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MERCADOTECNIA


Enviado por   •  18 de Febrero de 2015  •  679 Palabras (3 Páginas)  •  169 Visitas

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Los organizadores de este V Foro, cuya invitación agradezco, me han pedido

que intervenga en esta mesa redonda, en compañía de ilustres ponentes, para decir

en 15 minutos lo que pienso sobre ética en las finanzas. Este tiempo podría ser mucho

menos del que se necesitaría para desarrollar el tema, si quisiera analizar los múltiples

aspectos que tiene la actividad financiera y aplicar a cada modalidad lo que, desde

el punto de vista ético, es correcto o incorrecto. Este ejercicio que, efectivamente,

requeriría bastante tiempo, pienso que no es necesario hacerlo y, tal vez, ni siquiera

conveniente, ya que conduce inevitablemente a la casuística en la que muchas

veces caen los códigos éticos y que es una especie de laberinto en el que el

verdadero sentido moral corre el riesgo de perderse, desorientado por

consideraciones subjetivistas, relativistas o consecuencialistas que son

manifestaciones de éticas convencionales que, en contraste con la ética realista, de

normas universales y constantes, sólo proporcionan normas circunstanciales y

mudables.

Desechado, pues, este enfoque pienso que el tiempo que me ha sido

asignado me ha de bastar para decir lo que considero esencial y es que la ética en

la finanzas no difiere de la ética en cualquier otra actividad humana, porque la ética

es la ciencia que se refiere al estudio de la conducta humana, considerada en su

conformidad o disconformidad con una norma. La ética califica lo que “se hace” a

la luz de lo que “se debe hacer”; juzga al hombre como “es” a la luz del hombre

como “debe ser”. Es más; dice cómo pasar del “ser” al “deber ser”: este “cómo

pasar” es precisamente el papel de la norma, la ley, la regla de comportamiento

para alcanzar el fin. Esta norma, a mi juicio, y en el de los clásicos, ha de derivarse

forzosamente de la natural realidad de nuestro ser, es decir, ha de ser conforme con

la dignidad propia y exclusiva de la naturaleza que tenemos; y esta naturaleza no

cambia por el hecho de que actuemos en el ámbito privado, familiar, social,

empresarial o político. Lo cual no impide afirmar que, siendo la exigencia ética

sustancialmente la misma en todos estos campos, tal exigencia

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