosotros además en Europa, a raíz de esto se cae en la critica, de los teólogos tradicionalistas, y también en los que no lo son. Teniendo en cuenta que esto ya es una probabilidad que se prevé, e incluso fructífera por lo que, independientemente de la intención con que fue formulada, permite avanzar y clarificar la propia línea, el alcance que parecen estar obteniendo estas criticas contra la teología de la liberación lleva a sus autores a una profunda revisión de sus estudios.

Las obligaciones que se restringen para algunos necesitados, donde solo se aplican leyes bíblicas sin mediar por un mejor bienestar, se le reconoce como una neo-colonización y a estos se les llama derechistas, conservadores, épocas se han visto como revolucionarias, y son estas las que brindan ese toque filantrópico.

Dentro de los diferentes toques interpretativos de las escrituras se debe tener en cuenta la plenitud de lo que en realidad la palabra dice, como Colon ve a Isaías como la promesa de DIOS guiándolo por medio de Tarsis.

La teología debe ser el resultado de las practicas, teniendo como guía fe, que nos permita llegar a la obediencia a la totalidad del consejo de Dios. Representa, por lo tanto, una verdadera fusión de los horizontes del texto bíblico con los horizontes del contexto histórico. Ni el entendimiento de las Escrituras ni el entendimiento de la situación histórica concreta son adecuados a menos que constantemente interactúen y se corrijan entre sí. Por consiguiente, la alternativa tanto a la “Teología de la Palabra” como a la “Teología de la Praxis” es una circulación hermenéutica en que una comprensión más rica y más profunda de las Escrituras conduce a una comprensión mayor y mejor del contexto histórico, y una comprensión más rica y más profunda de éste conduce a una comprensión mayor y mejor de las Escrituras desde dentro de la situación concreta y bajo la dirección del Espíritu Santo.

Si la teología protestante quiere ser fiel a este principio debe, como mínimo, expresar un compromiso con el ideal emancipatorio (toma de consciencia de la dominación clasista), y someter a crítica tanto a la comunidad de creyentes y sus instituciones, como a la comunidad de no creyentes y sus instituciones. Aunque la teología de Tillich hizo un giro profundo hacia el existencialismo, la formulación de este principio, caracterizado por la crítica, quizá sea el índice teórico que mejor patentiza, en el nivel conceptual, la intimidad que el teólogo alemán tenía, a nivel persona.

Otra razón para comprender a la teología como una ciencia de ideales crítico-emancipatorios consiste en tomar cuenta de la importancia del legado de la Teología de la Liberación. Huelga decir que si nos inscribimos en una revisión crítica de dicha teoría, para nosotros se trata simplemente de una orientación insoslayable. La idiosincrasia de dicha flexión teológica siempre estuvo cerca de la Teoría Crítica. Podemos mencionar la clásica obra que popularizó el nombre Teología de la Liberación, de Gustavo Gutiérrez, de 1971, en donde se caracteriza a la tarea teológica en términos muy cercanos a la teoría crítica de la sociedad, como veremos en seguida. Gutiérrez partía del giro operado por el Concilio Vaticano II, que llamaba a la Iglesia a concebirse a sí en términos de “servicio” y de un “perderse en la sociedad” (pérdida que es ganancia, en tanto que identificación con los problemas del hombre moderno) rechazando así una larga herencia —y una tentación siempre vigente, incluso para los protestantes— que es concebir la iglesia en términos de “poder”. Gutiérrez tomaba nota del giro antropocéntrico en la teología; pero no del antropocentrismo de la teología liberal del siglo XIX —antropocentrismo por demás mal entendido, creemos—, sino que justamente se apoyaba en el gran crítico protestante de dicho movimiento, Karl Barth, cuando decía, parafraseando a Protágoras, “el hombre es la medida de todas las cosas… desde que Dios se ha hecho hombre en Jesucristo”[22]. Gutiérrez pensaba, entonces, que la teología debía recibir en su seno el giro antropológico en términos de un acento en los aspectos humanos de la revelación de Dios. Ese impacto se podía leer en “los signos de los tiempos”, en términos de una flexión epistemológica: la reubicación propuesta por el Concilio Vaticano II (particularmente la Gaudium et Spes), el “giro filosófico” hacia la práctica, como compromiso que hace de “punto de partida” de toda reflexión (aquí Gutiérrez se refería a Blondel), y finalmente al giro propiciado por el marxismo, con su ideal de transformación del mundo. Específicamente en el dominio de la teoría teológica,

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