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Resumen: Hijos de la intimidad

aleludiResumen15 de Mayo de 2018

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Hijos de la intimidad

Mariano Sennewald

Profesores: Daiana Algañaraz y Roció González

Alumno: Alejandro Ludi

Materia: Taller de lectura

Carrera: Internado intensivo

Año de cursada: 2016

Nota:

INTRODUCCION

El Padre está buscando hijos adoradores y hará lo imposible para encontrarlos. El amor divino es capaz de atravesar cualquier barrera para despertar el propósito de los elegidos desde la eternidad. Los verdaderos adoradores son hijos y donde se encuentra un hijo de Dios se abren los cielos, se oye la voz del Padre y el Espíritu desciende de forma visible.

Al enemigo le lleva años corromper una identidad, a Dios un instante restaurarla. Muchas veces el mundo va a querer definirnos o decirnos quienes somos, pero es la revelación de Jesucristo la que nos lleva al descubrimiento de quienes somos. Podemos ver en el ej. de Pedro un tosco pescador, pero que al conocer en intimidad a Jesús, el Padre le revelo que Jesús era el Mesías, el hijo del Dios viviente. Entonces Jesús lo definió, le dijo quien era y que haría con él.

El imperio eterno está constituido por hijos y no puede haber hijos si no hay un Padre. Si no entiendes que Dios te adopto, nunca podrás caminar como un hijo de Dios. El es tu Padre eterno y tu su hijo por los siglos de los siglos, no por una herencia religiosa y de costumbres, sino por una relación de intimidad que se desarrolla  y se cultiva.

CAPITULO 1

HIJOS DE LA INTIMIDAD

El autor de libro recibe la noticia de que su esposa estaba embarazada y que serian padres, no había lugar para otro sentimiento que no fuera felicidad. Cuando fueron al médico, a través de la ecografía pudo entender que de la misma forma que ellos vieron el bebe en crecimiento, así el Padre tiene los ojos y la atención sobre nuestras vidas desde el momento que somos gestados en el vientre de nuestra madre. Siempre podemos ver en las personas que son trasmitidas las mismas características de los padres a sus hijos. Los hijos portan la naturaleza del Padre. Hay una generación de hijos de la intimidad que portan la naturaleza del Padre, esa es nuestra esencia. La gloria del Padre es ver su naturaleza en sus hijos.

Hijos de la religión o hijos de la intimidad

Este es un tiempo donde Dios está haciendo nacer una generación que son los hijos de la intimidad. Cuando los conoces no puedes identificarlos con una tradición religiosa, sino con la naturaleza del Padre. Recuerda, la gloria del Padre es que te parezcas a Él. Hoy tenemos cientos de hijos parecidos a denominaciones y estructuras religiosas, pero pocos que representan la denominación del cielo. La tierra quiere ver una generación de hijos que expresen la naturaleza divina en poder, carácter y gloria. Necesitamos hijos que como Jesús puedan decir: “el que me ve, ve al que me envió”. La creación gime por la manifestación de los hijos de Dios. Romanos 8:19

Al ver tantos cristianos y denominaciones en el mundo podemos decir que se están construyendo muchos reinos pero no todos tienen el ADN del Rey. Tenemos muchos hijos de costumbres y tradiciones religiosas que necesitan volver a nacer del amor. Las estructuras no son malas, pero fueron creadas para sostener las edificaciones y no para limitar lo que el arquitecto quiere edificar. La iglesia es la gran idea de Dios que ha nacido del amor eterno de Jesús por nosotros.

El mundo no quiere ver religiosos que tienen soluciones para todas las cosas y creen que pueden arreglarlo todo, aunque haya que quemar en la hoguera a todos los que no piensen como ellos. Solo necesitan experimentar el amor, el carácter, el poder y la gloria del Dios vivo a través de tus toques, palabras, abrazos y señales. No quieren discursos y sermones, quieren ver y probar a Dios a través de nuestras vidas.

Nacidos de arriba

Nicodemo era un hijo de la religión, una persona culta, respetada con un alto nivel en la aristocracia judía. Sin embargo había un vacio en su interior que la teología, el reconocimiento y la jerarquía religiosa no podían llenar, hasta que conoció a Jesús y este le rompe todas sus estructuras, pues El realmente le daba vida y sentido a todo lo que había estudiado de pequeño. La vida de Jesús no tiene explicación natural ni religiosa. No corresponde a ninguna estructura terrenal. Este hombre vino del Padre. El ADN de Jesús es divino. Todo en El es una expresión de Reino que no puede ser dividido. Hay una sola fuente capaz de dar luz un hombre así: Dios

Para dejar de ser un hijo de la religión y ser un hijo de la intimidad, debemos estar dispuestos a perder la posición, reputación y el control.

