ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Viacrucis Las Mujeres Lloran A Jesus


Enviado por   •  8 de Abril de 2014  •  446 Palabras (2 Páginas)  •  359 Visitas

Página 1 de 2

Lectura del Evangelio según San Lucas 23, 27-28

En el camino hacia el Calvario, el Señor encuentra a las mujeres de Jerusalén. Ellas lloran por el sufrimiento del Señor como si se tratase de un sufrimiento sin esperanza. Sólo ven en el madero de la cruz un signo de maldición (cf. Dt 21,23), mientras que el Señor lo ha querido como medio de Redención y de Salvación.

En la Pasión y Crucifixión, Jesús da su vida en rescate por muchos. Así dio alivio a los oprimidos bajo el yugo y consuelo a los afligidos. Enjugó las lágrimas de las mujeres de Jerusalén y abrió sus ojos a la verdad pascual.

Nuestro mundo está lleno de madres afligidas, de mujeres heridas en su dignidad, violentadas por las discriminaciones, la injusticia y el sufrimiento (cf. Exhort. ap. Ecclesia in Medio Oriente, 60). Oh Cristo sufriente, sé su paz y el bálsamo de sus heridas.

Señor Jesús, con tu encarnación en María «bendita entre las mujeres» (Lc 1,42), has elevado la dignidad de toda mujer. Con la Encarnación has unificado el género humano (cf. Ga 3,26-28).

Señor, que el deseo de nuestro corazón sea el de encontrarnos contigo. Que nuestro camino lleno de sufrimiento sea siempre un itinerario de esperanza, contigo y hacia ti, que eres el refugio de nuestra vida y nuestra Salvación.

Ayúdame a ser mejor y a no fingir ser mejor de lo que soy.

Oír a Jesús cuando exhorta a las mujeres de Jerusalén que lo siguen y lloran por él, nos hace reflexionar. ¿Cómo entenderlo? ¿Se tratará quizás de una advertencia ante una piedad puramente sentimental, que no llega a ser conversión y fe vivida? De nada sirve compadecer con palabras y sentimientos los sufrimientos de este mundo, si nuestra vida continúa como siempre. Por esto el Señor nos advierte del riesgo que corremos nosotros mismos. Nos muestra la gravedad del pecado y la seriedad del juicio. No obstante todas nuestras palabras de preocupación por el mal y los sufrimientos de los inocentes, ¿no estamos tal vez demasiado inclinados a dar escasa importancia al misterio del mal? En la imagen de Dios y de Jesús al final de los tiempos, ¿no vemos quizás únicamente el aspecto dulce y amoroso, mientras descuidamos tranquilamente el aspecto del juicio? ¿Cómo podrá Dios ˆpensamosˆ hacer de nuestra debilidad un drama? ¡Somos solamente hombres! Pero ante los sufrimientos del Hijo vemos toda la gravedad del pecado y cómo debe ser expiado del todo para poder superarlo. No se puede seguir quitando importancia al mal contemplando la imagen del Señor que sufre. También él nos dice: «No lloréis por mí; llorad más bien por vosotros... porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?»

...

Descargar como  txt (2.6 Kb)  
Leer 1 página más »
txt