Transmisión Del Pecado

El pecado como cualquier conducta que vaya en contra de la santidad de Dios, ha creado un abismo entre la creatura y su creador. Bien se podría hacer referencia al pecado como una especie de virus, o como un patrón aprendido, pero la realidad es que el pecado está en la naturaleza humana, vive en el hombre (natural) y lo conlleva a actuar de modo pecaminoso pues para el mismo el pecar “no es malo.”

La biblia enseña que la paga del pecado es muerte, y que dicho elemento destituye de la gloria de Dios a toda persona. Se dice entonces que solo por medio de Jesús esa imagen perdida del padre en los hombres puede ser constituida. Solo El sacrificio de Jesús, limpia la naturaleza (racial) de los humanos.

En base a esto, los efectos del pecado como ente transmitido, declara símbolos en la humanidad; la culpa del primer pecado, la perdida de la rectitud original y la corrupción de toda la naturaleza. A continuación se expondrá la base de esta temática y algunos puntos de vistas.

El pecado incluye culpa y contaminación; lo primero expresa su relación con la justicia, lo segundo su relación con la santidad de Dios. Ambos elementos del pecado afectan al hombre pues le apartan del Creador. Bien valdría destacar lo dicho por Goncalves (2007) “Cada cual es responsable de sus actos pecaminosos, el pecado personal no se transmite como tal, aunque sus efectos en diversas esferas pueden afectar aun a varias generaciones.” (p, 179-180) Si bien lo expresa el autor, pecar es una decisión personal de cada hombre (mujer), por otro lado, todo pecado trae consecuencias y las mismas deben ser pagadas por el individuo que llevo el acto, ejemplo Adán; aunque pecó él, su transgresión afectó a toda la humanidad e incluso a la tierra como planeta.

La naturaleza y el alcance del mal así transmitido a su raza, y la base o razón de que los descendientes de Adán quedaran involucrados en las malas consecuencias de su acto ha sido asunto de diversidad y discusión. Según uno de nuestros puntos normativos: la pecaminosidad de aquel estado en el que el hombre cayó consiste en la culpa del pecado original. De todo esto, Goncalve (2007) presenta una antítesis entre Cristo y Adán. El mismo la ejemplifica a través de un gráfico y expresa que del mismo modo en el que Adán fue desobediente, Cristo fue obediente y aunque el pecado reino para muerte de todos, en Cristo reina la gracia para que todos vivan.

En torno a la trasmisión del pecado se presentan se presentan algunas teorías:

1. Apropiación Voluntaria: El hombre actúa de modo pecaminoso porque heredó de Adán tal naturaleza.

2. Inclusión física: Toda la vida de la humanidad, intrínsecamente geminada en Adán es la que permite que por medio de su acto libre, toda la humanidad se corrompiera.

3. Inclusión representativa: A través de un pacto que Dios hizo con Adán como representante moral de toda la raza; del mismo dependería todo: Obediencia, desobediencia, muerte o vida.

4. Solidaridad Racial: El hombre como raza, ha desarrollado la conducta pecaminosa por solidaridad con Adán. Básicamente el hombre peca porque su existencia está ligada a la cabeza natural de la raza.

De un u otro modo, el pecado original ha afectado a toda la humanidad, y si no lo fuese así, el hombre no moriría (separación) elementalmente el hombre es heredero del pecado (y cuando se habla de hombre se refiere a la raza humana en general.)

Ha quedado claro que el pecado separa al hombre de Dios, lo aleja (muerte), y que tal hecho es una especie de reacción en cadena representada en las acciones que dirigen a toda la humanidad. Queda confirmado que el pecado de Adán realmente afectó a todos, presentándose como una especie de herencia racial; tal cual como un padre hereda a su hijo una característica fisiológica o algún patrón patológico.

El pecado queda

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