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Suma Teológica

domus15 de Mayo de 2013

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Suma Teológica

INTRODUCCIÓN

La Suma Teológica, o Summa Theologiae, es un tratado de teología del siglo XIII, escrito por Santo Tomás de Aquino durante los últimos años de su vida, la tercera parte quedó inconclusa y fue completada por sus discípulos posteriormente. Es la obra más famosa de la teología medieval, y su influencia sobre la filosofía posterior, sobre todo en el catolicismo, es inestimable. Concebida como un manual para la educación teológica, más que como obra apologética destinada a polemizar contra los no católicos, ejemplifica de manera acabada el estilo intelectual de la escolástica en la estructura de sus artículos.

La Suma, escrita en latín, está formada por artículos que responden todos a la misma estructura: una serie de cuestiones sobre el tema tratado, formuladas como preguntas; primero se enuncian argumentos u observaciones que irían en contra de la tesis propuesta (objeciones), luego uno a favor (sed contra), después en el cuerpo principal se desarrolla la respuesta (respondo); finalmente se contestan una a una las objeciones.

La obra está dividida en tres partes, de las cuales la segunda se subdivide en dos secciones:

I: Primera parte (Prima): Dios uno; Dios trino; la creación; los ángeles; el hombre y el cosmos (119 artículos).

I-II Segunda parte, primera sección (Prima secundae) El acto humano. Pasión, hábito, virtud, pecado. La ley antigua, la ley nueva, la gracia, el mérito. (114 artículos).

II-II Segunda parte, segunda

Sección (Secunda secundae) Virtudes teologales: fe, esperanza, caridad. Virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza, templanza. Carismas. Estados. (189 artículos).

III. Tercera parte (Tertia) Cristo: Encarnación, vida y pasión. Sacramentos: Bautismo. Confirmación. Eucaristía. Penitencia (90 artículos; inconclusa).

Suplemento de la Tercera parte (Supplementum tertiae) (Completada por discípulos, en base a escritos juveniles).Sacramentos del orden, matrimonio y extremaunción. El jucio final. Novísimos.

En el presente ensayo hablare de la segunda parte, segunda sección “virtudes teologales” mencionando algunos de sus principales puntos.

ÍNDICE

1. LA VIRTUD.

1.1. La virtud.

2. LA VIRTUD TOELOGAL.

2.1. La Fe.

2.2. La Esperanza.

2.3. La Caridad.

3. LA VIRTUD CARDINAL.

3.1. La prudencia.

3.2. La Fortaleza.

3.3. La Templanza.

1. LA VIRTUD.

1.1. La virtud.

La virtud en general: Es un "hábito operativo bueno"; el termino hábito significa una cualidad permanente que no se pierde con facilidad; operativo quiere indicar a que esta ordenado el hábito de la virtud, perfecciona el sujeto directamente para que este pueda realizar mejor su actividad propia; bueno el acto de toda potencia es bueno, porque no es más que una realización de su propio dinamismo natural. Este nunca podría ser malo1.

Este es una persona que tiende a su propia perfección: para alcanzarla no puede permitir que cada potencia actúe de modo independiente, sino que debe regularla para el pleno y armónico desarrollo de su personalidad. La acción será completamente buena solo si ayuda alhombre a realizar su perfección humana. Además, el hombre, al ser una persona creada, solo puede ser perfecto en la adhesión perfecta a Dios.

En el Bautismo Dios infunde en el alma, sin ningún merito nuestro las virtudes, que son disposiciones habituales y firmes para hacer el bien. Las virtudes infusas son teologales y morales. Las teologales tienen como objeto a Dios, las morales tienen como objeto los actos humanos buenos.

Si recurrimos al vocabulario de teología podemos afirmar que, el hombre perfecto, no es el que se esfuerza por ser tal, sino que el que busca a Dios para alcanzarlo; sigue el camino que Dios mismo le trazó y que es el único por el que se puede desarrollar y realizar como persona e hijo de Dios.

La virtud consiste en una viva relación con Dios, en una conformidad de sus palabras, en una obediencia a sus voluntades, en una orientación profunda y estable hacia Él; esta relación hace al hombre justo; esta fidelidad en seguir el camino del Señor es la virtud fundamental que Abraham deberá enseñar a sus hijos, y cuya práctica es la condición de la alianza. En el corazón se halla la raíz de la virtud.

La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien. Permite a la persona no solo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí misma. Con todas sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende al bien, lo busca y lo elige a través de acciones concretas.

