Teologia De La Liberación
rolys784 de Junio de 2015
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TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
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INTRODUCCIÓN
La convocatoria de Juan XXIII a realizar el Concilio Vaticano II significó un giro
copernicano en el ‘ser y hacer’ de la Iglesia y en sus bases. Desde ese momento -como un
pedido expreso del Sumo Pontífice- se puso en marcha todo un esfuerzo colegiado para
resignificar el caudal teológico y pastoral del Concilio a partir de la realidad de cada
continente.
En este contexto se llevó a cabo la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano en la
ciudad de Medellín (octubre de 1968). Este encuentro significó la recepción creativa del
Concilio Vaticano II y su reinterpretación desde América Latina. Parte del gran
‘acontecimiento Medellín’ fue también el nacimiento formal de una nueva corriente
eclesial, que desde el mismo corazón de la Iglesia Católica, buscó renovar y profundizar el
compromiso original de la experiencia cristiana: la opción por los pobres. Así, en un
continente católico casi en su totalidad y paradójicamente marcado por la injusticia, la
pobreza y la opresión surgió un nuevo horizonte desde donde vivir la fe cristiana y la
eclesialidad: el de la liberación. En poco tiempo y casi de modo simultáneo, esta nueva
experiencia se plasmó en una teología con rasgos propios y con método original. Surgió así
la Teología de la Liberación (TdL), la primera gran corriente teológica nacida en la
periferia de los centros metropolitanos de la cultura y de la producción teológica, y con una
repercusión a nivel de toda la Iglesia. Aunque se formuló inicialmente en América Latina,
la TdL se constituyó con el tiempo -no sin conflictos- en un marco de reflexión para todos
los grupos considerados como ‘oprimidos’ tanto del primer mundo (las minorías), como del
tercero (las mayorías).
¿Cómo llegó a tanto una teología periférica? ¿Cual fue su originalidad y riqueza que la
llevó a tener repercusión mundial? ¿Qué recorrido debió atravesar para llegar hasta el
presente? ¿Sigue aun vigente luego de más de 40 años? Porque el mundo y la Iglesia
cambió y eso es evidente…¿Cambió junto a ellos la TdL? El intentar responder a estas
preguntas generó en mí la necesidad de realizar este trabajo.
Para llevarlo adelante me serví de un enorme caudal de escritos sobre el tema que a lo largo
de estos años se plasmaron en artículos y libros. Elegí para esto, los escritos de los teólogos
de la generación conciliar. En comunión con Claude Geffré (director del primer número de
la Revista CONCILIUM destinada a la TdL) considero que se haría imposible recuperar la
Teología de la Liberación y ponerla al servicio de una teología con pretensiones
universales si no se está participando en las luchas de los cristianos comprometidos en el
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proceso de liberación; de igual modo, más difícil sería emitir desde el exterior un juicio
crítico sobre dicha teología, lo cual no es más que un signo de que la originalidad misma
de esta clase de discurso teológico proviene del hecho de estar indisolublemente unido a una práctica concreta1. Por estos motivos, quise conceder la palabra casi exclusivamente a
los teólogos latinoamericanos.
Debo confesar que a medida que avanzaba con mi estudio se me presentó una dificultad: a
partir de la década de los años noventa el material sobre el tema se redujo. Noté que la
producción escrita en torno a la historia de la TdL comenzó a interrumpirse
aproximadamente hacia los años de la conferencia de Santo Domingo, profundizándose aun
mas en los años posteriores a la misma.
Considero que esto no fue casualidad, sino que se debió a la propia dinámica de esta década
la cual se presentó con dos fuertes cambios, uno al interior de la Iglesia Católica y otro al
exterior de ella. Podríamos decir en ambos casos que los cambios no irrumpieron en los 90’
sino que venían de antes; no obstante, a partir de estos años, recrudecieron con fuerza. Al
interior de la Iglesia se profundizó el proceso de la Restaurador y al exterior de ella, el
Neoliberalismo. Estos cambios impactaron de sobre manera en la Iglesia Latinoamericana
y, como consecuencia de ello, los teólogos de la liberación se vieron obligados a gastar sus
esfuerzos en repensar el contexto socio-económico ya no en clave de dependencia
(paradigma de los 60’, 70’ e incluso de los 80´) sino en clave de exclusión y en un marco
de globalización. Fue preciso responder con creatividad a las exigencias de este nuevo
contexto que encima de ser complejo en sí mismo, vino aparejado en lo eclesial de un
fuerte centralismo y un constante debilitamiento de los espacios de diálogo con el mundo y
con las demás Iglesias. Este replanteo de paradigma epocal, en contextos eclesiales
adversos, llevó tiempo ser madurado. De ahí, considero yo, el silencio en los temas que
hacen a la historia actualizada de la TdL. Las fuerzas estuvieron puestas en otro lado.
