Rostros de Safo

Rostros de Safo

Divinidad, amor y política en la obra sáfica

Seminario II (Prof. Bauzá)

Carrera Filosofía

Escuela de Humanidades

Universidad Nacional de San Martín

Pedro Tenner

Introducción

Gracias a la intensa y pasional belleza de su poesía, Safo ha conquistado un lugar de privilegio en la historia de la literatura occidental. Desde la antigüedad, los críticos y exégetas han hecho hincapié en la profundidad y complejidad de su talento poético. Sin embargo, en el caso de Safo, la crítica ha ido más allá de la obra artística y se ha concentrado con particular énfasis en la figura de la poetisa. Especialmente en la actualidad, los críticos han abierto un acalorado debate acerca de la sexualidad de Safo y de los posibles roles sociales que la poetisa habría desempeñado en la Lesbos arcaica. Safo se encuentra, así, rodeada de controversia. El carácter fragmentario tanto de su poesía como de su biografía ha obligado a los filólogos y clasicistas a reconstruir la imagen de Safo. Este esfuerzo encuentra sus inicios en el siglo XIX, en los trabajos de los filólogos alemanes Müller, Welcker y Wilamowitz, y continuó a lo largo del siglo XX, recorriendo el espectro completo de posiciones y aproximaciones críticas. La fascinación que occidente siente por la enigmática Safo no ha disminuido.

Sin embargo, las reconstrucciones, a partir de los fragmentos, de la figura de la poetisa y de su entorno social no están libres de tendenciosidad. Como ha señalado Dmitrios Yatromanolakis en su artículo “Alcaeus and Sappho,” “la voz cantora en las composiciones de Safo despliega historias y narrativas cuya polivalencia suele ser, a menudo, tematizada según un único esquema académico reconstructivo, el cual intenta capturar las estructuras sociales femeninas detrás de los fragmentos.”1 En efecto, cada especialista ha tendido a reducir a Safo a un rol social específico, en ocasiones siguiendo el modelo de roles actuales que en nada se relacionan con los de la Grecia arcaica. Según se asigne un rol u otro a Safo (ya sea como líder de un culto, institutriz, maestra de música, etc.) se interpretará de una u otra manera la situación de la mujer en la Lesbos del siglo VII. Esta situación se utiliza luego para justificar la interpretación de los fragmentos, entrando así en un círculo hermenéutico que parece hablar más de sí mismo que de la obra de Safo. Como señala Yatromanolakis, “es la manera en que describimos las posibles connotaciones de la narrativa fragmentaria de las canciones de Safo lo que nos conduce, a menudo, a reconstrucciones a gran escala del contexto original de composición”.2 Sin embargo, “cualquier reconstrucción que propongamos debe verse como un intento imaginativo de explorar posibilidades. Quizá sería más provechoso reemplazar el concepto de contexto por el de contextos.”3

Algo similar ha señalado Holt Parker en su artículo “Sappho Schoolmistress”. Allí el autor observa que la tendencia contemporánea a enfatizar los aspectos de género y de orientación sexual (modelados en base a conceptos heredados de la filología victoriana) ha desviado a la crítica y la ha hecho perder de vista la materialidad del texto de la obra sáfica.4 Como observa Parker, “estamos lidiando aquí no sólo con la literatura arcaica, sino también con la sexualidad; por lo tanto, las críticas están sumamente cargadas de emociones y de nuestros preconceptos.”5 Por otro lado, Parker observa que ante el hecho de una poetisa de la talla de Safo, en un contexto de dominación masculina, la crítica ha creído necesario explicar la supuesta anomalía. La forma de hacerlo consistió en aislar a Safo de la comunidad política androcéntrica que habría primado en la Lesbos arcaica: alguien como Safo sólo podría haber creado como parte de su desempeño de un rol social marginal. Sin embargo, Parker se pregunta:

“Puesto que Safo hace las mismas cosas que otros poetas y escribe las mismas cosas que otros poetas, ¿por qué no la tratamos como otros poetas? Esta pregunta retórica tiene respuesta: la mayoría de los expertos se rehúsan todavía a tratar a Safo como una poetisa y la convierten en cambio en un ‘caso fantástico’, es decir, en una anomalía.”6

Como alternativa, Parker propone una nueva lectura de la poesía sáfica. Esta nueva lectura permitirá alcanzar una reconstrucción de la figura de Safo, basada en el rol social que desempeñó indisputablemente: el de poeta. Así, el círculo de mujeres que rodea a Safo no serían sus estudiantes, ni sus aprendices en los secretos del placer voluptuoso, ni miembros de un culto, sino simplemente una hetairía, es decir, un círculo de amigos vinculados por la poesía y la relación erótica, similar al círculo del poeta lesbiano Alceo, contemporáneo de Safo. Safo se erige así no como una artista aislada, una anomalía de las letras griegas, sino como un personaje público que desempeñaba los roles asignados al poeta, roles que oscilaban entre lo secular y lo sagrado (en tanto que estos campos no estaban del todo diferenciados).7

Siguiendo a Parker, podemos concluir que la actuación de Safo en los campos de la vida secular y sagrada se manifestaban de dos maneras principales. Para empezar, una dinámica vida pública. Safo compuso sus obras en un momento en que la poesía todavía se consideraba fundamentalmente parte de la oralidad, y por ende se cantaba en público, frente a una audiencia. En la ejecución de esta tarea, el poeta arcaico desempeñaba un papel de profunda importancia política. En segundo lugar, como todo poeta arcaico Safo gozaba de una relación particular con lo divino, relación que se deja ver principalmente en su peculiar vínculo con la diosa Afrodita.

En el presente trabajo, examinaremos estos dos aspectos de la obra de Safo, a partir de trabajos filológicos de Marilyn Skinner, Ellen Greene, Diane Raynor, Charles Segal. Nuestra intención será recoger los aspectos interpretativos que creemos acertados, para luego someterlos a una crítica desde el punto de vista de Yatromanolakis y Parker. Propondremos que si en Safo se observan peculiaridades con respecto a estos puntos, ellas no se explican ni por su condición de mujer, ni por su orientación sexual, sino simplemente por su inmensa originalidad poética.8

El poeta y la divinidad

Safo y Afrodita

Como mencionamos, en tanto poetisa, Safo gozaba sin dudas de un vínculo particular con la divinidad.

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