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Teologia Pastoral


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2014  •  5.449 Palabras (22 Páginas)  •  358 Visitas

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Teología Pastoral

I. NATURALEZA.

1. Concepto. La T. p. es la parte de la Teología (v.) que estudia el desempeño de la función de cura de almas. Etimológicamente la denominación de «pastoral» deriva -por analogía- de la misión del pastor: este oficio -cuidado y crianza de la greyexige atención, entrega, vigilancia, aprecio; y desde muy antiguo se encuentra aplicado, de modo figurado, a quien ha de velar por la comunidad. También la S. E. emplea con frecuencia esta figura referida a Dios, y a los reyes y, en general, a los que gobiernan Israel; los profetas también llaman pastor al Mesías esperado. Jesucristo gustó de acudir a la imagen del pastor en la predicación: parábola de la oveja perdida (Lc 15,1-10), descripción del juicio universal como una grey en que eJ pastor selecciona las ovejas de los cabritos (Mt 25,32-33), etc.; y especialmente en la alegoría del Buen Pastor (lo 10, 1-18), con la que reivindica para sí las profecías del A. T., y, por tanto, la misión stíprema de apacentar a su pueblo (V. BUEN PASTOR). La transmisión del oficio pastoral a sus sucesores (lo 21,15-17) y la utilización de este título por los Apóstoles (Eph 4,11; 1 Pet 5,1-4) hizo que pasara al acervo común de la Iglesia para designar a aquellas personas que debían velar por la grey cristiana y conducirla hacia su último fin, según las indicaciones del Pastor Supremo. Así, pues, T. p. es la ciencia teológica de la cooperación ministerial de la Iglesia al plan divino de la salvación que nos ha sida revelado por Jesucristo.

Se puede distinguir -aunque no separar- entre la pastoral como tarea o actividad (v. PASTORAL, ACTIVIDAD) y la T. p. como disciplina sistematizada: la primera -entendida como la práctica misma de la misión pastoral- ha existido siempre en la Iglesia por mandato de Cristo (cfr. lo 21,16 ss.); la T. p., como estudia sistemático de los diversos aspectos de la acción pastoral a la luz de la Revelación (v.), es una ciencia teológica que se ha ido desarrollando al mismo tiempo que la vida de la Iglesia. La denominación de T. p. es relativamente reciente: el término lo utiliza S. Pedro Canisio por vez primera en el s. XVI y aparece coma disciplina aparte en los planes de estudio del s. XVIII; pera esto no quiere decir que en los tiempos anteriores no se haya hecho tal ciencia, sino sencillamente que no se ha cultivado de forma separada, y, por tanto, que era estudiada e incluida dentro de la Teología en general. Insistamos finalmente en que la distinción entre actividad pastoraly T. p. no debe ser forzada; la T. p. supone el conocimiento de la naturaleza de la Iglesia y de la historia de su ministerio pastoral a lo largo de los siglos; si no se puede hacer ciencia teológica de ningún tipo, si el teólogo no se adentra con su propia vida en la intimidad divina, no puede hacerse T. p. si no se recorre a la vez el camino de la acción pastoral. Esto explica quizá que durante tantos siglos no se hayan preocupado demasiado de distinguir la ciencia teológica pastoral de la Teología misma, y sobre todo de la vida, exigencias y labor de la pastoral de almas, y que, por tanto, haya tardado tanto en nacer la T. p. como disciplina aparte.

2. La Teología pastoral como ciencia. a. Determinación de su objeto y contenido. Es ésta una cuestión debatida en el s. XX como resultado de la evolución histórica de esta disciplina en la época moderna. En el s. XVIII, al ser constituida como disciplina autónoma en las escuelas austriacas, es concebida como un estudio de la praxis sacerdotal desde una perspectiva más bien jurídica y reglamentadora, de acuerdo con las tendencias regalistas del ambiente austriaco de aquella época (v. JOSEFINISMO). A finales del s. XVlII y principios del XIX se inicia una corriente que quiere vincular la T. p. a una eclesiología más precisa e integral. En esta línea se mueven diversos autores de la escuela de Tubinga (v.), y especialmente, ya a mediados del s. XIX, Anton Graf, que propone una nueva estructuración de la T. p. que dejaría de estar centrada en el sacerdote y su ministerio para considerar a la Iglesia en su conjunto.

La idea de Graf ha tenido fuerte influencia en el desarrollo posterior de las estudios. Se entiende fácilmente, ya que tiene aspectos muy positivos: pone, en efecto, de relieve que todos los cristianos participan de la misión de la Iglesia y, por consiguiente, son responsables de la difusión de la verdad cristiana, etc. (v. IGLESIA III, 3-6; APOSTOLADO). Presenta, no obstante -si no es muy bien matizada-, aspectos negativos. En primer lugar, al poner el acento en la Iglesia en su conjunto como sujeto de la pastoral, corre el riesgo de desdibujar la diversidad de funciones, y provocar un olvida práctico -o al menos una minusvaloración- de la distinción entre el sacerdocio ministerial y el común de los fieles, dando así lugar a actitudes que coartan la libertad que la Jerarquía debe tener en el ejercicio de sus funciones o que clericalizan la vida laical. En segundo lugar -yen parte en dependencia de lo anterior-, puede llevar a un desconocimiento práctico de la diversidad de carismas y vocaciones individuales, originando una tendencia a la uniformidad y una centralización que mata la espontaneidad del espíritu. Por todo ello nos parece que caben dos soluciones:1) Concebir la T. p. como estudio de la actividad de toda la Iglesia, pero distinguiendo en ella una parte general, que estudiará algunos criterios generales (sentido de la fe y de la unidad, actitud de servicio, etc.), y que sería necesariamente muy breve, y diversas partes especiales, según los ministerios o funciones que se consideran.

2) Centrar la T. p. en el estudio de la actividad de los pastores en sentido estricto, es decir, aquellas que, junto con la consagración sacerdotal, han recibido el ministerio de la cura de almas. Esta segunda solución parece preferible, ya que, de una parte, las principios generales a que hemos hecho referencia son las consecuencias de una buena eclesiología y son por eso ya vistos en ese tratado; y, de otra, el adjetivo pastoral tiene en la tradición cristiana un significado preciso que no nos parece oportuno desvirtuar. Finalmente, el apostolado que realizan los fieles es tan variada -depende de las múltiples situaciones de familia, cultura, sociedad, profesión, etc.que pretender someterlo a unas reglas resulta metodológicamente imposible, con lo que se oscilaría entre afirmaciones genéricas o la tendencia a una reglamentación excesiva que ahogaría la vida; es importante, repetimos, salvaguardar la legítima libertad personal con la que cada cristiano debe cumplir la misión apostólica a la que por el Bautismo (v.) está llamado.

En resumen, lo que hay

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