Acerca Del Subvalorado Rol Del Docente

ACERCA DEL SUBVALORADO ROL DEL MAESTRO

Sólo quienes ven pueden darse cuenta de que falta algo.

Mario Bunge

Solemos soñar con una sociedad crítica, democrática y justa y en este sentido hemos comprendido que la educación y la ética juegan un papel transcendental. Por esta razón, conscientes de que las decisiones y las acciones que se toman al respecto, nos afectan directamente, asumimos el compromiso de reflexionar comenzando por la autocrítica de nuestro rol docente, a la luz de tres documentos puestos a consideración en nuestra clase de ética y labor docente:

El compromiso ético del docente, de Hernry Giroux(1997).

Los profesores como intelectuales transformativos, de Irazema Ramírez H. y

La función del docente: entre los compromisos éticos y la valoración social, escrito por el docente colombiano Oscar Armando Ibarra.

PLANTEAMIENTO

En los dos primeros documentos, la docente mexicana Irazema Ramírez y el norteamericano Henry Giroux nos recuerdan que el compromiso ético es impostergable, que debemos asumir frente a la compleja realidad social, un compromiso que no admite actitudes indolentes y pasivas frente a la crisis de identidad y de pertenencia con nuestro entorno inmediato. Y no solo eso, sino que además nos obligue a elucidar acerca del tipo de creencias que circulan por nuestro imaginario colectivo y que nos impide convertirnos en los docentes intelectuales transformativos, capaces de examinar las fuerzas ideológicas que amenazan con convertirnos en meros reproductores, de lo que Giroux denomina "pedagogías gestionarias".

Por qué "gestionarias"? definitivamente porque reducen y subvaloran el rol del docente a mero ejecutor de un programa en el cual no tuvo participación, simplemente lo adiestran en labores rutinarias, que nublan la visión de una escuela concebida como el lugar donde concurren hechos culturales, económicos y sociales, pero inseparables de los temas del poder y el control. De ahí la necesidad que surge de hacer lo pedagógico más político y viceversa.

Podemos decir entonces, que si la educación maneja un discurso, el maestro será su guía principal, el que está llamado a hacer coincidir sus intereses y quien va a insertarla en la esfera política. Inserción que no será fácil, porque implica adecuarla y optimizarla. En una lucha para determinar su significado y sus relaciones de poder transformador, donde será fundamental que el docente participe en las reformas educativas, que se organice y que ejerza un liderazgo con ideas que transformen. No se trata solo de estandarizarla para estar a tono con lo que ocurre en el orbe, sino que es consciente de que no todos

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