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Acondicicionamiento De Suelos Para Fines Agricolas

edgardogordillo22 de Noviembre de 2012

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR IUTEP

UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA

Acondicionamiento del suelo con fines agrícolas, labores de adecuación de la tierra y nivelación.

INTRODUCCION

Acondicionamiento del suelo, técnica agrícola que permite mantener o mejorar la productividad de los suelos. Es la base de la agricultura científica, e implica seis prácticas esenciales: labranza adecuada, mantenimiento de un aporte apropiado de materia orgánica en el suelo, mantenimiento de un aporte conveniente de nutrientes.

ACONDICIONAMIENTO DEL SUELO CON FINES AGRICOLAS

La tierra es el asiento esencial de la agricultura, por lo que su acondicionamiento y conservación son vitales para una producción agrícola exitosa. Desde hace miles de años, con el descubrimiento del arado, el hombre "prepara la tierra", es decir, la remueve y voltea a través de una operación que requiere de tracción (animal o mecánica), y luego la desmenuza con la ayuda de la rastra. La preparación de tierras es un componente esencial en el proceso de establecimiento y desarrollo de los cultivos, y al mismo tiempo es parte vital en el manejo integrado de plagas y enfermedades

Sus objetivos principales son:

 preparar un lecho para que la semilla germine.

 facilitar la emergencia uniforme de las plántulas.

 permitir el libre movimiento de las raíces para explorar mayor volumen de suelo en busca de agua y nutrimentos.

 favorecer el control de las plántulas de malezas anuales y enterrar o incorporar las herbáceas.

 reducir la incidencia de plagas y enfermedades.

 acondicionar el suelo para impedir el encostramiento y favorecer la conservación del agua.

En otras palabras, para lograr que el desarrollo inicial del cultivo sembrado sea uniforme y vigoroso.

Con una buena preparación se consigue la destrucción de las malezas, normalmente hospederas de plagas y enfermedades, y se destruyen muchos insectos plaga, en algunos casos al enterrar profundamente larvas, pupas y huevos, impidiendo la culminación de su ciclo biológico vital. En otros, las pupas y larvas son traídas a la superficie y expuestas a la acción directa del sol o de los depredadores (pájaros).

Cada cultivo y cada condición de suelo (y clima) determinan una preparación más o menos profunda o un desmenuzamiento más fino de los terrones del suelo. Lo importante es mejorar la condición física del suelo, su aireación y su facilidad para el movimiento del agua.

En ciertas condiciones, los sucios tienden a formar lo que se llama piso de rastra, consistente de la formación de una capa impermeable que evita la circulación del agua de lluvia o riego y el movimiento de las raíces de las plantas sembradas.

Cuando la preparación es inadecuada y, por ejemplo, no verificamos si efectivamente se logró romper el piso de rastra, la acción de los herbicidas no es efectiva, se reduce la disponibilidad de nutrimentos, la emergencia de las plántulas es irregular, la penetración radical es limitada, el terreno se enmaleza rápidamente y la aparición de las plagas y enfermedades es más temprana. En otras palabras, se inicia un ciclo de cultivo problemático, con un crecimiento desinforme, fallas en la densidad de siembra planificada, plantas poco vigorosas, propensas a las enfermedades y plagas, todo lo cual provocará mayores problemas a lo largo del ciclo y, por ende, un rendimiento mucho menor que el esperado.

Al planificar la preparación de tierras, se debe asegurar de lograr:

 destruir y enterrar la soca del cultivo anterior.

 hacerla escalonada en el tiempo, para destruir efectivamente las malezas. cerciorarse de la existencia de un piso de rastra y destruirlo.

 realizar la labor cuando la tierra tenga un contenido de humedad adecuado, de manera que el suelo quede mullido, suelto, poroso, con terrones pequeños, de forma de minimizar la erosi6n eólica.

 realizar la labor en horas de la mañana o al atardecer, para reducir el arrastre por efectos del viento.