Aclaro, en torno a esto, que el motivo por el cual explico este corte en la cantidad de
escritos, es uno entre otros, aunque sea a mi criterio, de gran relevancia. Hay otros motivos
que también son importantes y que en cierta manera, son lógicos. Que durante los primeros
20 años se haya producido abundante material responde también a que fueron años
cargados de acontecimientos de relevancia para esta naciente experiencia eclesial y
teológica. La TdL nació, creció y se desarrolló con mucha rapidez, generando por ello
muchas controversias hacia fuera y hacia adentro de la Iglesia. La intensidad, el
compromiso y profundidad de esta espiritualidad le hicieron vivir en carne propia el exilio,
1 GEFFRE CLAUDE. ‘La conmoción de una teología profética’. En: Concilium nº 96. (1974).
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la censura, la tortura y la desaparición de muchos de sus integrantes que pagaron con su
propia sangre la fidelidad a su opción por los pobres y contra la pobreza, por la vida y en
contra de la muerte en todas sus formas. Esto dio para escribir, y mucho. Ya para los 90’, el
ritmo de los acontecimientos se redujo considerablemente, en algunos casos porque
decantaron algunos temas conflictivos que “aparentemente” se aclararon (como los peligros
de la ‘influencia marxista’ o las controversias de la ‘Iglesia popular’), y en otros casos
porque se logró debilitar la TdL, desestructurando además algo que fue históricamente
medular en el proyecto: la alianza entre las clases populares y no populares que en el seno
del pueblo se articularon solidaria y evangélicamente a favor de la liberación.
De aquí el hecho de que se hace imposible comprender a la historia de la Iglesia y de la
Teología Latinoamericana de la liberación si no se la incluye en contextos eclesiales y
sociales más amplios; además de que es necesario tener en cuenta para esto, las
características históricas del sistema socio económico imperante (el capitalismo) violento e
injusto; y de la propia Iglesia Católica por naturaleza conservadora y reticente a los
cambios. Esto es parte de lo que tuve que hacer.
Finalizo explicando que el presente trabajo está estructurado en tres partes. La primera
intenta mirar el pasado y hacer memoria de todo el proceso eclesial que se vivió a partir del
Concilio Vaticano II, acontecimiento éste, sin el cual hubiese sido impensable la
experiencia eclesial de Medellín, caldo de cultivo para todo el proceso Latinoamericano
posterior. Ambos encuentros significaron una profunda renovación dentro de la Iglesia y
permitieron el surgimiento y el pronto desarrollo de una teología en perspectiva
latinoamericana y planteada desde el reverso de la historia.
La segunda parte, busca analizar los años del crecimiento y maduración de la TdL pero ya
no en clave de ‘renovación’ sino, por el contrario, en clave de ‘restauración eclesial’. Se
asume aquí el hecho de que para América Latina, el punto de inflexión que marcaría un
cambio en la correlación de fuerzas (a favor de la restauración) sería la III Conferencia del
Episcopado Latinoamericano reunido en Puebla (1979) momento en el cual, se comienza a
evidenciar que el rumbo de la Iglesia era contrario al que se venía forjando desde los años
conciliares. Esto significó un duro revés para la Iglesia Latinoamericana en general y para
la TdL en particular. Hay que agregar que por estos mismos años el mundo se encontró
dividido bajo dos grandes ideologías. Por este motivo, tanto el proceso de la restauración
como las luchas entre los bloques, condicionaron severamente el desarrollo de su historia:
recordemos que las opciones tomadas por la iglesia latinoamericana y por la TdL fueron
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duramente cuestionadas por los poderes eclesiásticos, políticos y militares.
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