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Recursividad Interminable y Frenesí Cósmico de Datos


Enviado por   •  15 de Mayo de 2014  •  Tesis  •  5.754 Palabras (24 Páginas)  •  142 Visitas

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Introducción

Hay antecedentes en la computación que permiten ubicar logros y obstáculos en el ámbito internacional y en una perspectiva histórica; las tecnologías de información y comunicaciones, conjuntamente con el avance de la globalización, podrían elevar la productividad a un nivel único en la historia, como en su momento sucedió con la Revolución Industrial, y ampliar sus impactos; afrontar tales desafíos requiere, inicialmente profundizar en la complejidad de las interrelaciones de los sistemas tecnológicos junto con los sistemas naturales y los históricos (vida material, cultura, economía, capitalismo, sociedad y política).

Recursividad Interminable y Frenesí Cósmico de Datos

Las grandes transformaciones se inician con cambios pequeños, así lo han señalado muchos filósofos e historiadores, lo que en el caso del microchip ha significado una recursividad prácticamente interminable a través de reiniciar, desde bases materiales cada vez más pequeñas, nuevas estructuras de civilización que originaron lo que algunos han denominado la era de la información, o del conocimiento, en tanto que otros la llaman el siglo del estado sólido, o del transistor.

El descubrimiento del transistor, el 16 de diciembre de 1947, por John Bardeen y Walter Brattain, en los laboratorios Bell de AT&T (1), inició una revolución científica y tecnológica que desembocó, entre otros aspectos, en el Valle del Silicio, la era espacial, el armamento de alta tecnología, las computadoras personales, los walkmans e Internet. El transistor devino en la célula nerviosa de la era de la información al existir casi un billón de transistores en la superficie de la Tierra; es decir, hay más transistores que hormigas, y por cada ser humano se dispone de 100 transistores (2) para tomar decisiones en la operación de productos que abarcan desde automóviles hasta lavadoras, juguetes y hornos de microondas.

Los logros como los mencionados han sido para el siglo XX lo que la máquina de vapor fue para el XVIII; y el telégrafo para el XIX; la máquina de vapor inició la era de la producción en masa y la del transporte ferroviario rápido; el telégrafo, la de la comunicación instantánea; y el transistor, la de la información, además de generar industrias como la de producción de chips que, si en 1990 representaba 50,000 millones de dólares, en 1997 significó 140,000 millones de dólares, y la que se espera logre empacar 250,000 millones de chips en una memoria hacia el 2012 (3).

El vínculo entre el hombre y el silicio, materia prima principal de los transistores, no es nuevo, pues nuestros antepasados más remotos en su proceso de hominización al construir y emplear herramientas de silicato, desarrollaron su inteligencia; sin embargo, no fue sino hasta la Segunda Guerra cuando las cualidades del silicio, en cuanto a semiconductor, o sea de regulación de flujo eléctrico, comenzaron a apreciarse en el control y amplificación de señales y en la detección de señales de radar, dando origen al transistor.

Después de que Shockley creó la primera empresa manufacturera de transistores en lo que hoy se conoce como el Valle del Silicio, tocó a Robert Noyce, de la empresa Fairchild, y a Jack Kilby, de Texas Instruments (4) descubrir independientemente uno del otro, cómo integrar varios transistores, y otros componentes eléctricos en segmentos de silicio, surgiendo el microchip, el caballo de fuerza de la microelectrónica moderna y de la computación personal.

Muchos consideran que estamos en la era de la información no tanto por la generalización del procesamiento de datos, sino porque es posible analizar de forma creciente casi cualquier problema como si se tratara de uno de manejo de datos, y contemplar el mundo como un frenesí de datos que aguarda ser dominado.

Sueño Inalcanzado: Producción Industrial de Software

El pasado 21 de junio se cumplieron 50 años de la puesta en operación del primer programa almacenado en una computadora digital, por Tom Kilburn en la Universidad de Manchester, Inglaterra (5); posteriormente, programas como el mencionado se convirtieron en componentes vitales para la difusión universal del cómputo, configurando lo que se ha denominado la Era Digital. Este avance fue logrado por Kilburn en colaboración con el profesor Freddie Williams, un experto en radar, quien buscaba mejorar la tecnología de rayos catódicos (CRT) a fin de resolver la persistencia en la dispersión del eco en sistemas de radar; Williams se percató de que si bien dicha persistencia generaba problemas en la pantalla de radar, podría servir para almacenar y, más importante, recuperar información para fines computacionales.

Durante ese lapso, investigadores estadounidenses y británicos se orientaron hacia la utilización de tubos de mercurio para almacenar datos, cuyo acceso resultaba lento y difícil; al juzgar ventajoso emplear CRT como memoria de lectura/escritura (RAM, Random Acces Memory), Kilburn y sus colegas construyeron "Baby", la primera computadora con memoria electrónica, la cual tuvo como tarea inicial, mediante sustracciones sucesivas, encontrar el mayor factor propio de dos elevado a la potencia 18.

Baby (6) fue construida a partir de interruptores de control provenientes de radios de aviones Spitfire y de válvulas destinadas inicialmente a sistemas de radar; medía dos metros de alto y cinco de largo, más o menos el tamaño promedio de las computadoras de entonces; sin embargo, en 1949, el logro de Baby era tan prometedor que la revista Popular Mechanics se arriesgó a pronosticar que las computadoras en el futuro podrían llegar a pesar menos de tonelada y media. Ante el potencial del descubrimiento de Kilburn y Williams, el Gobierno británico desarrolló un proyecto conjunto con la empresa de computadoras Ferranti, la que en menos de tres años, con base en la Baby, desarrolló la computadora comercial Mark One (7), el ancestro de las Ferranti Atlas, de los 60, y de las mainframes ICL, de los 70.

A raíz de la innovadora integración de software y hardware creada por esos investigadores ingleses, surgió una prodigiosa mejora continua del hardware, el cual casi mensualmente se vuelve más rápido y barato, mejora que desafortunadamente no ha sido acompañada por un ritmo comparable con el avance del software; por ejemplo, a lo largo de una generación no han sido modificadas sustancialmente ninguna de las categorías básicas del software del cómputo personal, como son las interfaces gráficas de usuario, o programas caballitos de batalla, por ejemplo, procesadores de palabras y hojas electrónicas de cálculo.

Dichas categorías, más allá de las apariencias, son el mismo sistema de interfaces con base en ventanas,

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