Juan 1:12-13Reina-Valera 1960 (RVR1960)

12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Nicodemo necesitaba nacer de nuevo, nacer de arriba. No podemos cumplir el propósito de Dios ni ver su Reino si no sabemos quiénes somos y donde pertenecemos. Juan dice que los hijos de Dios no fueron engendrados por personas, fueron un deseo del eterno. No son fruto de estructuras religiosas, denominaciones o “súper ministros”. Son hijos del secreto. Una vez que la iglesia entienda quien es definida por el Padre, alcanzara niveles de manifestación de la Gloria de Dios nunca antes vistos anteriormente. Si no vivimos el proceso de morir a la religión y nacer de nuevo y de arriba, nunca podremos entender en plenitud el Reino de Dios.

Hijos del Espíritu

Cuando Dios pone una inquietud en tu corazón es porque quiere darte una revelación. Mariano entendió el potencial que tiene hacerle preguntas a Dios. Muchas veces no recibimos respuestas porque no hacemos las preguntas correctas. Dios no tiene problemas con nuestras preguntas cuando realmente nuestra motivación es escuchar Su voz y recibir Su dirección.

San Juan 3:4-6

Jesús está diciendo que además del nacimiento natural (del agua) debe haber un nacimiento engendrado por el Espíritu Santo. Para nacer de nuevo hay que morir primero. ¿Cuánto de nuestra humanidad debe morir para convertirnos en un hijo del Espíritu? ¿Cuántos aspectos de nuestro carácter nos han acompañado siempre y han nacido de la carne y no de arriba? Cuando Dios te llama a matar algo en tu vida es que quiere traer a luz algo mucho más glorioso.

Lo que es nacido de la carne, carne es y lo que es nacido del espíritu, espíritu es. Si nacimos del espíritu tenemos que empezar a identificarnos como “hijos de Dios” y con esta identidad asumir la responsabilidad que todos los que nos vean, vean la naturaleza del Padre en nosotros.

CAPITULO 2

HIJOS DEL VIENTO

El autor comienza relatando la historia de una adolescente que para su cumple de 15 en vez de la clásica fiesta, le pidió un viaje a sus padres. La sorpresa fue cuando se enteraron de que el viaje que quería realizar ella era a Irán a traficar biblias, con todo lo que ello implica si eres descubierto por sus autoridades, como poder quedar preso en la cárcel. Finalmente los padres entendieron que era Dios el que estaba detrás de esos planes. Al llegar al aeropuerto de Irán sintió la voz del Espíritu Santo que le decía que debía ingresar por la entrada de los diplomáticos, al verla los oficiales de migración le dieron la bienvenida sin revisar su equipaje. El Espíritu Santo también le dio su bienvenida diciéndole: Bienvenida embajadora del Reino inconmovible.

Hay vidas y hechos que solo pueden ser explicados sobrenaturalmente. En ellos podemos ver la naturaleza del Padre. Ellos son los hijos del viento. Son invisibles que son movidos por el Espíritu, impredecibles para el sistema natural pero que se hacen sentir y todo lo que tocan lo sanan. Dios esta soplando a estos portadores de aliento de vida sobre la tierra desde su propia boca. A ellos se refiere Jesús en Juan 3:6

Uno de los significados de la palabra Espíritu es viento. El viento representa una generación de invisibles que no les interesa ser vistos, pero si se hacen sentir. No pueden ser controlados ni atrapados en sistemas humanos y religiosos. Son movidos y dirigidos por el Espíritu Santo. Existe una dimensión de intimidad con Dios  y pasión por Su presencia en la cual  tu espíritu y el de Dios se entrelazan y literalmente eres poseído por El. El Espíritu comienza a determinar tus pasos, movimientos y se empieza a ver a Cristo en ti, esperanza de gloria. Esta es una característica fundamental que diferencia a los hijos de la religión de los hijos de la intimidad. Mientras los primeros responden a  paradigmas religiosos y tradiciones, los hijos del Espíritu son movidos y dirigidos literalmente por Dios.

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