Santo Tómas de Aquino en su obra “La suma Teológica” hace mención de dos tipos de virtudes; las virtudes teologales que son tres: Fe, Esperanza y Caridad, mientras que las morales o cardinales son cuatro: prudencia, justicia, templanza y fortaleza.

2. LA VIRTUD TOELOGAL.

2.1. La Fé.

Santo Tomás nos dice que nuestro entendimiento puede aceptar o asentir a una verdad movido de alguna de estas tres maneras:

I. Porque ve inmediatamente la verdad, como ocurre con los primeros principios;

II. Porque deduce la verdad a partir de principios de por sí evidentes;

III. Porque es movido por la voluntad: la voluntad puede llevarnos a creer que es verdad algo de lo cual no tenemos una evidencia inmediata ni una demostración, como cuando queremos creer a alguien aunque no veamos que lo que dice es cierto. Decimos que le creemos porque queremos creerle, porque confiamos en él.

En el primer y segundo caso tenemos conocimiento racional, y la certeza que en ellos conseguimos está fundamentada en la evidencia. En el tercer caso no tenemos propiamente evidencia ni conocimiento racional, aunque la persona que acepta de este modo una verdad puede vivir con mucha intensidad la verdad en la que cree. El tercer caso es la creencia o fe.

Respecto de la fe en Dios, los no creyentes la explican alegando que lo que mueve a alguien a aceptar una verdad que

no ve verdadera, una verdad de la que no tiene evidencia ni inmediata ni mediata, es el prejuicio trasmitido por la mera costumbre y la educación, o el propio interés.

Santo Tomás se separa de esta interpretación asegurando que en el caso de la verdadera fe, lo que le mueve al creyente a creer es su propio querer creer, su propia voluntad, y ello como consecuencia de un acto de la bondad de Dios: la gracia; en la fe del creyente el responsable último es el propio Dios.

Santo Tomás en la “Suma Teológica” describe precisamente las cuatro dimensiones básicas de la fe: ”creer es un acto del entendimiento que asiente a la verdad divina por imperio de la voluntad movida por Dios mediante la gracia”.

1. Es un conocimiento;

2. De las verdades relativas a Dios;

3. Consecuencia de propia voluntad de creer;

4. De la cual es responsable último la gracia de Dios.

En cuanto a la cuestión de las relaciones entre la fe y otras formas de conocimiento, Santo Tomás aborda el problema distinguiendo los siguientes tipos de verdades:

1. Las que se alcanzan sólo por la razón: no todos los conocimientos humanos interesan para la salvación, por lo que habrá muchas verdades que no se ofrecen ni a la fe ni a la revelación; aquí se incluyen la mayor parte de conocimientos científicos, por ejemplo los matemáticos;

2. Las que se alcanzan sólo por la fe: el hombre no puede conocer exclusivamente con las fuerzas naturales todo lo relativo a Dios y necesario para la salvación, como por ejemplo que Dios es uno y trino;

3. Las que se pueden alcanzar por la fe y la razón: la existencia de Dios y la inmortalidad del alma son verdades que se ofrecen a la fe, pero también es posible llegar a ellas mediante el ejercicio de la razón.

Dios tuvo que ofrecer a los hombres las verdades del tercer tipo también a la fe porque son esenciales para la salvación y no todos los hombres las pueden obtener con las meras fuerzas de su razón. Con la mera razón es muy difícil alcanzarlas, habría que ser filósofo o teólogo, y muchos no tienen ni tiempo, ni ganas, ni capacidad para ello. Además, el ejercicio de la razón no es muy fiable puesto que en muchas ocasiones mezcla la falsedad con la verdad, por lo que a muchos les parecerían dudosas verdades realmente ciertas1.

Santo Tomás dice que no hay incompatibilidad entre razón y fe, entre la esfera del conocimiento natural y la esfera de conocimiento sobrenatural. Esta última descansa directamente en Dios, pero la primera también descansa en Él, aunque indirectamente, pues Dios mismo nos ha dado la razón y la capacidad para comprender los primeros principios de la ciencia. Las verdades que poseemos por revelación divina no pueden ser contrarias al conocimiento natural. Si se da un conflicto entre ambas, Santo Tomás considerará que tal conflicto no es real: si la investigación racional se enfrenta a verdades que la tradición y la revelación consideran incontrovertibles, entonces lleva la peor parte la investigación racional pues el error estará en el mal uso de la razón.

1 Santo Tomas decía para que se dé la fe se requieren dos condiciones: Primera: que se le propongan al hombre cosas para creer; esto se requiere para creer algo de manera explícita. Segunda: el asentimiento del que cree lo que se le propone. En cuanto a la

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