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Razones Financieras


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2014  •  4.029 Palabras (17 Páginas)  •  175 Visitas

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EL IMPACTO DE LA CRISIS EN MÉXICO

El desplome y el despertar post-crisis

por Emmanuelle Steels

“México ya superó la crisis”. El gobierno mexicano no ha desaprovechado una ocasión de propagar esta idea a lo largo de los últimos meses. Abruptamente, se pretendía zanjar así las tergiversaciones entorno a la situación económica de México, el país de América Latina más golpeado por la tormenta financiera.

Aunque el optimismo del gobierno encuentra una base sólida en los datos arrojados al tercer trimestre del año 2009, cuando el crecimiento dejó de ser negativo para alzarse al 2,93 % en relación con el trimestre anterior, las opiniones de las instituciones internacionales y de algunos expertos extranjeros que tienen autoridad en la materia no dejan de ser críticas en cuanto al manejo de la crisis en México y a las perspectivas de recuperación.

En su informe titulado Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2009, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señala que México había desaprovechado oportunidades para contener la recesión y había tenido el peor desempeño económico de América Latina, al registrar un crecimiento negativo interanual de más de 7 % en 2009, cuando el promedio regional se limitaría a una recesión de 1,8 %. En otro informe, Panorama Económico Mundial 2009, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), de la cual México forma parte, se subraya que el desempleo seguirá extendiéndose en 2010. Además, pronostica que el país tendrá que esperar hasta el 2012 para recuperar el nivel de actividad económica que tenía antes de la crisis.

Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía 2001, declaró en noviembre del 2009 que México era uno de los países del mundo que peor había reaccionado frente a la crisis, al contrario de Australia y Brasil, que supieron enfrentar la adversidad. “México reaccionó de manera tardía y débilmente” acusó el prestigioso economista estadounidense.

Curiosamente, ahora, el gobierno mexicano se apresura en proclamar el fin de la recesión, aunque nunca reconoció su existencia. “No pasará de ser un catarrito” o “Nadie tendrá que apretarse el cinturón” son algunas de las afirmaciones disparatadas que valieron a sus autores respectivos, Agustín Carstens, en aquel momento Secretario de Hacienda, y el Presidente Felipe Calderón, una avalancha de caricaturas en la prensa. Desde el principio, las autoridades trataron de “tapar el sol con un dedo” como suelen decir los mexicanos. La recuperación de la economía estadounidense debería repercutir favorablemente sobre la situación en México. Los pronósticos, tanto por parte de las instituciones internacionales como de las autoridades económicas mexicanas, convergen para decir que el PIB subirá en México alrededor del 3 % en 2010. La cifra es positiva, pero la base de comparación es baja. En efecto, las caídas del Producto Interior Bruto (PIB) fueron vertiginosas en el 2009, sobre todo durante los dos primeros trimestres.

En estas circunstancias adversas, el presidente Calderón realizó una demostración de fuerza a principios de diciembre, llevando a cabo una especie de “golpe” en la cúpula económica del país. Nombró como nuevo gobernador del Banco de México a Agustín Carstens, su fiel Secretario de Hacienda. La maniobra no tenía otro objetivo que deshacerse del incómodo Guillermo Ortiz, cuyo nombramiento al frente del Banxico era una herencia del PRI. Así, Calderón dejaba asentada su intención de romper con la histórica autonomía del Banco de México, una institución que encarna el equilibrio en materia económica, una especie de contrapeso tradicional a la visión de corto plazo que trata de imponer el titular de turno de Los Pinos (residencia del presidente de México).

Banxico es una abreviación de Banco de México Al frente de la Secretaría de Hacienda, en sustitución de Carstens, Calderón colocó a un amigo muy cercano, Ernesto Cordero, un hombre de perfil bajo que, como señalaron los comentaristas de la prensa, no es economista ni cuenta con el reconocimiento internacional que requiere el puesto. Joven promesa del Partido de Acción Nacional, la derecha mexicana en el poder, Cordero ocupó los dos últimos años el cargo de Secretario de Desarrollo Social. Su logro en este periodo: alrededor de diez millones de mexicanos cayeron en la pobreza.

Una por una, se desmoronan las fuentes de ingreso de divisas

En México, las exportaciones representan 35 % del PIB. Si este pilar de la economía mexicana se desploma, no es de extrañar que todo el sistema se vea afectado. En los diez primeros meses del 2009, las exportaciones se contrajeron en 26,9 % respecto al mismo periodo del año anterior y la balanza comercial acumuló un déficit de más de 4 mil millones de dólares.

Los ingresos petroleros constituyen por sí solo casi el 40 % de los recursos captados por el Estado y son fundamentales para la gestión del gasto público. Pero se redujeron tanto el volumen de las exportaciones petroleras como el valor de estas, al caer los precios internacionales del petróleo. En octubre del 2008, la mezcla mexicana se cotizaba todavía en 95,8 dólares por barril. Pero, en el espacio de un año, registró una caída del 46,4 %, llegando a los 51,3 dólares por barril en el último mes de octubre. Al mismo tiempo, la producción de crudo disminuyó un 7,3 % y las exportaciones petroleras bajaron un 12,7 %. En consecuencia, los ingresos provenientes del petróleo se han reducido en 28 % en 2009, y el país pasó a ser el cuarto abastecedor de Estados Unidos cuando en 2007 ocupaba todavía la segunda posición en esta lista después de Canadá. Pero la Secretaría de Hacienda explicó que estas pérdidas están parcialmente compensadas por los seguros petroleros contratados por el gobierno mexicano en julio de 2008, cuando los precios del petróleo estaban en su máximo nivel, para blindarse frente a una previsible caída de la producción: así, se garantizó un precio de venta de 70 dólares el barril, cubriendo el 70 % de la producción.

La alta dependencia petrolera demostrada por México y el declive de los ingresos provenientes de esta fuente fueron los argumentos en los que se basaron las agencias calificadoras Fitch Ratings y Standard and Poor’s para bajar la calificación crediticia de México de BBB+ a BBB, sembrando el nerviosismo en las esferas gubernamentales (esta nota evalúa la solvencia de un país y condiciona los tipos de interés aplicados).

La CEPAL considera que el país debería beneficiarse indirectamente de la depreciación del peso mexicano en

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