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Educación Tecnológica


Enviado por   •  23 de Agosto de 2020  •  Ensayos  •  1.393 Palabras (6 Páginas)  •  91 Visitas

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¿Y si hubiéramos empezado antes de empezar?

Hace casi 8 años empezaba los estudios terciarios en la Universidad Católica. Si bien existían, WhatsApp, Facebook, pero no zoom o google Meet o digamos nose si existían o no se utilizaban, pero el conocimiento ya se distribuía a través de los circuitos digitales, el Sistema de Androi fue fundamental para que la mayoría de las personas tengan acceso ya que este Sistema se encuentra en las mayorías de teléfonos y hoy en día este es el aparato digital más versátil del mundo. Manuel Castells ya había escrito su famosa trilogía sobre la Sociedad Red. Las bibliotecas eran digitales y cada vez más los documentos científicos se socializaban a través de correos electrónicos y chats.

“Estamos configurados culturalmente para tener una visión única y deberíamos tener una triple lectura permanente: tesis, antítesis y sobre todo síntesis. Así tenemos en cuenta la heterodoxia, los puntos de vista paralelos, las mentes posibles.” Alejandro Piscitelli, en Protopía.

Sin embargo, en esa época cada vez que el clima se ponía inclemente, era habitual que la universidad nos avisara que se suspendían las clases y cualquier otra actividad en el campus y que era necesario regresar a casa. Internet era distinto al de hoy, pero en su esencia ya ofrecía una enorme cantidad de los servicios que hoy día están disponibles. Si lo pensamos, no tenía sentido suspender las clases sabiendo que existía un acervo digital infinito de conocimiento que podía utilizarse para promover la reflexión, la formación, el intercambio y la discusión científica.

8 años después, contamos con una red digital más sofisticada (y también con una gran cantidad de distractores). Muchas universidades siguen sin poder adaptarse frente a las restricciones que imponen las inclemencias sanitarias actuales para enseñar de manera remota. ¿Cuáles fueron las oportunidades perdidas en estas décadas? ¿Qué acciones habrá que tomar para que este rezago no se mantenga?

Una cultura organizacional con múltiples visiones, estilos de gestión, presupuestos. Cuando cuestiono algunas prácticas o sugiero propuestas de innovación, es imposible unificar criterios entre universidades públicas y privadas de acceso gratuito o con un alto precio de su matrícula.  Dentro de estas particularidades, este ensayo sugiere una visión común de transformación, a partir de la experiencia del aprendizaje remoto de emergencia con las innovaciones vivida con la crisis de la pandemia del COVID-19. ¿Cómo deberían las universidades resignificar su relación con el aprendizaje a distancia?

Quise desaprender a tener una única mirada y perspectiva. Me propuse pensar en algunas posibles rutas de navegación a través de situaciones y de prácticas específicas. Todo esto sin caer en el solucionismo tecnológico de creer que adoptar tecnologías educativas (Bill Gates dono al MEC el sistema Microsoft Teams) este para mejorar procesos pedagógicos es siempre positivo, en tanto ser solamente crítico con esa adopción es siempre perjudicial.

En la pandemia, la prioridad de las universidades ha sido adaptarse a la situación de crisis, garantizando pequeños éxitos permanentes de aprendizaje y siendo empáticos con la realidad socioemocional de sus comunidades. Esto nos lleva a reflexionar sobre el valor de la experiencia de aprendizaje presencial, una reflexión que capitalice lo que hemos descubierto en las experiencias remotas y que nos lleve a integrar lo mejor de ambos mundos.

Internet existe hace más de cuarenta años y los grupos de investigación universitarios han sido actores fundamentales en su consolidación. La World Wide Web ya cumplió treinta años. Más de la mitad del planeta tiene acceso a algún tipo de contenido en línea. Sin embargo, existe una conectividad de tipo tecnológica y otra cognitiva y conceptual que sigue presentándose como un desafío central para muchas instituciones de educación superior.

Como cualquier organización que deba innovar de forma impuesta por condiciones sociales o de mercado, muchas universidades han improvisado, llegando tarde o con una preparación insuficiente a esta adaptación, aplicando voluntarismo y replicando en la virtualidad modelos de aprendizaje que ya están siendo obsoletos en la presencialidad. Más allá la pandemia demuestra que la mayoría de universidades de américa del sur están en vías de desarrollo en cuanto a lo digital.

Llevamos tres décadas observando y ejecutando prácticas de cultura digital en la educación formal. Y aunque la cultura digital forma parte de nuestras vidas en la mayoría de las interacciones sociales, hasta ahora dichas prácticas han emergido más en las periferias de la institucionalidad universitaria que desde los tomadores de decisión. Weller (2020) reflexiona sobre el ritmo diferente de los cambios en la educación superior: “La tecnología educativa no es un juego para impacientes. Las universidades están aquí mucho tiempo antes que Google y esa longevidad es parte de su atractivo. Esto implica un cierto conservadurismo con respecto a las tendencias actuales, una resistencia a abandonar prácticas existentes en favor de la última tecnología. Esta es una de las principales diferencias, y a menudo mal entendidas, entre la educación superior y otros sectores de los que con frecuencia se les pide a las universidades que aprendan: operan en diferentes frecuencias.”

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