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Seminario De Vida En El Espíritu


Enviado por   •  2 de Febrero de 2014  •  901 Palabras (4 Páginas)  •  300 Visitas

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TEMA 7

LA PROMESA ES PARA TI

Objetivo del tema: Convencer que la experiencia de Pentecostés es ofrecida también a cada uno de nosotros, hoy.

El Bautismo en el Espíritu Santo que recibieron los Apóstoles fue tan abundante y definitivo que cambió su vida de tal manera, que quienes los habían conocido antes, se pudieron dar cuenta que siendo las mismas personas, se habían transformado radicalmente. Su rostro estaba lleno de alegría, mientras que su mirada reflejaba la esperanza y la paz de los hijos de Dios. Su fe era capaz de mover montañas, mientras el amor mutuo se palpaba sin dudarlo. En fin, toda su vida transparentaba el poder del Espíritu de Jesús que había sido derramado sobre ellos y los hacía vivir como hijos de Dios.

Los habitantes de Jerusalem deseaban compartir la misma experiencia. Por eso, les preguntaron: ¿Podemos también nosotros tener la experiencia de la fuerza de lo Alto? ¿Qué debemos hacer para vivir como ustedes viven? ¿Cómo podemos nosotros vivir la vida de Jesús que se refleja en ustedes?: Hech 2, 37.

La respuesta de Pedro fue muy sencilla y clara:

Conviértanse, y que cada uno de ustedes se haga bautizar en el nombre de Jesús para el perdón de los pecados; y recibirán el Don del Espíritu Santo, pues la Promesa es para ustedes, sus hijos y todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor Dios nuestro: Hech 2, 38-39.

La Promesa, el Espíritu Santo, es para todos y cada uno de nosotros. El Espíritu Santo lo prometió Jesús para cada uno de nosotros.

De muchas y variadas maneras Jesús había hablado del Espíritu Santo que habrían de recibir los que creyeran en él. De una forma muy especial quiso simbolizar al Espíritu con el agua, porque ambos son principio de vida. Así como sin agua no hay vida en la tierra, sin Espíritu tampoco hay Vida Nueva. Por eso, Jesús dijo:

Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí. Como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de Agua Viva. Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él, porque todavía no había Espíritu, pues aún Jesús no había sido glorificado: Jn 7, 3739.

El que beba del agua que yo le daré no tendrá sed. Sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en fuente brotante de Vida eterna: Jn 4, 14.

El envío del Espíritu Santo que hace Cristo glorificado, es la cumbre de su Obra salvadora.

Para beber el Agua Viva sólo existe una condición: tener sed de ella. Sólo el que tenga sed, puede ir a Jesús para pedirle que derrame el Río de Agua Viva que brota de su costado abierto. La única condición

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