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Los Horizontes Del Saber


Enviado por   •  9 de Mayo de 2014  •  1.855 Palabras (8 Páginas)  •  186 Visitas

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Enrique Semo ha coordinado una colección de trece tomos de historia económica de México. El primer y muy interesante logro de esta colección es el trabajo interdisplinario que reúne la misma, al congregar entre sus autores a diversos estudiosos de las ciencias sociales, entre los que se encuentra el mismo Semo. Editada por la Universidad Nacional Autónoma de México y la editorial Océano, la colección Historia Económica de México pretende ser, en palabras del coordinador, "una narración y descripción de los diferentes modos en que los pobladores de esta región se han organizado para producir, distribuir y consumir bienes y servicios" y que concierne a cinco siglos de historia.

La complementariedad de unos tomos con otros hace muy recomendable la lectura de todos ellos, de modo que el lector pueda tener una visión de conjunto bien sustentada. De cualquier modo, el volumen que hoy nos ocupa, El desarrollismo, de Elsa M. Gracida, es en sí mismo una obra que consigue en mucho la visión integral de la colección misma.

"Un país en crisis" es el título del tercer y último capítulo de este volumen y, de alguna forma, éste podría ser el nombre del libro, pues toda la obra desemboca en la situación económica en que se encontró México al finalizar el periodo presidencial de José López Portillo, en 1982. Es este un trabajo de descripción de políticas económicas, con la consecuente interpretación de resultados por parte de la autora, basados en los indicadores económicos. El libro está dotado de tablas y gráficas elaboradas por Elsa M. Gracida a partir de los datos publicados por Nafinsa y el Banco de México, que conciernen al crecimiento, la participación sectorial en la economía y la fluctuación de la moneda. Estos referentes son muy oportunos para la lectura de la obra, aunque hay que decir que la autora explica con claridad y sencillez las cifras que pertenecen a cada periodo. Elsa M. Gracida consigue, además, dotar a cada capítulo del escenario político del momento, la participación de cada fuerza política al momento de las elecciones y algunas intervenciones públicas de los empresarios manufactureros de México, que para esta autora son de alguna manera los autores y beneficiarios principales de las políticas económicas que desembocaron en la crisis y en el neoliberalismo como política económica nacional y mundial, tan impopular en nuestros días.

El inicio de esta historia se ubica a finales de 1949, cuando el presidente Miguel Alemán estudiaba la manera de reelegirse. La reelección no sólo era anticonstitucional en México, sino que estaba -y sigue así-satanizada. La revolución -cuyos muertos se estiman a partir de censos en 1 000 000 de personas, doloroso resultado de bajas de guerra, embestidas a la población civil y víctimas del hambre y enfermedades- tuvo entre sus objetivos cancelar del escenario político la reelección de los cargos de elección popular. El PRI, los ex presidentes y las asociaciones a cargo del voto corporativo del país empujaron la maquinaria del pacto político para que fuese nombrado sucesor presidencial Adolfo Ruiz Cortines. Así, al finalizar 1952, asume la presidencia este hombre, llamado "buen administrador", para enfrentar retos mayores: inflación promedio de 12% anual junto con crecimiento y expansión de la industria manufacturera nacional, deterioro agrícola, masas de pobres que no se habían beneficiado de los logros económicos y ausencia de infraestructura. Pero el estilo de lo que se llamaría "desarrollo estabilizador" se había sentado en el gobierno mismo de Miguel Alemán.

Y así comenzó a operar un modelo llamado de "sustitución de importaciones", destinado a favorecer y desarrollar la planta industrial de México, que redujo al mínimo las importaciones de productos que el país "debería" de producir. De este modo, la participación del sector manufacturero en el país creció, en 30 años, de 17 a 25%, mientras que la agricultura cayó de 20 a 8%, y la minería se deprimió de 2 a 0.8% en términos globales. Es decir, si de lo que se trataba era de hacer crecer la planta industrial del país, la meta se consiguió. Ahora bien, el precio del proteccionismo con el que el gobierno protegió a este sector habría de probar que sería muy alto. En primer lugar, la falta de competitividad tanto en calidad como en precio de los productos manufacturados mexicanos en el ámbito internacional, fruto del aislamiento comercial de décadas con el que fueron protegidos. La obsolescencia de la misma planta industrial, que terminaba reponiendo sus máquinas con "carcachas tecnológicas" de otros países, especialmente de Estados Unidos, en lugar de desarrollar tecnologías propias. A esto habría que añadir un capital humano obrero poco eficaz y capacitado, en especial si se le compara con el de otros países como el Japón o la Alemania de la posguerra. Finalmente, un elevado gasto público destinado en parte a suplir la incapacidad del mercado interno para consumir por completo estos productos.

Con todo, el costo de la vida obrera, hasta el periodo que Elsa M. Gracida señala como el de agotamiento del modelo económico -1970, final de la presidencia de Gustavo Díaz Ordaz-, se mantuvo por debajo del ritmo de crecimiento del PIB.

El ingreso estaba concentrado en pocas manos, y continuaban existiendo grandes masas de pobres. De acuerdo con la autora, las metas originales del gobierno de Luis Echeverría Álvarez proponían un mejor reparto de la riqueza nacional y se hace ya un señalamiento discreto a los empresarios como opositores a este cambio y a la fiscalización necesaria para dotar de más dinero al gobierno (p. 72). Esto suena plausible si se toma en cuenta que, como bien dice la autora,

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