Tecnologías de la información y la comunicación: desarrollando nuevas generaciones

Tecnologías de la información y la comunicación: desarrollando nuevas generaciones

La llegada del siglo XXI dio lugar a, muy seguramente, uno de los eventos más relevantes que ha conocido la humanidad: las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación). Es extraordinario observar el avance que la nueva tecnología desarrolló (y aún desarrolla) alrededor del mundo, la sociedad se ha moldeado fruto de la adaptación provocada por el auge tecnológico vivido durante las últimas décadas. El constante proceso de innovación, en materia de tecnología, permite una innumerable cantidad de oportunidades: la información encontró diversificados canales de dispersión y ahora está disponible las 24 horas del día; los métodos de lectura y escritura son mucho más sencillos que los tradicionales; las personas pueden comunicarse sin importar el lugar donde se encuentren; entre otras. La sociedad, en su gran mayoría, encontró en la tecnología grandes beneficios.

En Superficiales. ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes?, Nicholas Carr destaca la gran influencia que tienen los nuevos medios en el comportamiento y pensamiento de las personas. Basado en el pensamiento del teórico canadiense Marshall McLuhan, Carr demuestra que el apogeo de estos nuevos medios se hallaba en el contenido que transmitían: “(A la gente) le importan las noticias del periódico, la música de la radio, los programas de la televisión... La tecnología del medio, por muy deslumbrante que pueda ser, desaparece detrás de todo aquello que fluya por él –datos, entretenimiento, educación, conversación–.” (Carr, 2011, págs. 13-14). Para las personas los canales de información podrían llegar a ser infinitos, se recibía todo tipo de información gracias a que la comunicación se simplificó enormemente. No obstante, esta inquietud de las personas por conocer tanto contenido se convirtió en un inconveniente, pues no notaban la transformación que sufrían sus mentes incitadas por la rutinaria utilización de los nuevos medios.

Actualmente, se puede apreciar el “aterrador exceso” del que habla James Gleick en su obra La información. La creación de cada vez más medios de comunicación facilita la propagación de información a tal punto que es imposible conocer todo lo que viaja a través de ellos. Gleick explica:

Cuando apareció la «teoría de la información», también lo hizo la «sobrecarga de información», el «exceso de información», la «ansiedad de información» y la «fatiga de información», estas dos última reconocidas en 2009 por el Diccionario Oxford de la Lengua Inglesa como síndromes puntuales de nuestra época: «Apatía, indiferencia o cansancio mental surgidos debido a la exposición prolongada a un exceso de información, especialmente (en su acepción más reciente) el estrés provocado por el intento de asimilar una cantidad excesiva de la información proveniente de los medios de comunicación, de internet o del trabajo». (Gleick, 2012, pág. 410)

La llegada de inventos como el de Gutenberg, provocó un cambio en la estructura mental de la sociedad, el método de escritura era mucho más simple y esto generó que los expresionistas aumentaran en cantidad y publicaran más y por ende más personas tenían acceso a sus escritos. Actualmente, es imposible no reconocer la funcionalidad del computador; es una herramienta casi que necesaria para las personas, muchos consideran que fue creado para hacerle la vida al hombre mucho más fácil. Desde enormes máquinas con memorias reducidas aparcadas en salones enteros, hasta pequeñas tablets multifuncionales, portátiles y accesibles, han sido las encargadas de desarrollar el proceso evolutivo de la comunicación.

Aún sin Internet, el computador significaba un factor de cambio social determinante en la historia de la humanidad, era la llave de entrada a la era digital. Con el arribo del Web, la tarea se hizo casi que sola. Las personas ahora tenían acceso a miles plataformas repletas de información nueva. Lo métodos de investigación se tornaron más rápidos y parecían ser más eficientes, ya no era necesario pasar horas buscando en una biblioteca, bastaba con ‘googlear’ el tema del cual se quería obtener información y ya está. Las ventajas parecían tan evidentes y provechosas que no había necesidad de pensar en las repercusiones futuras que semejante cambio tendría en el comportamiento social.

 Debido a la comodidad que brindan las nuevas tecnologías a hombres y mujeres alrededor del mundo, el método lineal, mencionado por Carr, mediante el cual funcionaban sus cerebros se tornó ineficiente: “Calmada, concentrada, sin distracciones, la mente lineal está siendo desplazada por una nueva clase de mente que quiere y necesita recibir y diseminar información en estallidos cortos, diseminados, descoordinados, frecuentemente solapados –cuanto más rápido, mejor–.” (Carr, 2011, pág. 22). El contacto inmediato con el mundo exterior que proporciona el Internet mediante plataformas interactivas, representa una necesidad para las personas de estar informadas y comunicadas. Nuestros cerebros buscar ser alimentados de todo aquello que esté en la nube, flotando, a la espera de más y más contenidos que intenten saciar ese impulso irrefrenable por obtener mayor conocimiento.

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