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San Agustin


Enviado por   •  8 de Octubre de 2012  •  2.244 Palabras (9 Páginas)  •  368 Visitas

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La designación ¨teología espiritual¨ ha encontrado difusión en el siglo XX. En el ámbito de la enseñanza teológica hace su aparición en 1919, cuando fue creada en la Pontificia Universidad Gregoriana una cátedra de teología ascética y mística.

Por lo demás, la ¨Ratio fundamentales institutionissacerdotalis¨, aprobada por el Papa Pablo VI el 26 de enero de 1970 y publicada por la Sagrada Congregación para la Educación Católica, que contiene las directrices concretas para la actualización del Decreto sobre formación sacerdotal del Concilio Vaticano II ¨Optaran totis¨, proclamado solemnemente el 28 de octubre de 1965, y que pone muy de relieve la dimensión espiritual de toda la formación sacerdotal, sobre todo del estudio de la teología, prevé en el curricular de la formación teológica una ¨teología spirituals¨ como ¨complementan¨, ... de la teología moral.

Las normas de actuación de la Constitución apostólica ¨Sapiencia cristiana¨, firmada por el Papa Juan Pablo II el 15 de abril de 1979, hablan de una ¨teología morales et spirituals¨. Los documentos oficiales que acabamos de citar sobre el estudio de la teología unen claramente la disciplina relativa a la vida espiritual y la moral.

Se puede decir que la teología de la espiritualidad tiene su propio lugar en el ámbito de la teología dogmática. El esbozo propuesto sitúa la teología espiritual en estrecha relación con la teología moral... La teología de la espiritualidad es una ciencia panorámica en el sentido que entiende Josefa Sudbrack (ver nota 3) de que su reflexión necesita los resultados de muchas disciplinas teológicas: ciencia de las religiones, historia de la Iglesia y psicología.

El nacimiento y el progreso de la idea de Dios están íntimamente ligados al sentido de trascendencia en el mismo momento en que la vida se hace reflexiva, del único origen posible del conocimiento que es el ¨Logos¨ nace en el hombre el fenómeno religioso.

En la Biblia hebrea, el pasaje de Moisés y ¨la zarza ardiente¨ nos presenta a Dios como el fuego del espíritu, y en el de ¨la lucha de Jacob con el ángel¨ se nos representa el significado de la vida humana,... Los evangelistas, y más especialmente San Pablo y San Juan, nos presentan el Cristo del que han vivido los grandes místicos. Los textos jónicos, y concretamente el Logos del IV Evangelio nos revelan a Jesús como el Verbo de Dios, que encendió el conocimiento e inteligencia humana, y que en virtud de su encarnación, es el Redentor y Salvador. Las cartas paulinas nos enseñan como el Verbo encarnado de la contemplación mística, de las corrientes de vida y pensamiento, es de una inagotable fecundidad en ética y moral.

En definitiva, se puede estar de acuerdo con los historiadores del dogma, que describen la actitud fundamental montanista en los términos siguientes: ¨La esencia de la Iglesia está constituida no por la gracia mediada en ella por el ministerio, sino por la piedad de cada uno de sus miembros iniciados proféticamente; y el gobierno de la Iglesia compete no a los detentores del ministerio, a los obispos, sino a los órganos del Espíritu elegidos libremente por inspiración¨.

Orígenes ve también el objetivo de la perfección realizado en la ¨gnosis¨. Una afirmación concreta se encuentra, por ejemplo, en sus homilías sobre el libro de los Números, donde él interpreta el elenco de las etapas del éxodo (MM. 34) como descripción de cada una de las etapas del camino cristiano desde la esclavitud del pecado (Egipto) hasta la tierra prometida de la perfección (Homilías sobre los Números 27, 4-12).San Laconio introdujo un principio de organización colectiva, y como ex-oficial del ejército romano, fundó un monasterio con una disciplina militar, con prácticas ascéticas como San Simón, ¨el Estilita¨, que vivió durante años sobre una columna (¨silos¨). San Basilio, ¨el Grande¨, impuso una Regla que dio origen a la vida ¨cenobítica¨, es decir, con normas comunes y en monasterios.

Una triple división del camino espiritual, ya señalada por los autores mencionados hasta aquí, se hace explícita en Oriente gracias sobre todo al Ovario Póntico (399). A la vida ¨activa¨ de la ascesis (purificación del alma y práctica de las virtudes) sigue la ¨gnóstica¨, que se realiza a su vez en dos fases: en la contemplación ¨física¨ (una contemplación que se refiere a las creaturas), y en la ¨teología¨, la contemplación mística en sentido estricto.¨Parézcate siempre desagradable lo que eres, si quieres alcanzar aquello que no eres aún.

En efecto, allí donde te sientes bien, te paras; y dices sin más; ¨Vale ya¨, y entonces te hundes. Sigue sin parar, camina siempre, procede hacia adelante continuamente: no te pares

En el camino, no vuelvas atrás, no te desvíes. Se queda atrás quien no avanza. Vuelve hacia atrás quien retorna al lugar del que se había alejado. Se desvía del camino quien se desvía de la fe. Más vale un tropiezo en el camino que un corredor fuera del camino¨ (Sermo. 169, 18).

La designación ¨teología mística¨ se hizo usual enlatan en las numerosas traducciones de las obras del Pesado Dionisio, quien con esta expresión indica un conocimiento de Dios oscuro y experimental, que corresponde en cierto modo a la contemplación, o ¨teoría¨, de los padres griegos. Esta teoría está también fuertemente influida por el pensamiento platónico al mismo tiempo que la vida espiritual en tres fases de que hablan los escritos atribuidos al Pesado Dionisio el Areopagita (HH. 17, 34) nacido hacia el final del siglo V. En ellos se habla de purificación, iluminación y unión.

En Inglaterra, San Anselmo, monje benedictino y Arzobispo de Canterbury, conocedor profundo de los clásicos, en sus obras trata de demostrar la existencia de Dios, a base únicamente de la lógica, ha sido su frase ¨Dios existe¨, el principal tema de discusión de los filósofos y pensadores de los últimos diez siglos. Fue el fundador del escolasticismo.

San Bernardo de Clara val, de modo particular, hace propia aquella idea de San Agustín del crecimiento en el amor. Él ha delineado claramente las etapas del amor, que conducen el ¨ámbito de la semejanza¨ (¨regio dissimilitudinis¨), a la unión con Dios: del amor terreno (¨amor carnalis¨) y del amor servil (¨amor servilis¨) al amor filial (¨amor filialis¨), que encuentra cumplimiento en la unión mística.

A diferencia de las órdenes benedictinas fundadas hasta entonces, los monjes de la Orden delos Predicadores, fundada por Santo Domingo Guzmán,ya no dependerían de un monasterio concreto sino de los superiores de la Orden dirigida por un Maestro General, cuyos miembros empezaron a ser conocidos como Dominicos, organizándose territorialmente en provincias, sistema que utilizarían las congregaciones

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