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Ser Ateo Es Tener El Intelecto Libre


Enviado por   •  28 de Mayo de 2014  •  2.378 Palabras (10 Páginas)  •  257 Visitas

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SER ATEO ES TENER EL INTELECTO LIBRE

En el siguiente texto, se expone la forma de pensar de una persona atea con respecto a la religión, sus costumbres, impacto social y sus puntos de vista desde una posición escéptica. Se evidencian y sustentan algunas razones válidas que el ateo tiene para no creer en deidades. Para mostrar estas razones se tomará como ejemplo el Hinduismo y el Cristianismo; y a Ganesha y Jesús, sus respectivas deidades.

Creer en Ganesha, Jesús, Alá, Bachué o los unicornios es resultado de un acto de fe y por lo tanto ajeno a la razón. Ser ateo es no creer en dioses, y no es cuestión de rebeldía. Ser ateo es cuestión de honestidad intelectual frente a la ausencia de evidencias aportadas por los creyentes. Es cuestión de racionalidad frente a los credos religiosos, que ignoran que la investigación escéptica, la búsqueda de evidencias y la promoción de valores humanistas son más útiles que el anquilosamiento en la visión, tanto del mundo como moral, de personas que vivieron en un pasado ignorante, y con menos derechos humanos.

La primera razón por la que el ateo no cree en deidades es porque la religión es una cuestión subjetiva de aceptación cultural.

La gente ignora que la religión a la que llaman “verdadera” se les fue impuesta dependiendo del contexto social en el que crecen. La persona que crece en una familia cristiana, con una educación basada en dicha religión, asegurará que esa es la única religión verdadera, desvirtuando las demás; verá como comunes los actos y ceremonias tradicionales que el cristianismo práctica, y se sentirá intrigado ante la idea de venerar a un dios con cabeza de elefante y cuatro brazos, como lo hacen los hinduistas. Seguro pensará que como es posible que este dios exista.

Pero, para la persona nacida en India, será todo lo contrario. El rito a Ganesha, el dios con cabeza de elefante, le será tan común como al cristiano le es semana santa, o una misa dominical.

Así pasa en todas las religiones, todas afirman y dan fe de que su dios es único y verdadero; entonces el ateo se pregunta ¿si sólo hay un dios, lo ideal no seria que también hubiera una sola religión? Y si es así, ¿los pertenecientes a las religiones equivocadas están condenados al “infierno”, solo por nacer en un contexto cultural diferente?

Haber nacido en una cultura determinada no hace que ese dios, que en nuestra cultura se cree por cierto, sea más verdadero que otro. Tampoco la cantidad de tiempo que lleva adorándose un dios lo hace más real. De ser asi los dioses hindúes serían más reales que Jesús.

“las doctrinas fantásticas (como el cristianismo, el islam o el marxismo) requieren unanimidad de creencias. Un disidente proyecta dudas sobre el credo de millones. De ahí el miedo y el odio; de ahí la cámara de tortura, la estaca de hierro, las galeras, el campo de trabajo, la vigilancia psiquiátrica. –EDWARD ARBEY, (1927-1989) ESCRITOR Y AMBIENTALISTA ESTADOUNIDENSE.

Otra razón por la que el ateo no cree en deidades es que no hay evidencias. Para afirmar si algo es cierto o no, se deben presentar pruebas incontrovertibles, irrefutables. Se puede pensar que el hinduista y el cristiano tienen las evidencias suficientes para sustentar su creencia, pero no es así. Ningún creyente ha visto nunca a su deidad. Aun así, existe un grupo cristiano que se hace llamar “testigos de Jehová”. ¿Con sólo creer como cierta la biblia, hace a los “testigos de Jehová” testigos de la existencia del dios del antiguo testamento? Si es asi, ¿los que tomaran como cierta “La Odisea” serían testigos de la existencia de Atenea? Nótese la subjetividad de las religiones.

La católica Sor Teresa de Jesús o la adventista Elena G. White afirmaron haber visto a Jesús en sus visiones. Seguro las tuvieron, pero con los recientes avances en la ciencia neurológica sería fácil explicar estas visiones como alucinaciones causadas por alguna enfermedad neurológica, como la epilepsia del lóbulo temporal.

Otros creyentes han experimentado el “contacto divino” con sus deidades a través de alucinógenos, como el yagé, la ayahuasca o los hongos, no siendo más que experiencias alucinógenas.

Las personas que no han tenido este tipo de experiencias sólo se fundamentan en su fe, la tradición, su educación religiosa y sus sensaciones interiores como razones para creer, pero no son buenas razones.

El ateo no se confía de las sensaciones interiores de los creyentes, ya que todos, indiferentes de su religión, las han tenido. Seguramente aquellos que creían en Rah o en Anubis en Egipto, estaban seguros de que estos eran verdaderos, y el único camino a la salvación.

La tercera razón por la que el ateo no cree en deidades es que las historias en las que estas se basan son demasiado míticas, primitivas y algo tontas. Según los hinduistas, Ganesha (también llamado VInayaka) primogénito del dios Shiva y de la diosa Parvati, recibió su cabeza de elefante de una curiosa forma. Estando el dios Shiva en la guerra, Parvati le fue infiel a su divino esposo con un guardia, quedando embarazada de Ganesha. Shiva, iracundo por lo sucedido, decapitó al recién nacido. A causa de esto, Parvati entró en una gran depresión, y Shiva, arrepentido de su arrebato, decidió darle la cabeza del primer ser que pasara en frente de su casa, y casualmente el primero fue un elefante.

Esta pintoresca historia, ha sido enseñada durante años en las escuelas de la India (bastante apropiada para un niño). Muy pocas personas, educadas en la fe cristiana, tomarían esta historia como un hecho histórico. Pero no es asi para los hinduistas. A ellos, desde pequeños –volvemos al entorno cultural- se les fue infundada esta historia como real. Lo mismo pasa aquí cuando a los niños, en cada novena en diciembre, les cuentan como Jesús fue engendrado por obra y gracia del espíritu santo representado en una paloma, que se le presento a María, la virgen, y la dejo preñada del hijo de dios; y como este tuvo que morir de la manera más cruel y humillante solo para salvarnos (otra pintoresca y apropiada historia).

Una mente escéptica se preguntaría ¿Cómo podría implantarse la cabeza de un elefante en el cuerpo de un niño, musculo por musculo, vena por vena? ¿Y si fue la cabeza lo que se le trasplantó, como es posible que Ganesha conservara su memoria al tener otro cerebro? De seguro un sacerdote Hindú daría una de esas respuestas incuestionables, como “Shiva es todopoderoso, él sabe lo que hace” o “son cosas de dioses”. Las mismas respuestas que un ateo recibe al cuestionar la biblia y presentar objeciones racionales, que los autores de dicho libro nunca enfrentaron por vivir en una época sin ciencia.

En el caso de Jesús, es probable que haya existido.

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