En las sabanas orientales, en muchos casos, no se aplica arado, sino una vez cada cierto número de años. Recientemente se ha observado en algunas partes del país el uso de la labranza mínima o cero labranza, lo cual parece influenciar positivamente el nivel de rendimientos, pero también ha provocado el repunte de los niveles de infestación con algunas plagas y enfermedades.

LABRANZA

Labranza El suelo se prepara para el cultivo por medio de un proceso llamado labranza. Los arados roturan la superficie del suelo para que circulen el aire y la humedad, preparando un buen lecho para las semillas y eliminando las malas hierbas y el exceso de vegetación. La roturación suele hacerse siguiendo los contornos del terreno, de forma perpendicular a su pendiente. Esos trazados y líneas, notables hasta muy avanzado el crecimiento de la cosecha, permiten minimizar las escorrentías. Cuando se utiliza de forma conjunta con la construcción de diques y terrazas, este tipo de labranza puede ser un método muy efectivo para la conservación del suelo y el control de la erosión.

El propósito de la labranza es preparar el suelo para el cultivo. Tradicionalmente esta preparación se realiza empleando un arado, que penetra en el suelo y voltea la tierra, arrancando o eliminando las malas hierbas que crecen en el terreno, removiendo y aflojando las capas superficiales del suelo y dejando un lecho con la humedad suficiente para que germinen las semillas sembradas. La labranza tradicional puede perjudicar al suelo si se practica continuamente durante muchos años, sobre todo si la capa fértil de la superficie es delgada. Hoy, muchos agricultores siguen un programa de labranza mínima o reducida para conservar el suelo. En este tipo de labranza la materia vegetal muerta que queda en el suelo tras la cosecha se deja encima, o bien bajo tierra, a poca profundidad, en vez de ser introducida profundamente con el arado, como ocurre en la labranza tradicional; ello contribuye a mantener la humedad en el interior y a proteger el suelo de la erosión.

El arado, principal herramienta mecánica empleada para la labranza en todo el mundo, puede estar diseñado para diversos fines, que van desde la simple excavación de un surco en el suelo a la inversión total, o volteo, del suelo, normalmente hasta una profundidad de 15 a 20 cm. En ciertos lugares y con determinados fines, el arado es sustituido como instrumento de labranza por varios tipos de escarificadores, herramientas que arañan o escarifican la superficie del suelo sin penetrar profundamente en él. Por lo general, esas herramientas se emplean sólo para romper y pulverizar el suelo después de la labranza. Los escarificadores y otras herramientas de ese tipo se usan para cultivar el suelo entre las hileras de cultivos en crecimiento de forma universal.

La labranza en profundidad y la subsiguiente escarificación son necesarias en lugares en los que el suelo es compacto, impermeable al agua e impenetrable para las raíces de las plantas. Una labranza excesiva, no obstante, puede deteriorar la estructura del suelo, especialmente si se lleva a cabo cuando está húmedo. El problema resulta más grave en suelos de textura fina que en suelos de arena, arcilla y loam, puesto que normalmente requieren menos labranza. El clima desempeña también un papel importante, no sólo en lo que se refiere a la cantidad, sino también a la época de labranza. En áreas de humedad elevada, la labranza debe limitarse a las estaciones en las que no se esperan grandes lluvias, ya que las superficies recién labradas son susceptibles a la erosión por el agua.

Entre los beneficios secundarios, pero importantes, de la labranza, está la aireación o exposición al aire, debida a la pulverización del suelo. La aireación no sólo permite una mejor circulación del oxígeno y el agua, sino que también tiene como resultado un incremento de la actividad biológica en el suelo, que engloba la de los organismos que fijan el nitrógeno atmosférico. La labranza contribuye a la salud de las plantas inhibiendo las enfermedades que las afectan y dificultando el desarrollo de diversos tipos de insectos que son dañinos para ellas.

El tipo de labranza afecta a la pérdida de suelo debida a la erosión por el viento y el agua. Cuando los surcos se excavan siguiendo la pendiente, colina arriba y abajo, el agua tiende a fluir a lo largo de ellos, arrastrando pequeñas partículas de las capas superiores del suelo. Por el contrario, si los surcos se trazan perpendicularmente

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