Una Guía para el Retiro Espiritual
cantillanobillyResumen25 de Mayo de 2016
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Tiempo en el Desierto
Tiempo en el Desierto
Una Guía para el Retiro Espiritual
Emilie Griffin
Un Recurso RENOVARÉ para la Renovación Espiritual
Traducido al español
por
Fredi Arreola
Para la Hermana Janet Franklin, CSJ,
estimada amiga y compañera en la experiencia
del retiro creativo.
Contenido
Prólogo de Richard J. Foster v
- Una Invitación 1
- El Retiro Disciplinado 13
- Retirándose Internamente 17
Las Disciplinas de la Meditación, Oración, Ayuno y Estudio
- Retirándose Externamente 23
Las Disciplinas de la Sencillez, Soledad, Sumisión y Servicio
- Retirándose en Comunidad 28
Las Disciplinas de la Confesión, Adoración, Asesoramiento y Celebración
- Diseñando el Retiro 35
- Sugerencia de Tres Retiros 40
Retiro de un Día con Ana y Samuel
Intención General: Renovando Nuestro Llamado 40
Retiro de Tres Días con los Profetas
Intención General: Escuchando la Voz de Dios 41
Retiro de Siete Días con el Evangelio de Marcos
Intención General: Entendimiento más Profundo del Discipulado 45
- Ánimos 47
Textos para la Reflexión 54
Para Más Lecturas 61
Fuentes de Textos para la Reflexión 64
Sobre la Autora 65
Prólogo
Me regocijo de Tiempo en el Desierto. Es una invitación para retirarse que verdaderamente invita. Me da la bienvenida, me procura, me atrae al “país de los afectos de Dios”, como lo define Emilie Griffin.
Invita, primero de todo, porque su autora escribe de la experiencia vivida. Ella se ha retirado no sólo una vez, o de vez en cuando, sino como un patrón firme de vida. Y lo hace en el contexto de una vida ocupada y presionada de una ejecutiva de la propaganda, primero en la ciudad de Nueva York y ahora en Nueva Orleans. Como tú y yo, Emilie Griffin tiene llamadas telefónicas que contestar, cartas que escribir, cuentas que pagar, obligaciones familiares qué satisfacer. Y todavía encuentra lugar y espacio para el retiro. . . o quizás es por razones de estas demandas persistentes que ella encuentra lugar y espacio para el retiro. Esto es un ánimo genuino para mí. Ves, yo quiero aprender sobre el retiro de la gente que sabe qué se siente tener interminables y pesadas listas de “cosas que hacer” que compiten por su tiempo y atención.
Tiempo en el Desierto también invita porque es posible hacerlo. No hay héroes espirituales aquí. Me toma de la mano y me muestra cómo puedo, en la realidad, integrar esta manera de vida a mi vida y mi horario. No es que mima mi obsesión con lo mucho y el apuro. Al contrario. La sra. Griffin escribe: “Cuando no hay tiempo para hacerlo, entonces es cuando más necesitas desamontonar el calendario y apartarte para orar. Cuando el encarcelamiento de tu horario incesantemente te lo prohíbe, es el tiempo cuando más necesitas un retiro”. Estas palabras “hablan verdad con poder” especialmente cuando estoy tentado a justificar mi inhabilidad de entrar a un retiro apelando a “las muchas demandas que otros ponen sobre mí”. No, la calidad, la posibilidad de hacerse, es de una clase diferente. Es la sencillez. Es lo terrenal. Es el puente que edifica de las Grandes Épocas de la Oración a mi mundo de imágenes de la computadora y los bites de sonido y tartas populares. Después de leer este libro dije: “Sí, ya veo. Entiendo. Todo es una realidad, esta oración y cuidar niños, este silencio y las citas de negocios, esta disciplina espiritual y las lecciones de ballet”.
Entonces, también, invita por animarme a seguir “las cuerdas directrices de la gracia de Dios”. Me gusta eso. Oh, hay un montón de sugerencias prácticas aquí. Incluso da dirección para retiros de uno, tres y siete días. Pero éste no es un manual de “cinco pasos a la bienaventuranza”. Emilie Griffin sabe bien de la impredecible naturaleza del retiro. No importa qué tanto planifiquemos nuestro retiro —y aquí hay ideas para planear de manera generosa— Dios está al mando de la experiencia del retiro y no nosotros. A esta realidad Emilie la llama “las improvisaciones de Dios”. Escribe: “Jamás puedes anticipar plenamente los dones de Dios para ti en un retiro. . . No hay manera de orquestar las flores que crecen silvestres en el sendero cuando das la vuelta en la esquina con tu Biblia en la mano”.
Y finalmente, me invita porque me llama a casa. A casa a la paz y serenidad y afirmación. A casa a la esperanza y la amistad y la apertura. A casa a la aceptación e intimidad y gozo. A casa, a casa con Dios. Es como si estuviera sepultado muy profundo en el corazón humano un sueño largamente olvidado del “país amado” y Tiempo de Desierto me llama a recordarlo de nuevo. Así que. . . lo hago.
Richard J. Foster
23 de octubre de 1996
[pic 1]
[pic 2] CAPÍTULO 1
Una Invitación
El tiempo viene cuando suspiramos queriendo más de Dios que lo que nuestros horarios nos permiten. Estamos cansados, estamos abrumados, nos sentimos invadidos por amigos y conocidos, compromisos y obligaciones. La vida de gracia es abundante, ¡pero nosotros estamos demasiados ocupados para ella! Aún las buenas obligaciones principian a cercarnos.
Madeline L’Engle escribe: “De vez en cuando necesito SALIR; algo me arrojará a una total desproporción, y tengo que salir de todos —alejada de toda aquella gente que amo más en el mundo— con el propósito de volver a ganar un sentido de proporción”.[1]
Seguido, dice ella, necesita alejarse por completo, a su lugar especial, a un pequeño arroyo en un claro verde.
Como ella, deseamos la clase de libertad que teníamos de niños, un espíritu libre, un corazón jubiloso. El refrigerio es lo que buscamos: para poder jugar, ser sencillos, un espacio claro, un tiempo de desierto. En Oseas leemos:
Por eso voy a seducirla;
la llevaré al desierto
y hablaré a su corazón.
Le daré sus viñas desde allí,
y haré del valle de Acor una puerta de esperanza.
Y allí cantará, como en los días de su juventud,
como en el día de su subida de la tierra de Egipto.
(Os. 2:14-15)
Un tiempo apartado con Dios tiene una apelación poderosa. Anhelamos el tiempo en el campo con flores silvestres floreciendo y el cielo azul que se abre sobre nuestras cabezas, con las aves llamando y mirando los verdes árboles. Nos preguntamos, ¿está apartado para nosotros en algún lugar un tiempo dotado?
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