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Teología De La Liberacion


Enviado por   •  2 de Agosto de 2014  •  2.044 Palabras (9 Páginas)  •  512 Visitas

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Origen de la Teología de la liberación.

Siendo la TEOLOGIA la ciencia que estudia "las cosas de Dios" y la palabra LIBERACIÓN significando lo más preciado para el hombre: la libertad, parecería que las dos palabras juntas significarían algo bello, sumamente bueno y deseable, pero veremos cómo la realidad de esta expresión es muy diferente.

La Teología de la Liberación tuvo su origen en Europa. Desde 1917 Walter Rauschembusch, teólogo alemán con fuerte influencia marxista, lanzó las ideas iniciales en su libro "Una Teología para el Evangelio Social". Después otros teólogos principalmente protestantes, alemanes y holandeses, desarrollaron la "Teología de la Esperanza".

Al final de la II Guerra Mundial, la iglesia Católica Holandesa era tan conservadora como cualquiera otra de Europa, pero empezó a hacer experimentos con la "democracia eclesiástica" llegando al concilio Vaticano II con proposiciones reformistas muchas de las cuales fueron inaceptables y rechazadas.

Después del concilio apareció el controvertido "Catecismo Holandés" que ponía como discutibles asuntos el celibato sacerdotal o la infalibilidad del Papa, entre otras cosas. La ola del liberalismo en la década de los sesentas trajo como consecuencia una dolorosa deserción de sacerdotes y religiosos y una dramática reducción de vocaciones de la que apenas parece se están reponiendo algunas Diócesis fuera de Europa.

En el mes de mayo de 1985 S.S. Juan Pablo II visitó por 5 días a Holanda y pocos viajes de su Santidad han provocado tantos problemas, poniendo de manifiesto no solo la intolerancia protestante sino las dificultades internas de una Iglesia Católica profundamente dividida en dos bandos: conservadores y progresistas.

En América Latina

Pero es realmente en América Latina en donde la teología de la liberación adquirió verdadera fuerza, debido principalmente a misioneros holandeses y españoles y de una manera muy especial al sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez y a sus seguidores Clodovis y Leonardo Boff, sacerdotes brasileños. Las principales obras de los hermanos Boff son "Eclesionesis, las comunidades de base reinventan la Iglesia" y "Teología de lo Político". Leonardo fue condenado al silencio en mayo de 1985 por el Vaticano, prohibiéndole toda enseñanza sea oral o escrita.

Otro sacerdote radicalizado fue Hugo Assman, que no solamente abandonó el sacerdocio sino que se hizo protestante y en la república de San Salvador el sacerdote jesuita español Jon Sobrino.

Hija legítima de la teología de la liberación, es la llamada "Iglesia Popular" muy activa en Nicaragua y condenada extensamente por la conferencia episcopal de América Central en el libro titulado "Juan Pablo II en América Central; balance de una visita".

Es indudable que las conclusiones a las que llegaron las conferencias episcopales de Medellín, Colombia, en 1968 y de Puebla, México, en 1979, fueron fuertemente influenciadas por los teólogos de la liberación acerca de la "opción por los pobres y jóvenes", dando así un fuerte impulso a sus seguidores.

Algunos califican a Medellín como la "matriz" de este movimiento (Vicente Mariano en su libro "Continuidad y Evolución del Magisterio en torno al comunismo, socialismo y marxismo).

Algunos esperaban que la conferencia de Puebla fuera más allá de Medellín, pero Juan Pablo II, bien conocedor y víctima del marxismo, se encargó de poner las cosas en su sitio cuando en su discurso en la Basílica de Guadalupe dijo con muy fuerte voz a obispos y sacerdotes que abarrotaban el Santuario: "sois sacerdotes y religiosos, no sois dirigentes sociales, líderes políticos o funcionarios del poder temporal", arrancando una impresionante ovación entusiasta de los asistentes.

Principales ideas

Algunas de las ideas de la teología de la liberación son:

1. Opción preferencial por los pobres.

2. La salvación cristiana no puede darse sin la liberación económica, política, social e ideológica, como signos visibles de la dignidad del hombre.

3. Eliminar la explotación, la falta de oportunidades e injusticias de este mundo.

4. La liberación como toma de conciencia ante la realidad socioeconómica latinoamericana.

5. La situación actual de la mayoría de los latinoamericanos contradice el designio histórico de Dios de que la pobreza es un pecado social.

6. No solamente hay pecadores, sino que hay víctimas del pecado que necesitan justicia y restauración.

7. El método del estudio teológico es la reflexión a partir de la práctica de la fe viva, comunicada, confesada y celebrada dentro de una práctica de liberación.10

Sin embargo, es capital destacar la apreciación que hace Gustavo Gutiérrez: al contrario que otros postulados teológicos o filosóficos, la teología de la liberación es un "acto segundo", es decir, emana de una experiencia de compromiso y trabajo con y por los pobres, de horror ante la pobreza y la injusticia, y de apreciación de las posibilidades de las personas oprimidas como creadores de su propia historia y superadores del sufrimiento. Para Gutiérrez esto no es sólo una cuestión metodológica, sino un compromiso de vida, un estilo de vivir, una forma de confesar la fe, es la espiritualidad.

Una "re-lectura" de la Biblia

Aquel dicho de que "Nada es verdad ni mentira, todo depende del color del cristal con que se mira", es una de las fallas de la teología de la liberación, porque presionados emocionalmente por la pobreza y las injusticias y animados por las teorías marxistas, se recurre a la Sagrada Escritura pero oyéndola "desde los pobres".

Así entresacan e interpretan todos los pasajes bíblicos relacionados con el binomio "opresión-liberación" para darle a su ideología tintes cristianos. Del Antiguo Testamento hacen mucho hincapié en la liberación del pueblo elegido de la opresión faraónica en el libro del Exodo. Es cierto que Dios liberó a Israel de una servidumbre política, pero no para un fin político, sino para que libres y sin impedimento político alguno, se unieran más a Dios por una alianza sellada en el Sinaí para servir a Yahvé y merecer la tierra prometida.

Cuando más tarde, en castigo por sus pecados principalmente de idolatría fueron llevados cautivos a Siria y Babilonia, Dios los liberó en tiempos de Ciro el Persa

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